Tuesday, January 21, 2014

Investigando Fenómenos Aéreos Anómalos Sin Temor Promueve la Seguridad

Deben investigarse objetos aéreos anómalos para salvaguardar la integridad del espacio aéreo, de la ciudadanía y para participar con ímpetu y presencia internacional en este campo que puede invitarnos a redefinir nuestras premisas epistemológicas más fundamentales. Países como Francia, Chile, Brasil y Uruguay oficialmente investigan esto desde hace muchos años y actualmente, con la presencia de cuantiosa información circulando por la internet (además de otros factores), los escépticos dogmáticos que de otro modo ejercerían un mayor control de la información para mantener su sentido de certeza determinista-materialista ya no tiene tanto dominio de la situación por lo que el estigma social dedicado a salvaguardar el tabú se está debilitando.
Según Alexander Wendt y Raymond Duvall, autores del excelente ensayo "Sovereignty and the UFO" el tabú se mantendría para salvaguardar (mayormente de manera inconsciente) la primacía del antropocentrismo como fundamento de las naciones modernas.  El "soberano" (líder político o gobernante) no podría decidir un "estado de excepción"  ya que admitir que algunos de los OVNIS podrían ser extraterrestres iría contra el antropocentrismo. Por otro lado sentiría que el uso de la razón y su alianza con lo racional-científico demandan admitir esta posibilidad. Al no poder decidir de un modo u otro el resultado es que los OVNIS se conviertan en objetos "no objetos" o en TABÚ. Sin embargo, a largo plazo la situación sería insostenible puesto que el mismo fenómeno OVNI insiste en producir evidencias y los científicos tarde o temprano deben basar sus explicaciones en evidencias.  
A mí me parece que el TABÚ contra la Hipótesis Extraterrestre es más fuerte en países como Estados  Unidos que oficialmente dice no estar interesados en estas investigaciones. De ser por lo menos parcialmente válida la hípótesis de Wendt y Duvall, la defensa inconsciente del antