Parte II: Sobre el TABÚ
con lo Extraterrestre
Idealmente, los científicos
deberían cambiar sus teorías basándose en EVIDENCIAS
pero aspectos políticos, sociológicos y sicológicos muy enraizados bloquean sus
investigaciones de ciertos fenómenos no solo porque contradicen sus “paradigmas” establecidos sino también
interpretaciones atávicas de la realidad física. Muchos científicos reconocidos
simplemente declaran que “no hay evidencias científicas” u “objetivas” respecto
a una posible presencia extraterrestre inteligente en la Tierra. A veces lo
dicen autoritariamente sin conocer los datos ni haber realmente estudiado el
tema o solo porque en las revistas especializadas y en las instituciones
científicas formales y ortodoxas que ellos conocen no se trata sobre el tema
seriamente por lo que asumen que, si la información no ha llegado a esas
instancias, simplemente no existe y todo es una patraña, ilusión o
charlatanería. Creo que la charlatanería se haya más en el rechazo a la
evidencia que en quienes están abiertos a ella.
Los comentarios de rechazo a la
evidencia son sumamente perniciosos para la sociedad y pueden generar un
retraso en el cambio urgente en conocimientos que las personas ya necesitan
incorporar sobre sí mismas y lo que es la realidad. Estos comentarios refuerzan
en las personas mal informadas, indecisas y cerradamente escépticas lo que
parece ser una supresión extra oficial de la confirmación de la presencia
extraterrestre a nivel internacional…mientras la humanidad continua moviéndose
casi en automático hacia un tipo de desarrollo material inarmónico desconociendo
aspectos fundamentales de su relación intrínseca con principios de vida más
necesarios, profundos e inclusivos.
Utilizo el concepto de “paradigma” pero también incluyo conceptos de Sicología
Integral (basada en la Teoría Integral de Ken Wilber) en los que se asume que nuestra capacidad de percibir, revelar, e interpretar aspectos de la realidad
se desarrolla (junto con varias “inteligencias” o líneas de desarrollo) por
etapas que son más o menos inclusivas. Más aun, propongo que, en la
historia del desarrollo humano (incluyendo etapas tribales, mágicas y míticas),
hemos mantenido formas patológicas de relacionarnos con aspectos de realidades
que podemos ocasionalmente percibir pero que no se limitan a una física clásica
(aunque incluyen e interactúan con ella). Sostengo que entender racionalmente
cómo funciona a esta interacción podría ser un factor importante para aprender
a vivir en mayor armonía con códigos más profundos de interacción en la
naturaleza, entre nosotros mismos y con otras inteligencias que - basándose en
ese entendimiento - ya pueden manipular el espacio y el tiempo desligándose de
ciertas limitaciones de manera no clásica.
Creo que la revelación mundial de
la presencia extraterrestre (una presencia que aparentemente utiliza un nivel
de realidad psíquico, transcendente pero incluyente del espacio-tiempo para
modificar la realidad física clásica) nos ayudaría a reconocer estos aspectos
de la existencia (u otros niveles de realidad) con los que siempre hemos
convivido pero con los cuales frecuentemente hemos tenido malas
interpretaciones. Nuestras bases culturales y nuestra incipiente civilización
planetaria podrían cambiar de manera básica y esencial saliendo por primera vez
de su parroquialismo condicionado por el apego a una fracción física de la
creación. Si no hacemos esto, creo que no podremos sostener la continuidad de
la experiencia humana por nuestros propios medios por mucho más tiempo puesto
que no podremos adaptarnos a un mundo interconectado con manifestaciones
emergentes complejas propias de una no-linearidad asociada a un intercambio con
otras realidades.
Comprender los orígenes suprafísicos de la realidad física nos daría un
concepto mucho más amplio de lo que es un comportamiento apropiado en armonía
con la naturaleza, de lo que se requiere para vivir de manera segura, lo que
son nuestros derechos y responsabilidades como seres inteligentes con
conciencia planetaria. Al comprender (aunque sea un poco más esto) podríamos
relacionarnos con un nivel superior de entendimiento en una comunidad cósmica
muy vasta. Empezaríamos a comprender por qué generalmente los seres
extraterrestres prefieren no interactuar abiertamente con nosotros, salvo –hasta
hoy - pocas excepciones. Comprenderíamos que para relacionarnos soberanamente
con ellos manteniendo nuestra independencia como especie hay que participar
creativamente en un modo de vida superior.
La supresión de la presencia
extraterrestre no es solo debido a un egoísmo o a una maldad, a intereses
creados o a grupos de poder; es un tema más profundo que se fundamenta en que
casi todos nosotros primariamente funcionamos
bajo premisas clásicas exclusivistas. Bajo
estas premisas exclusivistas y una percepción dicotómica de la vida amplificada
por un instinto interpretativo de origen primate los líderes ortodoxos de
cualquier nación hubieran hecho lo mismo pues sería una reacción natural de
tratar de ocultar aquello que cuestiona esa lógica que proporciona algunos márgenes de seguridad y funcionalidad
(aunque sea temporalmente y mientras se puede forzar un control al aferrarnos a
patrones mentales rígidos y a paradigmas conocidos).
Es natural que –al colectivamente
representar ante el mundo estos patrones mentales, lógicas, supuestos y
paradigmas conocidos – el aspecto clasificado, escondido de la nación moderna
racional-instrumental más poderosa del planeta haya en gran parte suprimido la
información sobre los seres extraterrestres y es natural que esto siempre haya
sido de una u otra forma en relación al temor y a una lógica dicotómica que
deriva en “ganar o perder”. También es natural que dentro de esa misma gran
nación (que primero instituyó la democracia y adoptó los principios de la
Ilustración en las américas) hayan surgido tantas voces independientes que
claman por la verdad, por el derecho de decidir por uno mismo. Ambas tendencias
ocurren simultáneamente; una para mantener la estabilidad de sistemas ideológicos
y sociales conocidos y la otra para modificar los sistemas basándose en la
intuición que las ideas y procesos también pueden redefinirse con éxito bajo
parámetros de integración y armonía más complejos, inclusivos e integrales.
Como muchos otros creo que ya es
tiempo de liberar la información más decididamente, especialmente la que no
compromete la seguridad por divulgar tecnologías que podrían ser usadas para
atacar o violentar a las personas. Necesitamos liberar la mayor cantidad de información
que puede ser liberada porque la humanidad necesitaría un gran estímulo o
acicate exterior a si misma para dejar de existir con tanto énfasis bajo el
pensamiento dicotómico. Necesitaríamos el estímulo de lo que existe como un
poder efectivo “extra” o “exo” para repensar quiénes somos y qué es todo, “saliendo
de la caja” tomando conciencia no solo de la presencia extraterrestre sino principalmente
de la interconectividad con la naturaleza que esta implica. Así podríamos tomar
en serio los modelos integrativos que ya se están generando para sanamente integrar
constructivamente lo mejor de todas las
ideas y culturas reorganizando a la humanidad dentro de un todo armónicamente interconectado.
Si no cambiamos, la realidad se
va a escapar de nuestras manos: Su complejidad, sus propias reglas, las
realidades más inclusivas con las que se interconecta, escapan de nuestras
polarizaciones lógicas, reduccionismo, fisicalismo y linealidad. En otras
palabras, no podemos seguir pensando como lo hemos venido haciendo ya que cada
día que pasa los sistemas (económicos, políticos, etcétera) que hemos creado
adquieren mayores características no-lineales y no responden a nuestros
intentos de forzar un control de manera clásica y lineal. Al descubrir la
presencia extraterrestre (capaz de utilizar fundamentos de la realidad no
clásicos para crear efectos clásicos) nos percataríamos de realidades que
existen más allá de nuestro reducido “cubículo existencial” y naturalmente
entenderíamos la importancia de extender nuestros vínculos hacia realidades que
nos incluyen y nos trascienden porque de otra forma nos descubriríamos como
inadecuados, insuficientes, incoherentes, insostenibles e incompletos.
Necesitamos descubrir las
conexiones no clásicas para sobrevivir en el mundo de hoy. Realmente
percatarnos cómo hacerlas funcionar parta nosotros descubriendo que son reales
y no solamente ideales filosóficos que, según nuestra experiencia cotidiana,
nunca pueden ser tomadas en serio. Según múltiples evidencias psíquicas, extra
corpóreas, esotéricas-explorativas estas
conexiones existen dentro de nosotros superando
nuestro limitado sentido de separación adaptado a las limitaciones de
espacio-tiempo y que -según muchos indicios- los extraterrestres capaces de
manifestarse a voluntad en nuestra realidad ya pueden controlar.
Debemos desmitificar y tomar en
serio los eventos “paranormales”, y las experiencias anómalas que podrían
llamarse “metafísicas-empíricas” (o metafísicas que son empíricamente demostrables
tanto individualmente como en grupo), esto es, que se pueden percibir por los
sentidos físicos y-o por sentidos no-físicos en ciertas ocasiones (a diferencia
de la metafísica filosófica que se explora como un estudio racional). Ciertos
aspectos de estas experiencias fueron de una u otra forma incorporadas diversas
sociedades (y por sus élites legitimadoras y normativas particularmente en
culturas y sociedades pre-modernas (hoy frecuentemente llamadas “mágicas” y
“míticas”). Son manifestaciones de las conexiones internas de la naturaleza,
modalidades en las que la información adquiere sentido en varios niveles
interconectados de realidad.
La ciencia moderna clásica y el
uso de la lógica racional Aristotélica-clásica con el pensamiento
instrumental-analítico y sus métodos derivados nos sirvieron para aprender a
diferenciar entre aspectos de la realidad de manera más exacta – lo cual se
puede considerar como un avance – pero, asimismo, limitaron nuestra atención a
lo que se podría comprobar con el método científico para las cosas físicas.
Luego, gracias a cómo nos ofrecían bienes materiales sirvió para que los
líderes culturales y las colectividades deslegitimicen gran parte de nuestras
conexiones con otros niveles metafísicos en los que la subjetividad se relaciona de manera inextricable con
eventos u objetos materiales exteriores a través de un nexo suprafísico.
Este “avance” sirvió para
aprender a diferenciar y analizar elementos del mundo pero también para
desencantarlo y desligarnos de aceptar experiencias metafísicas de carácter
empírico. También nos apegó a los resultados del método científico aplicado a
la manipulación de la naturaleza física clásica, a la producción-transformación
material y la generación de “artificialeza” y continua distracción en sumo
grado. Aunque nos liberó de muchas formas de pobreza, explotación, enfermedad,
esclavitud e ignorancia también nos desvinculó de aspectos suprafísicos que
antes aceptábamos con mayor naturalidad.
Para distinguirse de las eras
definidas por lo que desde la modernidad llamamos “mito” y “superstición”
constituían elementos válidos para explicar la realidad y organizar la
sociedad, las autoridades culturales del mundo moderno, las élites que
sustentan las nuevas organizaciones y sus relaciones sociales tienden a
identificarse con el poder que rinde resultados prácticos en nuestro mundo
exterior, un poder de la ciencia moderna para modificar la realidad física
clásica, para crear tecnologías, y satisfacer necesidades. Por el sentido de
separación e incompletud asociado a
nuestros “instintos” físicos fue natural que quienes ostentan el poder se alíen
a una defensa de la visión del mundo que la ciencia clásica transmite.
En este ámbito, el rol de la conciencia como fundamento
integral de la realidad no se entiende; tampoco se entienden las formas de
sutiles de significado e información que organizan o inciden en la organización
de la realidad y que podrían superar los parámetros o fronteras físicos y
espacio-temporales. Lo paranormal, lo
metafísico, lo interdimensional, lo parapsicológico y lo ovnilógico existe, se
ha investigado, se ha demostrado pero - dentro de la percepción clásica - no se
puede entender ni se quiere entender. Es más ofende y produce rechazo. Es
un gran reto que debe asumir la humanidad y sus líderes intelectuales para
comprender al mundo desde la perspectiva de su complejidad vital, sinérgica,
cualitativa y cuantitativamente conectada y creativa.
Creo que ese “instinto” que nos
adapta a la materia en su versión física clásica nos informa subconscientemente
de manera que una parte de nosotros siente que tratar esos temas (aún bajo una
investigación científica ampliada) equivaldría a retroceder a una época de
mayor oscurantismo e ignorancia. Así,
cualquier evidencia contraria al supuesto implícito fisicalista pasa erróneamente
a un segundo plano y se siente, piensa y juzga a priori que ciertos fenómenos (o sus explicaciones
extraordinarias) deben por necesidad ser falsos. Falazmente se “sabe” de
antemano que son “locuras” que no pueden existir; que no corresponden a los
sentimientos que vivimos y a lo que interpretamos a través de lo que informan
nuestros sentidos. Así, principalmente las evidencias y las experiencias son
rechazadas por quienes por una razón u otra defienden más que otros una visión o
percepción clásica de la vida lo cual frecuentemente se constituye en un fanatismo
tan crudo como aquel basado en una apertura excesiva a explicaciones
extraordinarias sin una fundamental y bien sopesada objetividad. Es que este
“instinto” refuerza un modo de ser divisorio, categórico, dicotómico.
Y me parece que las
personalidades que ciegamente apoyan lo que en líneas generales puede llamarse el
“estatus quo epistemológico” tienden
a confirmarse a sí mismas - y por ende a todos sus seguidores – en esta
percepción. Es una doctrina y una resistencia al cambio y entre los fenómenos
mal vistos se hallan los aspectos de la fenomenología OVNI relacionados a la hipótesis extraterrestre. Tratar este
tema en serio se vuelve TABÚ o algo
que aunque hay evidencias que existe no se
reconoce sicológica o socialmente por la “inteligentsia” oficial del estado
moderno y, en todo caso, si se le percibe, queda relegado al mito, a lo
fantástico, a la ficción, a las películas pero siempre a lo prohibido si ha de
ser tomado en serio. Así se preserva un sentido religioso de la vida basado en
un orden clásico e irracionalmente se considera “falso” a todo lo que parece no
coincidir. A mayor apego a la oficialidad ortodoxa mayor el rechazo irracional
a lo que no coincide con ella.
¿Cómo podemos explicar que, luego
que apareciera lo que parecía ser un gigantesco objeto anómalo sobre la ciudad
de Phoenix, Arizona en 1997 casi no se investigara oficialmente nada sino hasta
mucho después de pasado el evento y quizás solo gracias la presión y exigencia
de innumerables llamadas y exigencias de simples ciudadanos y testigos capaces
de trascender (gracias a lo que pueden percibir por sus sentidos) el TABÚ? Dicho de otro modo, algo
gigantesco que bloqueaba la luz de las estrellas se manifestó sobre los cielos
de una gran ciudad norteamericana moderna y las autoridades oficiales o quienes
trabajan en mecanismos de seguridad no lo podían reconocer! No importaba que
algo tan grande pudiera haber invadido el espacio aéreo. Eso es (al menos para
el oficialismo) la manifestación de un TABÚ
que enceguece, que bloquea no solo el reconocimiento conceptual sino hasta la
percepción empírica de quienes realmente no quieren ver. Es la manifestación de
algo que existe pero que en la práctica interpretativa oficial no existe. http://www.thephoenixlights.net/PL_Home.htm
Lo mismo ocurre con otros
fenómenos que en ciertos meses del año en el hemisferio norte también se
relacionan con la hipótesis extraterrestre. Son los “agrogramas” o “agro glifos”
(“crop circles” o “corn circles” en inglés) que aparecen
en los campos de cereales principalmente circunscritos a una zona de Inglaterra
cerca de Stonehenge pero también en otros países. No parece tener gran
consecuencia ni para la prensa, los gobiernos o para la mayoría de científicos
aunque algunos de ellos se hayan manifestado en código binario o que se hayan
demostrado alteraciones biofísicas en las plantas de cereal utilizadas, así
como que ingenieros como Colin Andrews
hayan hallado anomalías electromagnéticas y mucho más. http://www.bltresearch.com/
La curiosidad de la gente
respecto de los “agroglifos” parece
haber sido fácilmente sosegada solo con algunas explicaciones prosaicas
filtradas en el imaginario público pero que son de naturaleza tal que, si uno
investiga cuidadosamente los detalles, se revelan como insuficientes o falsas
para aclarar el misterio de manera realmente “científica”. Sucede que cuando
los estamentos tradicionales ofrecen una explicación razonable o una duda
razonable a la explicación más fantástica el cuestionamiento es acallado o
controlado. No importa si luego se demuestra a través de investigaciones que
requieren un gran esfuerzo personal que la explicación dada o la duda generada
fueron completamente inválidas.
A mi parecer, el “instinto” de lo
que es físicamente “real” (automáticamente ayudándonos a interpretar la
realidad bajo la óptica de una física “clásica”) nuevamente toma control de la
situación social y sicológica con mucha facilidad y la gente simplemente deja
de cuestionar y se relaja (o duerme) adoptando una explicación más cómoda (sea
esta verdadera o falsa). Permanecemos “aquietados” por nuestro propio bien en
parte por complacencia y en parte debido a que no nos informan las autoridades
de evidencias en favor de la “hipótesis extraterrestre”. En todo caso –aun
cuando sospechamos del engaño - muchos confiamos en que las autoridades se
encarguen y delegamos nuestra responsabilidad personal. Y así hemos permanecido
(con algunas notables excepciones) en un estado
relativamente “quiescente” por unos 70 años desde el comienzo de la “era
moderna” del fenómeno OVNI en los años 40’ del siglo XX aunque no tanto con los
“foo fighters” vistos sobre Noruega
y otras partes de Europa durante la Segunda Guerra Mundial sino más bien
establecida en el imaginario público con dos eventos que afortunadamente fueron
definidos al comienzo por actos de racionables y razonables de sinceridad ante
la sociedad civil: El avistamiento de Kenneth
Arnold y la caída cerca de Roswell, Nuevo Méjico de – por lo menos - un
objeto tan anómalo que bien podría definirse como “nave extraterrestre” por los
testigos. http://www.roswellfiles.com/witness.htm
En Phoenix, el caso de Marzo de
2007 de lo que parecía ser un gigantesco objeto fue supuestamente explicado
como “luces de bengala” producidas por de unas maniobras que no
coincidían en cuanto a su movimiento de caída (que es mucho más rápido en forma
de caída desigual) ni en la hora del evento y en Inglaterra fueron básicamente
dos ancianos engañosos (Doug y Dave)
que mostraron ante la televisión cómo hacían marañas un tanto imperfectas con
planchas de madera y cuerdas (en vez de los precisos agrogramas con las
múltiples características anómalas de los auténticos). www.cropcircleconnector.com
La gran prensa normalmente se
asocia con los estamentos de la ortodoxia formal, pobremente entiende e informa
sobre estos temas pero aun así se limita a retransmitir las plausibles
explicaciones plausibles generando un enfriamiento colectivo en la necesidad de
saber qué está pasando. ¡Qué forma tan
fácil de prevenir un movimiento social!
Como el caso Roswell que fue oficialmente explicado por “maniquíes” y por “globos meteorológicos” los hechos no corresponden a las
explicaciones dadas pero generalmente bastan para acallar la curiosidad y la
exigencia popular. También bastan para ofrecer tranquilidad a la mayoría de los
científicos que saben que deberían investigar evitándoles entrar en la
contradicción de pretender de ser “objetivos” pero sin estudiar un tema de
grandes implicancias que ofrece evidencias circunstanciales, testimoniales,
documentarias y objetivas. Para olvidarse de la obligación de interesarse en el
fenómeno OVNI frecuentemente afirman que es algo ridículo o que simplemente se
sabe que no puede ser o acentúan investigaciones pseudo científicas aunque
ocasionalmente refrendadas por el estatus quo oficial (como infame “Informe Condon” que sirvió para recomendar la clausura del “Proyecto Libro
Azul” y de activamente desacreditar la hipótesis extraterrestre algo
bastante efectivo ante la gente que se apoya en sus autoridades para decidir
sobre este asunto y a pesar de no haber
podido explicar convencionalmente un 30% de los casos que estudiaron).
Luego, el interés mediático en
los años 80’ debido al redescubrimiento
del Incidente Roswell de 1947 (en el
que se describieron seres delgados con las cabezas desproporcionadamente
grandes) fue aquietado/acallado con la explicación de unos maniquíes, pero
resulta que estos medían unos 6 pies de alto (1.80 m) y eran relativamente
pesados como los pilotos estadounidenses promedio.
Y en 1947 para acallar el revuelo
del incidente, el General Ramey le
ordenó al mayor Jesse Marcel, (el
oficial de inteligencia de la base en Roswell entrenado para reconocer globos y
otros objetos metálicos convencionales) posar con restos del papel metálico de
un globo meteorológico para dar la impresión al público que él había confundido
un globo con una nave extraterrestre. En
ese entonces, la prensa, que se había ocupado tanto de la primeria noticia
oficial reportando una nave extraterrestre se aquietó de inmediato y no
investigó mucho más. Además de sentirse cómodos con una explicación
convencional y de tratar de no salirse de línea con los demás poderes del
estado moderno, en ese entonces, los militares gozaban de un gran prestigio
entre los periodistas y el público en general porque acababan de ganar la
Segunda Guerra Mundial y salvar al mundo de dictaduras de pesadilla. Aun así, la
supuesta investigación objetiva - supuesto pilar de la civilización moderna - quedo
relegada a segundo plano.
Desde el comienzo la
investigación oficial se dividió en quienes creían en la posibilidad de la
Hipótesis Extraterrestre y los que creían en su imposibilidad y siempre
trataban de llegar a explicaciones convencionales. Según hallazgos en sicología
del desarrollo quizás los primeros tienen un nivel de consciencia capaz de
utilizar los conceptos y métodos racionales-modernos y los segundos se apoyan
en estos conceptos y métodos para sustentar un nivel de consciencia
principalmente pre-moderno. El segundo grupo más conservador necesitaría
figuras autoritarias que avalen lo que les es permitido creer.
Quienes representan la élite
controlando la cultura formalmente y sabían lo que estaba pasando (generalmente
militares, científicos en grandes instituciones, políticos, y académicos en
general) no querían informar abiertamente a la ciudadanía pues junto a una
visión dicotómica materialista y desconfiada (que llaman “realista”) mantienen
su auto identidad, organización y métodos de trabajo fundamentándose en la
credibilidad del estatus quo establecida bajo la efectividad física de una
visión y lógica que se aplica más al mundo cuando este se revela a través de
los sentidos clásicos. Esta lógica – con su medio excluido - induce a la
polarización de nuestras experiencias y concuerda con lo que he llamado
“instinto” de adaptación al mundo material o físico clásico.
Estas élites influirían en el segmento de la población que
inconscientemente se identifica en relación a quienes ostentan el poder socialmente
efectivo bajo las modalidades del
poder político, el poder represivo, el poder económico y el poder
académico-cultural. Por ello son fácilmente aquietadas con las
explicaciones falsas expresadas por estas élites solo si poseen un mínimo de
plausibilidad y concuerdan con los esquemas conceptuales de la sociedad
moderna. Quizás un deseo inconsciente de pertenecer a o de alinearse con la
estructura social y cultural élite facilitaría las actividades de supresión de
la información o de desinformación. Esto probablemente sea parte de nuestro
legado evolutivo como primates en el cual necesitamos pertenecer o ser aceptado
por el grupo dominante.
Sin embargo, estimo que un
significativo porcentaje de la población es más adaptativa hacia paradigmas que
admiten lo paranormal, incluyendo la hipótesis extraterrestre. Ellos podrían
ser así sin necesariamente reflejar a un elevado nivel de desarrollo cognitivo
y ético. Simplemente tendrían una mayor apertura instintiva conectada a otros
niveles de realidad que funcionan bajo lógicas no clásicas. Tendrían mayor naturalidad y flexibilidad
para aceptar cualquier experiencia empírica aun cuando parezca contradecir una
percepción formal y clásica de la realidad. Quizás la mayoría de estas personas
no organizan (o no necesitan organizar) sus vidas en torno a instituciones
formales representantes de las estructuras de pensamiento modernas y clásicas.
¿Qué se puede hacer hoy en día
para que se tomen en serio aquellos porcentajes de evidencias OVNI que avalan
la la hipótesis extraterrestre? ¿Cómo podemos cambiar colectivamente luego de
70 años de acumulación de evidencias genuinas (a pesar del rechazo irracional, de la distorsión y de la
manipulación) al punto que puedan llegar a ser oficialmente reconocidas? No
creo que el pánico social debido a una posible revelación de la presencia
extraterrestre sería algo tan dramático y extenso como se piensa (especialmente
luego del anuncio radial de Orson Welles
sobre un supuesto ataque extraterrestre en 1938). Una cosa es anunciar un
ataque activo en la costa este (algo que naturalmente puede causar pánico) y
otra la simple presencia de civilizaciones extraterrestres que (en su conjunto por
no proceder como nosotros y probablemente además debido a un equilibrio de
poderes y respeto mutuo entre ellas) no nos han atacado de esa manera. Por lo
pronto ya ha habido muchas desclasificaciones de archivos OVNI de parte de
varios gobiernos y fuerzas aéreas del mundo (como Brasil y Gran Bretaña) y
prácticamente no ha habido ninguna reacción social de envergadura.
No creo que las conclusiones del
llamado “Informe Brookings”
comisionado por la NASA al Brookings
Institute para estudiar las consecuencias de un posible descubrimiento de
una presencia extraterrestre (entregado a la Cámara de Representantes del
Congreso USA en 1961) sea lo que realmente se aplica ante esta realidad. http://www.enterprisemission.com/images/brook-7.gif
Básicamente se dijo que el
registro antropológico de la humanidad indicaba que cuando una civilización
tecnológicamente superior entra en contacto con una tecnológicamente inferior
la segunda se desintegraba. Creo que
extrapolaciones basadas en “la historia de la humanidad” no se aplican bien en
casos de posibles contactos abiertos con seres extraterrestres (que para
manipular el espacio-tiempo y para haber sobrevivido el comienzo de su era
planetaria “moderna” probablemente funcionan bajo perspectivas más holísticas,
integrales y complejas). Mientras algunos seres (aun funcionando bajo
perspectivas más integrales) podrían considerar que –debido a nuestra
inconsciencia y al peligro que representamos- sería perfectamente legal
invadirnos, exterminarnos, reemplazarnos o sojuzgarnos, la lógica no sería como
la humana. No nos considerarían esencialmente aparte de un todo en el que ellos
participan.
Estimo que en la medida en que no
se aniquile y-o reprima activamente a una población tecnológicamente inferior y
en la medida en que no se elimine a sus líderes culturales ortodoxos y-o a un
porcentaje de sus “creativos culturales”, lo que ocurre no es necesariamente
una destrucción o una burda transculturación y-o asimilación cultural sino que
puede generarse una adaptación creativa,
un enriquecimiento mutuo, un SINCRETISMO
constructivo. Establecer contacto con seres de pensamiento más holístico e
integral de la variedad que respeta nuestra idiosincrasia y potenciales
positivos aun no demostrados podría enriquecernos mutuamente.
Las experiencias represivas en
las sociedades humanas basadas en la intolerancia y un exclusivismo propio de
etapas culturales pre modernas y pre egalitarias no necesariamente aplicarían
en una mayoría de casos de contacto con extraterrestres a menos que se
establezca contacto exclusivo con sub grupos cuya naturaleza intrínseca (por
ejemplo con algunos de los supuestos “reptilianos” que aparentemente consideran
que su genética es más estable y superior) sea excesivamente jerárquica pero
aceptable dentro del orden general de las cosas.
Creo que en parte la situación
podrá cambiar cuando las personas con personalidades conservadoras identifique
su valía personal (y su instintiva necesidad de sobrevivir adaptándose) con una
nueva élite (primero cultural y luego política) que tome realmente en serio la
hipótesis extraterrestre. Sucederá cuando lo obvio de la presencia
extraterrestre demande respuestas creativas y coherentes. Sucederá cuando por
necesidad de entender sobrevivir y adaptarse las personas identifiquen a sus
nuevos líderes culturales y referenciales entre quienes aceptan los paradigmas
y modelos capaces de explicar esta presencia, sus códigos y sus implicancias. También cambiará cuando un número suficiente (10%?) de la gente “de a pie” (menos
comprometida con las instituciones formales que representan el estatus quo)
deje de apoyar las explicaciones convencionales clásicas dentro una manera de
organizar la sociedad que ya es insostenible y, tanto las personalidades
conservadoras como aquellas que son más liberales, flexibles y adaptativas ante
lo “paranormal” y ovnilógico realmente necesiten líderes que los sitúen en lo
qué está pasando.
Creo que nos hallamos ante un
cambio mucho más fundamental y profundo que un típico “cambio de paradigmas”
(que ya de por sí sería único y difícil): nos hallamos ante un reformulamiento
del ser humano a nivel global, incluyendo un reformulamiento de nuestras bases
epistemológicas esenciales, de lo que creemos saber y por qué lo sabemos y
hasta de lo que nuestro “instinto” de adaptación a una experiencia física
clásica nos informa. Sería el comienzo de activar una forma de ser más
intrínsecamente conectada con la “realidad” en múltiples niveles. Sería el
comienzo de superar un impase que ha existido no solo desde el inicio de la era
moderna sino aun en nuestras sociedades pre-modernas basadas en
explicaciones mágicas y míticas que,
aunque concebían otros niveles de realidad no físicos, sometían al ser humano a
otras formas de esclavitud, sacrificios, interpretaciones dogmáticas
exclusivistas, una racionalidad limitada débil en distinciones.
Si las personas menos
psicológicamente aferradas, dependientes o dedicadas al estatus quo intelectual
pueden simplemente reconocer por sentido común que existe evidencia adecuada
para la Hipótesis Extraterrestre, tenemos esperanza para un cambio social. Los
que se hayan fuera de la distribución gaussiana o del promedio de las masas en
este caso serían los menos ortodoxos y a través de ellos se podría cambiar la
sociedad, lograr contactos diplomáticos con otros seres inteligentes fuera de
nuestro “cubículo” y exigir un cambio a los líderes políticos y científicos. Empezaríamos
a restablecer el contacto con otros mundos sutiles, síquicos y espirituales
siempre presentes en nuestra cotidianidad; mundos que fueron rechazados durante
el periodo moderno clásico bajo una razón instrumental dicotómica pero que eran
fácilmente aceptados (con un menor grado de distinción racional objetiva) en
las llamadas sociedades pre modernas. Descubriríamos una forma más integral de
ser, de obrar y pensar, manteniendo los logros del pensamiento racional
hipotético-deductivo y discursivo pero supeditado a una lógica más inclusiva de
relaciones complementarias y con dialécticas afines a niveles de existencia más
sutiles que posiblemente los seres extraterrestres (que superan los límites
clásicos espacio temporales) pueden utilizar para manipular la física de manera
cuántica y psíquica.
Estudios realizados por sicólogos
del desarrollo humano como Robert Kegan
de la Universidad de Harvard nos indican que como seres nos desarrollamos por
etapas más o menos estructuradas en las que nuestra auto identidad ética y
nuestra capacidad cognitiva para manejar y admitir información se va ampliando.
Según Kegan, para vivir adecuadamente en el mundo actual hiper conectado demandaría
una mente autogestionaria pero que no solo sea individualista como en la
modernidad sino “inter-individualista”. Para esto habría que desarrollar lo que
él llama un “5to Orden de Conciencia”.
Estimo que con este “orden” o nivel cognitivo y de la personalidad empieza la
capacidad de adaptarnos, comprender y manejar flexible, holística e
integralmente los fenómenos de auto-organización que la vida social actual
demandan dentro de la globalización.
También considero que, sin el
reconocimiento de la presencia extraterrestre y la necesidad de comprender sus
profundas implicancias, estos y similares hallazgos de la sicología del
desarrollo no se tomarán en serio. Asimismo, considero que sin educar a la
gente en relación a la vida extraterrestre, los otros modelos integrativos
sobre los que se puede basar la educación y la sociedad del futuro también
serán insuficientes. Considero que carentes de lo que implica el factor
extraterrestre y los conocimientos acerca de nosotros mismos que esto conlleva,
los individuos continuarán pasando de una etapa de desarrollo a otra (egoica
auto centrada, mítica pero de valores y normas rígidas grupalmente
establecidas, racional-moderna pero individualista, egalitaria y holística o
“inter-individualista” post posmoderna y luego incipientemente “integral”) pero
de manera poco clara y patológica.
Al mal entenderse la modernidad y
la posmodernidad bajo la totalizante influencia de los valores comerciales y
utilitarios, generaciones enteras podrían éticamente estancarse en etapas de
auto afirmación egoica (segundo o tercer órdenes de conciencia), informados en
casi todo lo que hacen por valores comerciales (y mal entendiendo el
individualismo moderno y posmoderno), inclusive si cognitiva y objetivamente son
capaces de utilizar los métodos, artefactos y sistemas sociales de la
modernidad y de la posmodernidad. Dicho de otro modo, su auto identidad en
primera persona permanecería egoicamente auto centrada sin realmente
desarrollarse aunque lleguen a la adultez biológica y parezcan ser personas
modernas y-o post modernas porque pueden utilizar artefactos y participar en
sistemas sociales modernos y posmodernos.
Sin la necesidad vital de
integrar los conocimientos dentro de postulados conectivos intrínsecos a la vida
inclusive los modelos integralistas permanecerían inconexos. Tal como ocurre
hoy, una “masa” de jóvenes y nuevos adultos utilizan los artificios modernos y
posmodernos desapegados de las consecuencias y carentes no solo de los valores
éticos y reconocimiento de los principios correspondientes a los creadores
intelectuales de la modernidad y posmodernidad sino además carentes de los principios
integradores según los cuales necesitamos vivir debido al alto grado de
interconexión que existe en el mundo humano hoy en día (aproximándose a la
complejidad auto organizativa de la naturaleza sin entenderla).
Si en el imaginario popular de la
modernidad de antes el “superyó” de la racionalidad moderna se contraponía al
individualista inicuo que ostentaba el poder, hoy (debido a la perjudicial
influencia de los valores y prácticas comerciales-utilitaristas) el “superyó”
posmoderno de la igualdad de derechos se mal entiende como un permiso para
aprovecharse de todo egoicamente.
Según Kegan para pensar
integralmente como se necesita en el mundo tan interconectado y autopoiético de
hoy y para crear nuevas bases culturales saludables en relación al planeta la
vida y la ecología como un todo un mínimo de personas deberían llegar a este
“5to Orden de Conciencia” (que coincide con un sano pensamiento posmoderno
igualitario y con una saludable identificación ética posmoderna) con la
flexibilidad cognitiva para asimilar y evaluar información. Más allá de esto pienso
que, para realmente superar los valores comerciales que nos atan a nuestro
“instinto” sociobiológico clásico (y a mal interpretar durante nuestro
desarrollo personal) como la modernidad y la posmodernidad deberían ser
entendidas de manera sana, hay que reconocer nuestra conexión con niveles no
clásicos (pero más fundamentales) de la existencia que permiten que la realidad
clásica (y nuestro “instinto” y nuestro sentido egoico separatista ligado a
ella) funcione. Si no lo hacemos probablemente destruyamos nuestra ecología, no
podamos gestionarnos bien en una sociedad global que por su alto nivel de
interconexión demuestra un orden autopoiético no clásico, o generemos inhumanas distopías (probablemente
atados a variedades de seres extraterrestres que – a pesar de su comprensión
holística - no parecen respetar nuestra libertad de decisión consciente).
Según el filósofo Ken Wilber, cuando un 10% de la población llega a una nueva
etapa de desarrollo las leyes y sistemas sociales cambian para todos pues estos
líderes culturales dan las pautas. Nuestro mundo moderno fue rápidamente
establecido por líderes culturales y políticos centrados en un nivel
racional-instrumental-liberal en los siglos XVIII y XIX y todas las demás
personas ubicadas en este y todos los otros niveles de desarrollo sicológico
utilizan los sistemas políticos, legales y tecnológicos creados sea que sus
niveles de desarrollo se hallan a la par de los niveles creados por esos líderes
culturales mencionados o no. Los sistemas sociales establecidos sirven para
todos pero para funcionar bien en ellos habría que estar en el mismo nivel de
consciencia reflejado en ellos sistemas.
Aun así creo que –en relación a
la hipótesis de la presencia extraterrestre - el tipo de cambio integrador que
se necesita es mucho más especial. Un reconocimiento sano de la realidad
extraterrestre y sus implicancias positivas y negativas subsanarían una
“sombra” sicológica históricamente retransmitida a través de todas las épocas
de desarrollo cultural anteriores: la sombra de no saber quiénes somos en
relación al cosmos, a los planos de existencia, a una historia que podría
incluir la intervención de otras civilizaciones extra planetarias. El cambio
sería trans-histórico; iría más allá de las etapas de desarrollo culturales y
también de las sicológicas brevemente mencionadas.
Este cambio sería para todos. Se
reconocería lo que siempre fue mal entendido de una forma u otra, tanto cuando
se endiosaba a los seres y “deidades” de otras realidades y se sacrificaban
vidas humanas por ellos en las etapas
pre-modernas mágicas como cuando se condenaban y rechazaban entidades que no
encajaban con los cánones religiosos imperantes en las etapas
religioso-míticas, feudales y urbanas-agriculturales pre-modernas. Se
reconocería el error de simplemente ridiculizar todo lo que no correspondía a
una comprensión física clásica en la etapa moderna de desarrollo social y
cultural. En todas esas etapas se pensó demasiado exclusivistamente: si
nuestras ideas y maneras de ser son verdaderas, las de otras personas o las que
incluyen admitir elementos fuera de nuestras ideas, o las ideas de etapas
anteriores, deben ser falsas y más aún…condenables para mantener la estabilidad
y superioridad de nuestras estructuras.
El cambio que se requiere
superaría los cánones de la modernidad y los cánones de las etapas anteriores a
la modernidad. Será necesario para
desarrollar una economía sostenible apoyada en una ética planetaria y en una
ciencia que incluya la información, las relaciones inextricables entre lo
objetivo y lo subjetivo (lo cuantitativo y lo cualitativo). El cambio incluiría
la etapa que Ken Wilber y otros
filósofos como Jean Gebser prevén
como la etapa “Integral” pero (en
vista del poco interés que existe en estos filósofos y en quienes apoyan y
sostienen el “Movimiento Integral” o
“Integral Movement” por la
fenomenología OVNI, por evidencias sobre la supervivencia a la muerte física,
la parapsicología, por la “física interdimensional” y en general por todo lo
concerniente a lo “paranormal”) el cambio iría más allá de esto.
Aunque varios movimientos
integrativos (como la “Transdiciplinaridad”
de Basarab Nicolescu, el “Pensamiento
Complejo” de Edgar Morin, la “Exopolítica”
de Michael Salla, el “Realismo Crítico”
de Roy Bhaskar, el “Paradigma
Holográfico” de Edgar Mitchell, el Paradigma
Akáshico de Ervin Laszlo, el “Yoga
Integral” de Aurobindo Bose, la “Autopoiesis”
de Maturana y Varela, las “Ciencias de la Complejidad” expuesta por Carlos
Eduardo Maldonado y desarrollada en institutos como el Instituto Santa Fe y -en
particular - la “Teoría Integral” de
Ken Wilber) proporcionan formas para comprender mejor la relación organizativa
entre los aspectos subjetivos y objetivos de la vida, si no incluimos la
relación “interdimensional” o aquella en la física conocida y otras realidades
para así explicar lo “paranormal”, la presencia extraterrestre y la relación
entre la mente y el cuerpo, no podremos realmente llegar a comprender nuestro
rol de manera vital, conceptual y práctica; no podremos crear una CULTURA
INTEGRAL PLANETARIA respetuosa, inclusiva, democrática y más libre (pero
drásticamente distinta por su inclusividad) pues no llegaremos verdaderamente a
comprender a cabalidad nuestra íntima conexión con el origen de lo existente y
sus leyes.
Creo que, sin entender nuestros lazos “vitales” y-o psíquico-físicos
con el Cosmos a nivel de los planos sutiles interactuando con la materia física
y, sin entender otras historias y culturas exo planetarias con las que también
estaríamos íntimamente involucrados, no reuniremos todos los elementos de
juicio necesarios para lograr un verdadero despertar a nuestra “Soberanía Planetaria” y seguiremos en
un estatus relegado al de seres menos responsables y más inconscientes,
aferrados a las leyes físicas clásicas dentro de “minoría de edad cósmica” en una especie de “escuelita” donde
algunos seres nos orientan simplistamente porque solo pueden comunicarse con
nosotros a través de nuestro subconsciente y-o no pueden explicarnos más de
manera consciente mientras otros nos protegen de intervenciones cósmicas inadecuadas
esperando a ver qué pasa y algunos (probablemente semi asociados con niveles
ultra secretos de ciertos gobiernos) parecen tener el permiso de utilizarnos de
manera engañosa.
Los datos aportados por Edgar Morin (la complejidad es un
entramado de eventos) y por Ken Wilber
(la realidad está compuesta por eventos que son “holones” que son sea partes y
todos a la vez jerárquicamente organizados) y los otros pensadores mencionados
nos ofrecen pautas Meta Teóricas sobre cómo podrían todos los elementos de la
experiencia humana combinarse dentro de un orden transdisciplinario que los
reúne. Entender este orden conceptual más inclusivo sería necesario para
empezar a entender las posibles metafísicas y ciencias extraterrestres y así
establecer un diálogo más inteligente con “ellos” (no solo limitado a que nos
secuestren en ciertos casos o a que nos comenten platitudes en otros) pero si
no combinamos este trabajo intelectual con una aceptación integral de nuestra
existencia simultánea e interactiva en múltiples realidades; si nos desligamos
de sus implicancias éticas, teóricas y prácticas, nuestra auto identidad
esencial podría permanecer excesivamente ligada a nuestro “instinto” físico
clásico y nos seguiríamos subdividiendo antagónica y destructivamente sin
percibir nuestros nexos intrínsecos con totalidades más grandes.
Sugiero que reconocer y
comprender nuestras interacciones vitales con otras realidades tanto físicas
como sutiles o suprafísicas servirá para sanar una “sombra” espiritual y
sicológica de negación que hemos arrastrado (como quizás diría Carl Jung) en el INCONSCIENTE COLECTIVO y (como quizás diría Rupert Sheldrake) en el “Campo
Morfogenético” de nuestra especie a través de las distintas etapas de
desarrollo cultural en todo el planeta principalmente debido a nuestra
incómoda, y “parroquial” relación con otras realidades y otros mundos. Es como
si al iniciar la evolución humana nos hubiéramos desconectado del resto del
Kosmos. Ya que estas otras realidades (entre ellas las que pertenecen los
extraterrestres) se estarían volviendo casi innegables –inclusive de manera
tecnológica y objetiva – deberemos afrontar de una manera u otra lo que está
pasando y crecer. Nuestra seguridad y posibilidad de evolucionar controlando
nuestro destino soberanamente a largo plazo (entre nosotros mismos y en
relación mutuamente respetuosa junto a una variopinta comunidad cósmica)
dependería de esto.
Comprender los procesos de
interacción y relación en un nivel no lineal funcionando bajo un nivel
suprafísico y más profundo de la Vida (pero
sin perder nuestra objetividad científica) nos llevaría a evitar la destrucción
planetaria y a vincularnos con seres que ya han llegado a comprender esto.
Continuar nuestro desarrollo con soberanía (y no controlados por facciones de
seres que quizás manipulan y tienen serios problemas pero que al menos respetan
la ecología planetaria) dependería de que comprendamos quiénes somos y quienes
podemos ser dentro de totalidades mucho más inclusivas al salir de nuestro
“aislamiento cósmico”.
No se trata de regresar a estadios pre-científicos sino de recuperar
una sensibilidad y apertura mental hacia otras realidades conceptualizándolas
científicamente y desarrollando metodologías capaces de interactuar con ellas
de manera práctica. Ante fenómenos hoy llamados “paranormales” (y entre los
cuales algunos podrían ser parte de cómo se experimentan ciertos aspectos “anómalos”
del fenómeno OVNI) y fenómenos que antiguamente se interpretaban oral y
empíricamente bajo visiones míticas y-o mágicas del mundo (quizás aceptándolos
de una u otra forma pero frecuentemente también de manera dependiente, divisoria
y manipuladora) hoy existe la creciente demanda cultural de interpretarlos de
manera racional clásica además de trascender e incluir todas estas formas
interpretativas bajo conceptos post clásicos mucho más integrales y creativos.
Parte de la solución podría
hallarse dentro de la Filosofía Integral de Ken Wilber y otros filósofos integrativos como Edgar Morin, Basarab Nicolescu, Roy Bhaskar, Carlos Eduardo Maldonado,
Sri Aurobindo, que no solo
trascienden la modernidad sino también la horizontalidad exagerada, el
construccionismo exagerado y el relativismo aplastante de la posmodernidad. El
momento de crecer globalmente se incrementa debido a la insuficiencia de
nuestros conceptos organizativos pues la explicación clásica del mundo es
insostenible en la actualidad para relacionarnos entre nosotros, para con la
naturaleza y aun para entender qué es nuestra soberanía en relación a
sociedades cósmicas regidas por otros parámetros. Por eso, conocer la presencia
extraterrestre (que no se muestra tan abiertamente tanto para poder
manipularnos como para respetarnos y no manipularnos) se
convierte en una necesidad vital para generar el cambio de consciencia, además
volviéndose necesaria para establecer un contacto más sano con nosotros mismos
y nuestra participación natural constitutiva en relación a otras realidades no
físico-clásicas en las que también existimos.
La presencia extraterrestre reúne
lo tecnológico, lo síquico, lo social y espiritual como para estimular un
cambio integral al tratar de reunir todos esos aspectos bajo una mayor simetría
conceptual en nosotros. Su reconocimiento es inevitable y se aproxima y
conceptos como el de “soberanía” y de nuestros “derechos” (y los derechos de
otros seres que están dejando de ser “TABÚ”) deberán ampliarse hacia un orden
superior de ideas. De no ser así, quizás las sub variedades de extraterrestres que aparentemente nos
manipulan encubiertamente (y según muchas evidencias que han surgido en relación
con una parte del llamado “Complejo
Militar Industrial”) al desconfiar de nuestra capacidad para pensar más
inclusivamente y enfatizando nuestra peligrosa inmadurez tratarían de hibridar
con nosotros y-o reemplazarnos. Al respecto de esto, los estudios del
historiador David Jacobs y las
declaraciones del contactado Alex Collier,
del coronel Philip Corso así como
los estudios de Michael Salla indican esta posibilidad. Por otra parte, los
extraterrestres que trabajan a través de contactados como Sixto Paz Wells, Luis
Fernando Mostajo y Ricardo González
sin irrumpir en nuestras vidas no respetando nuestro libre albedrío CONSCIENTE; estas variedades de seres ET que no
interrumpen nuestro proceso natural de evolución socio cultural ofreciendo
tecnologías a un segmento ultra secreto para manipularlo y manipularnos por
ahora ofrecen inspiración e información sobre nuestro pasado y quienes somos
pero también están dispuestos evidenciar su presencia más claramente y
fortalecer nexos y alianzas de protección y confianza.
Para entender todo esto debemos
desarrollar un modelo de pensar integral que incluya lo interdimensional así
como una ética post posmoderna que incluya a toda la humanidad y las formas de
vida del planeta. Solo así tendremos el respeto de ser considerados una especie
soberana entre seres que piensan más holísticamente y se piensan a sí mismos
como partícipes dentro de una unidad de especie más grande. La verdadera
seguridad ante esta situación está en crecer cultural, espiritual, conceptual y
ÉTICAMENTE para ejercer soberanía en un nivel más cercano al extraterrestre. Solo así podremos relacionarnos con ellos a
la par de manera inteligente y también entender cuáles son sus derechos y los
nuestros. Si mantenemos el TABÚ en vez
de prepararnos intelectual y éticamente para un contacto responsable y entender
rápidamente qué está sucediendo estaríamos dejando nuestro futuro en manos de una
variedad seres que no confían en las grandes posibilidades del ser humano para continuar
actuando sin nuestro permiso consciente poniendo en peligro no solo nuestra
integridad nacional sino también la genética, cultural y espiritual.
Tanto para entender la ética de
extraterrestres que (según múltiples evidencias) aparentemente se sirven de
nosotros manipulativamente (los llamados “intrusos”
en evaluaciones de exopolítica de corte académico) como para entender la ética
de extraterrestres que básicamente esperan que nosotros nos desarrollemos por
iniciativa propia (los llamados “ayudantes”
en evaluaciones de exopolítica de corte académico) deberemos aprender a
analizar y pensar de manera más integral. Solo así podremos entender con
quienes nos conviene aliarnos más directamente para incrementar nuestra
libertad y seguridad. De otra manera podríamos caer en la tentación de pensar
en términos dicotómicos primitivos con ese “instinto” sociobiológico de origen
primate primariamente adaptado a entender la vida basados en nuestras
experiencias físicas clásicas (ganar-perder).
Creo que no deberíamos aliarnos
con seres que nos tientan ofreciéndonos “dádivas tecnológicas” a cambio de
manipularnos o quizás hasta desplazarnos a largo plazo. Deberíamos fortalecer
los contactos con aquellos que primariamente no ofrecen tecnología pero si promueven
los cambios de consciencia y la educación para posteriormente compartir tecnología
a largo plazo. Esto es lo que aparentemente fue ofrecido durante un posible
encuentro entre representantes de un grupo de culturas alienígenas pacifistas y
el presidente Eisenhower en 1953.
No deberíamos caer en la trampa
de tratar de solucionar nuestra situación política frente al contacto basados
en adquirir más tecnología con propósitos bélicos y continuando con políticas
de control y desconfianza pues 1) Tendríamos que mantener el (costoso y poco
ético) engaño indefinidamente 2) Seríamos manipulados por ciertos segmentos
extraterrestres con problemas o atraeríamos segmentos extraterrestres que están
pagando las consecuencias de tomar actitudes similares en su historia y 3)
Pospondríamos la posibilidad que nuestras culturas terrestres modifiquen por
iniciativa propia el rumbo destructivo, conflictivo e inconsciente de
desarrollo actual en vez de promover un desarrollo basado en leyes más
fundamentales de interconexión (lo que nos llevaría no solo a eliminar la
pobreza e interminables conflictos bélicos, hipocresías políticas y
desconfianzas sino también a fortalecer la libertad y democracia.
Muchas personas profesamente
religiosas entenderán que la presencia extraterrestre amplía los alcances de su
fe, que Dios creó y sostiene un Universo mucho más amplio. Aquellos defensores
de una etapa cultural mágica anterior entenderán que la gran sabiduría de ese
periodo puede unirse a lo mejor de la
modernidad, de la posmodernidad e integrarse a una post posmodernidad que
incluya y explique lo “paranormal”. Los
desconstruccionistas, los construccionistas y los éticamente relativistas o
radicalmente igualitarios posmodernos se percatarán que sus verdades contienen
aportes parciales válidos que pueden incluirse en una filosofía integral de
orden superior que rescata los conceptos de orden, logos y jerarquía sin
distorsiones arbitrarias.
Por otro lado, muchas personas
que aún conservan la tendencia a explicar la vida en forma mítica pueden haber
oficialmente adoptado el método científico y la visión racional moderna que
demanda la sociedad actual pero,
Repito: ¿En qué etapa de
desarrollo personal y cultural podrían las personas relacionarse sanamente con
el aspecto extraterrestre del Fenómeno OVNI?
Como dicen muchos sicólogos del
desarrollo, cuando uno recién ingresa en una etapa de desarrollo, también se
tiende a rechazar ciegamente o en exceso muchas de las bondades de la etapa
anterior para así diferenciarse y reafirmar lo que acaba de descubrir buscando
selectivamente información que reafirma su recientemente descubierta concepción
del mundo o etapa actual. La etapa necesaria para esto sería la etapa
“integral” en la que por primera vez en la historia se reconocen todos los
mejores aportes, métodos y descubrimientos realizados en todas las etapas
anteriores, incluyendo lo mágico con realidades psíquicas y espirituales
intermedias (pero sin deslindar fenómenos por categorías y frecuentemente
sometiéndose a deidades abusivas), lo mítico sometido a lo divino (pero cayendo
en abusos jerárquicos), lo racional que clasifica y analiza (pero que se
desconecta de los aspectos vitales que no puede clasificar fácilmente)y lo
posmoderno que enfatiza lo igualitario en las relaciones sociales (pero nos
deja sin un orden y ética suficientes).
Sería la primera etapa de
desarrollo en la que las personas no sustentarían ideologías en contra de otras
ideologías puesto que todas se hallarían al menos parcialmente válidas. Sin embargo, además de lo ideal que esta
etapa sería si en ella se reconocieran los fenómenos “paranormales” (o de
interacción entre realidades pero llamados “paranormales” por ser pobremente
entendidos) creo que el hecho de reconocer la realidad de otros mundos no solo
físicos sino en otros niveles de la realidad sería útil y saludable para todas
las personas en todos los niveles de desarrollo personal en que se hallen. Creo
que reconocer lo “transdimensional” también sería saludable para el desarrollo
colectivo en todas las etapas de desarrollo cultural y sicológico.
Como el filósofo de la ciencia Thomas Kuhn nos ilustra, los
científicos generalmente no investigan aquello que parece ser demasiado
distinto a lo que sus “paradigmas”
(conceptos explicativos, ejemplos y métodos) describen. Según sicólogos del
desarrollo esto sería porque tratan de diferenciarse de todo aquello que les
recuerde o se parezca a la etapa mítico-religiosa pre-moderna. Aunque para
pretender ser “objetivos” también deberían ser más racionales ante las
evidencias en la práctica generalmente se resisten a modificar sus teorías y
paradigmas tanto por razones sicológicas como políticas. Además, como primates
quieren pertenecer al grupo que ostenta el poder o está asociado a quienes lo
ostentan.
Pero la acumulación de todo tipo
de evidencias OVNI que revelan anomalías profundamente inquietantes que
sugieren la presencia de seres de otros mundos con tecnologías y principios más
completos y avanzados también exige un cambio en la metodología investigativa,
aunque sea para escapar de la desazón interna producida por una “Disonancia Cognitiva”. Por esta razón
habrá que hallar (como diría el otro importante filósofo de la ciencia Karl Popper) la manera de estudiar el fenómeno
OVNI de forma que exista la posibilidad
de falsear (o demostrar errónea) la Hipótesis Extraterrestre. Habrá que
estudiar el tema longitudinalmente y tratar
de provocar experimentalmente experiencias de interacción con el fenómeno,
incluyendo los aspectos del mismo que indican una presencia extraterrestre.
Además aunque no estoy de acuerdo con enviar un llamado general a cualquier
civilización extraterrestres pues estimo que no todas vienen con las mismas
intenciones, creo que podemos predisponernos al contacto. Esto es lo que ahora
se denomina “Contacto Cercano del 5to
Tipo”.
Por un lado parece que están
permitiendo que al menos parte de la información salga al público. Quizás
algunos se están dando cuenta que retener esta información no es bueno a largo
plazo para la salud democrática y de una cultura. Recientemente no han
eliminado a los “whistleblowers” o “soplones” recientemente. Por otro lado en
USA sigue habiendo una negativa oficial sobre si investigan OVNIS en relación a
la presencia extraterrestre a pesar que muchos otros países lo admiten sus
investigaciones OVNI y no descartan esa posibilidad formalmente.
¿Pero cómo podemos continuamente
retroceder a lo caricaturesco luego que los que concluyeron el “Proyecto SIGN” (anterior al “Libro Azul”)
opinaran (como en el “Informe COMETA”)
que la mejor explicación para algunos de los “platillos voladores” era que
eran interplanetarios (es decir
extraterrestres)? ¿Por qué la mayoría de los generales que recibieron el
llamado “estimado” del Proyecto SIGN (organizado luego de oleadas de
avistamientos en Estados Unidos) lo consideraron inadmisible para la sociedad?
¿Para prevenir un supuesto pánico? ¿Debido al legado de Orson Welles y su “Guerra de los Mundos” que (naturalmente) causó
algo de pánico cuando se anunció por radio la falsa noticia de un ataque
alienígena? ¿Por qué el General
Vandenberg rechazó las conclusiones del equipo científico asociado al Proyecto SIGN? ¿Por qué segmentos de un
representante de la fuerza o el poder represivo (quizás inconscientemente
representando lo que en términos Freudianos podría ser un “super ego” social)
suprimió la evidencia académica e intelectual? ¿Cuánto daño se ha causado al no
permitir que representantes ilustres de la cultura en nuestras democracias
investiguen con libertad en un ambiente
de colaboración mutua en representación de la sociedad civil y de las
aspiraciones e ideales más nobles de la humanidad? ¿Cuánto daño se ha hecho al
relegar a los contactados genuinos junto a los charlatanes cuando ellos podrían
brindar parte de la información a ser analizada comparativamente y hasta mediar
para fortalecer nexos a través de encuentros programados?
En una sociedad moderna ortodoxa
regulada por la desconfianza ¿Cuánto realmente importan las evidencias en un ambiente
que suprime la información? Por lo menos la investigación OVNI debería ser de
interés científico pero, quizás por su asociación implícita con una posible
presencia extraterrestre oficialmente negada cae en lo satírico. ¿Es correcta
esta manera de procesar lo imposible que –sin embargo – debido a las evidencias
interminablemente acumuladas - está a punto de “desbordarse” sin que puede
negar? ¿Y qué significa la compleja casuística relacionada al Fenómeno OVNI en
sociedades globalizadas del capitalismo tardío y posmoderno en las que el
individuo se relaciona menos con sus autoridades como si fueran un alter
ego/super ego racional y paternal?
Si consideramos que el modus
operandi de muchas investigaciones oficiales (como las realizadas en el
Proyecto Libro Azul) es el de tratar de descartar anomalías (sobre todo las que
inciden en la hipótesis de la presencia extraterrestre) buscando explicaciones
convencionales que podrían explicar los eventos (aun cuando en muchos casos no
se puede realmente comprobar que esas explicaciones son las correctas),
podríamos considerar que la cifra de eventos realmente anómalos
correspondientes a la hipótesis extraterrestre debería ser mucho mayor.
No es verdad que encontrar una explicación convencional siempre resuelve
el enigma de los “inexplicados” acertadamente y ahí acaba todo. No es
verdad que buscar explicaciones prosaicas es la mejor manera de usar la llamada
“Navaja de Occam” o “Principio de Parsimonia”. Esa
explicación convencional debe ser cuidadosamente verificada como la más
adecuada, racional y lógica según las circunstancias y detalles ya que puede
estar completamente equivocada. De no ser así encontrar una explicación
convencional equivaldría a forzar una explicación sin darle un tratamiento
científico adecuado. La explicación más sencilla (regla preferente de la Navaja
de Occam) podría ser la “extraterrestre”. Si se opera bajo el dogma que la
hipótesis extraterrestre es imposible la tendencia será forzar cualquier
explicación plausible aunque sea inexacta, mal demostrada y realmente
multiplique o complique la explicación.
Una vez más: Además de poner en
duda nuestras premisas conceptuales e instintos adaptativos a la fisicalidad clásica
¿Por qué la posibilidad de una auténtica presencia extraterrestre se convirtió
en TABÚ? ¿Por qué es algo para lo
que existen fuertes evidencias que tanta gente prefiere no conocer?
1) Cuestiona
nuestros propios juicios sobre lo que es real y por ende cómo nos valoramos. Al
cuestionar conceptos sobre nuestro propio raciocinio y nuestra auto identidad,
(especialmente si tendemos a alinearnos más con las explicaciones
convencionales de autoridades y élites a su vez representando el conocimiento
estructura del pensamiento moderno) lo extraterrestre automáticamente cae en el
ámbito de la fantasía y –si se toma en serio – del ridículo. El sicólogo Robert Kegan probablemente diría que un
TABÚ depende de supuestos que nos
poseen subjetivamente sin darnos cuenta de ello pues son invisibles a nuestra
mente consciente. Diría qué estos supuestos mentales poseen nuestra
subjetividad ocupándola invisiblemente y - para que ella se vacíe un poco más y
así pueda abarcar fenómenos que cognitivamente se ubican más allá de las ideas
y valores del mundo clásico - estos objetos deberían reconocerse fuera de
nosotros mismos dejando en nosotros un mayor espacio para procesar datos y
experiencias cognitivamente.
2) Aceptar
la hipótesis extraterrestre adecuadamente estaría ligado a algo más arraigado
en nuestra psique; algo más allá de cualquier nivel de desarrollo sicológico y
cognitivo que tengamos globalmente y en cualquiera de las capacidades
adaptativas inteligentes normalmente consideradas (líneas de desarrollo
emocional, social, ético, etcétera).
Sería una incomodidad adaptativa presente incluso en la supuesta etapa
“Integral” que filósofos como Jean
Gebser y Ken Wilber prevén
emergiendo luego de la posmodernidad. Sería un conflicto presente y reanudado en todas las etapas de
desarrollo cultural previas, inclusive manifestándose en las llamadas etapas tribales
“mágicas” y feudales “míticas” pre-modernas en las que culturalmente se
aceptaban aspectos de realidades suprafísicas como algo normal, normativo,
explicativo e ingerente en la existencia.
El no entender
claramente cómo ocurren fenómenos que entran en conflicto con el
instinto de
adaptación a experiencias físicas clásicas sería el origen de este conflicto.
Sin embargo, hoy en día contaríamos con las herramientas conceptuales para
interpretar las experiencias de contacto con otras realidades físicas y sutiles
(y aparentemente amalgamadas) en relación a la fenomenología extraterrestre
para comenzar una etapa cultural más “Integral” que incluya y devele el
misterio de lo “paranormal” y termine con la incomodidad que existe debido a no
poder realmente entender qué sucede basados en nuestro “instinto” adaptativo a
la realidad clásica. Al entender racionalmente cómo interactúan otros tipos de
realidades creando efectos físico-clásicos dentro de una Physis Científica
Ampliada (y que además son vivencialmente interpretables a través de otros
instintos adaptativos que se hayan presentes en nosotros y que podemos activar)
iniciaríamos una etapa cultural más madura.
3) Aunque
la situación está cambiando gracias a los aportes de la Física Cuántica, la
Física de la Relatividad y las críticas contra el “Establishment” y la
racionalidad clásica a partir del posmodernismo, las autoridades y élites del
mundo moderno generalmente aún se ven semi obligadas a representar ante sus
sociedades y ante el mundo una aceptación implícita de epistemologías clásicas
y - por temor a caer en contradicciones - evitan estudiar el tema de ese
porcentaje racionalmente extraterrestre existente dentro de la casuística OVNI.
Esto ocurre para seguir siendo considerados como personas racionales y creíbles
por sus contrapartes políticas sometidas
al mismo régimen alrededor del mundo y hasta temen reportar sus propias
experiencias anómalas.
4) Además,
el exceso de escepticismo y de “visión clásica” se perpetuarían en parte porque
un porcentaje de la población con tendencias conservadoras pro autoritarias
validaría su auto imagen basándose en su alineación personal con el modo de
pensar ortodoxo de quienes ostentan el poder efectivo. El poder les “demuestra”
la validez de esta proposición. Este porcentaje generaría una presión social
alineada con cualquier ridiculización, desinformación o negación oficial en
desmedro del reconocimiento efectivo de la hipótesis extraterrestre en desmedro
de una investigación amplia y seria.
5)
Hay indicios que ha existido una campaña de
desinformación y de negación para así preservar la “inocencia” de la sociedad
mientras un grupo secreto se abrogó (una vez llamado “MJ-12”) el derecho de investigar a fondo qué que estaría
sucediendo bajo perspectiva de dicotómicas de desconfianza representando extra
oficialmente al resto de la humanidad y adquiriendo secretamente la tecnología
asociada a por lo menos una fracción de la presencia extraterrestre.
Probablemente antes de 1947 ya estaban en sobre aviso y existían planes contingentes en caso que el fenómeno
de los “foo fighters” (quizás
relacionado a un posible evento OVNI sobre Los Ángeles en 1942 y a un posible
accidente OVNI en Cape Girardeau,
Missouri en 1941) se mostrara nuevamente de forma clara. Quizás por eso, luego
del objeto que se estrelló en el Desierto de Corona cerca de Roswell; un día
después que el coronel Blanchard, Jesse
Marcel y Walter Haut inocentemente anunciaran ante los medios de prensa la
caída de un objeto extraterrestre, se suprimió la información, se acordonó el
área del evento, se recogieron los restos y enviaron a Washington, laboratorios
y otras instalaciones militares, se arrestó por cinco días al vaquero William ‘Mac’ Brazel que originalmente
dio la noticia y se amenazó a muchos otros testigos. Los estudios de Don R. Schmitt y Thomas J. Carey en “Witness to Roswell: Unmasking
the Government’s Biggest Cover-Up” sobre este tema son excelentes. Los estudios
de Stanton Friedman también son excelentes.
6) Muchas
evidencias indican que en los años 50’ hubo un periodo de oportunidades para
que se esclareciera de manera cívica y educativa qué es lo que representaba el
fenómeno de los “platillos voladores”
(especialmente durante fuertes oleadas de avistamientos y la aparición de
muchos contactados que en muchos casos fueron
ridiculizados), se apropió la investigación de manera secreta bajo
parámetros de desconfianza militar (quizás negociando con una variedad de seres
no muy conveniente y rechazando a otra que sí lo sería) y se dieron
declaraciones falsas, inclusive suprimiendo la investigación independiente
especialmente si aportaba buenas evidencias.
Desafortunadamente mucha gente educada y razonable avala esta
situación al (racional pero ingenuamente) suponer que si el gobierno supiera
que la presencia extraterrestre es real ellos –como personas educadas en el
conocimiento ortodoxo moderno – ya lo sabrían también. Han confiado en sus
líderes y evitado el ridículo de pensar sobre la situación independientemente.
. Para muchos la alternativa que exista la supresión de información científica,
histórica, ética, cultural, sociológica y espiritual en tal escala es en sí tan
inaceptable que fortalece el tabú o el no querer reconocer algo que proporciona
indicios objetivos y obvios.
Creo que esencialmente los tabúes
son permanentemente superados por las sociedades que se exponen a influencias
interculturales y a nuevas ideas y según muchas encuestas es claro que ya hay
más gente que encuentra aceptable e inteligente admitir que les interesa el
tema OVNI (generalmente considerado sinónimo con lo extraterrestre), que creen
que podría haber presencia extraterrestre o que han visto o experimentado algo extraño.
Una vez que los líderes culturales y políticos se ven obligados a cambiar por
la fuerza de las evidencias o por la exigencia popular, aquellas personas que
necesitan la validación de estos líderes se unirán al grupo que ya superó el TABÚ. No creo que falte mucho para que
estas posibilidades se concreten y en cualquier momento podrían ocurrir eventos
o revelaciones que aceleren el cambio.
Conclusión
Utilicé algunos ejemplos de cómo
una sociedad representativa de la modernidad (la más poderosa militar y
culturalmente) manejó el aspecto extraterrestre
de la presencia OVNI. Una sociedad que –a pesar de sus grandes avances
democráticos en aras de la libertad humana y de haber recientemente salvado al
mundo de una terrible dictadura y barbarie – aparentemente estableció un
programa secreto de investigación y encubrió la presencia extraterrestre enfatizándola
como un tema TABÚ. Pienso que esto
previno el progreso cultural y fortaleció la polarización de la sociedad que
por un lado se aferra más activamente a autoridades y mitos tradicionales (aun
utilizando cuando necesario los mitos de la modernidad) y por otro lado se
aferra a los mitos de la modernidad clásica. Pienso que esta reacción
(inicialmente motivada por el temor, la sospecha y la necesidad de auto
protegerse obteniendo tecnología a toda costa) promovió parte de las dicotomías
culturales que observamos actualmente (2013) en el proceso político y previno
que en otras partes del mundo las poblaciones entraran en la modernidad bajo
interpretaciones “post clásicas” más holísticas, sanas y sostenibles. Se
previno un proceso educativo gradual sobre la presencia extraterrestre y sus
implicancias científicas, filosóficas, culturales, históricas, políticas.
Pienso que aún hay tiempo para
cambiar y aprender a relacionarnos con más integridad con la variedad de seres
extraterrestres que ya se están clasificando en estudios de exopolítica algunos
de los cuales en los años 50’ (si
incluimos algunos documentos, personas que trabajaron parta el gobierno y sobre
todo a la información de los contactados más creíbles) preferían primero informarnos
acerca de los principios filosóficos bajo
los que operan en vez de ofrecernos tecnologías o de establecer tensas alianzas
por necesidad como otras variedades de
seres parecen hacer a cambio de algunos beneficios. Nuestra soberanía y
seguridad dependerán de cómo descubrimos e interpretamos quien es quien entre
los extraterrestres, cual es nuestra antigua relación con ellos y cómo debemos
crecer ante el reto epistemológico definitivamente generando una cultura mucho
más armónica a nivel planetario.
Creo que mientras más retrasamos
este proceso el futuro de la humanidad podría quedar en manos de seres que
optan por ocultar y manipular para auto definirse controlando al resto. Hay que
promover la educación y desclasificar no todo sino todo lo que se pueda acerca
de lo que se sabe sobre los extraterrestres, sus variedades, múltiples
intenciones, necesidades, su ciencia, su metafísica, epistemología, principios
éticos holísticos y sus tecnologías (esto último siempre que no puedan
utilizarse de manera inescrupulosa) tanto en los seres “positivos” que
promueven el desarrollo intrínseco a nivel consciente y subconsciente como
entre los “negativos” que actúan con nosotros gracias a los permisos que
subconscientemente les otorgamos.
Pienso que las personas de buena
voluntad y mentalmente abiertas a la posibilidad del contacto también
representan la posibilidad de establecer contactos diplomáticos especialmente
ante los seres extraterrestres clasificados como “ayudantes” y variedades de “observadores”
que podrían estar fungiendo de “guardianes”
puesto que en algunos aspectos se lograría un nivel de resonancia o comprensión
mutua ética aun cuando generalmente estas personas no tengan la capacidad de
comprender los aspectos científicos y filosóficos de los extraterrestres a
cabalidad. Sin embargo, esto no precluye la posibilidad que representantes
democráticamente elegidos de varias naciones también participen en formar
vínculos más concretos con estas categorías de seres extraterrestres. Lo que se
necesita es la voluntad de informarse, comprobar el contacto, de escoger con
quienes nos conviene vincularnos y de hacerlo.
Pienso que la presencia
extraterrestre (su revelación y reconocimiento inevitable) será el detonante
sociológico y sicológico que colectivamente necesitamos a nivel consciente y
subconsciente para que realmente empiece una transformación cultural efectiva
que unifique con aplicaciones políticas prácticas los movimientos integralistas
emergentes (como los de Morin, Wilber, Laszlo, Maldonado, Nicolescu, etcétera).
Esto es porque la realidad de esta presencia integra y reúne (también en
el imaginario público) elementos
científicos, mitológicos, de implicancias religiosas, históricas, semióticas,
sociológicas, evolutivas, políticas, paranormales, tecnológicas y hasta
posiblemente genéticas y por ende reconocer su realidad sin trabas reúne el
imperativo de poder “reinventar la historia”, de reconocernos más profundamente
bajo un contexto mucho más amplio luego de la posmodernidad y demandaría un
esfuerzo realmente INTEGRAL para
entender sus diversos significados e implicancias.
Pienso que la presentación
elusiva de la presencia extraterrestre se debe en parte a que un porcentaje de
“ellos” prefiere dejarnos un margen de duda: unos para continuar con su agenda
de abducciones encubierta (generalmente en países del Hemisferio Norte) pues es
viable y permitido que nos reemplacen si no evolucionamos y destruimos el
planeta y otros para permitir nuestro desarrollo cultural por iniciativa propia
y aprender de nosotros cómo superamos nuestra situación actual. En ambos casos
(amén de las verdades profundas plasmadas en la Biblia y otros libros sagrados)
diferentes facciones extraterrestres tendrían interés en ver cómo resultan
distintos aspectos de un gran experimento en el que nosotros estamos envueltos.
Si voluntariamente venciera
nuestra sana tendencia a querer descubrir la verdad y reconociéramos, no solo
la realidad de los extraterrestres sino nuestros derechos, capacidades
latentes, obligaciones y el rol que jugamos en todo esto, cambiaría nuestra
relación con “ellos” de manera más sana. Podríamos decidir a quienes ayudar sin
perder nuestra identidad e independencia; nos aliaríamos con los que
probablemente nos han venido protegiendo para que eventualmente despertemos por
nosotros mismos/por iniciativa propia a nuestro propósito y capacidades más
espirituales. Si unificáramos o entrelazáramos las ciencias y la filosofía como
Wilber y Morin sugieren quizás llegaríamos a empezar a comprender nuestro
rol interactuando con respeto mutuo dentro de totalidades más grandes dialogando
con ellos con una base ética y conceptual común.
Lo ideal sería no ponerlos en un pedestal (pues
errores también cometen según múltiples testimonios de contactados por lo menos desde principios del Siglo XX). Tampoco
habría que generar otra forma de idolatría o dependencia ni tampoco condenarlos simplistamente como “enemigos” invadiendo
nuestro espacio aéreo o generalizándonos cómo “diablos” o “emisarios del
demonio” dentro de algunas explicaciones religiosas si ni siquiera realmente
sabemos quiénes somos nosotros en un contexto en el que “ellos” probablemente
siempre han estado presentes. Es más, estimo que si lográramos reconocer la
existencia de lo “interdimensional” más racionalmente y desarrolláramos modelos
explicativos y éticas más holísticas e integrales “ellos” (tanto los que se
podrían clasificar como “intrusos” y “manipuladores porque se lo permitimos
subconscientemente como los “ayudantes” que serían mucho más respetuosos
inclusive a pesar de nuestra ignorancia) nos tomarían más en serio como
“adultos cósmicos” con derecho a una soberanía básica en la que seríamos
admitidos por aproximarnos (aunque sea de forma inicial) a los niveles
conceptuales y éticos en que se manejan “ellos”.
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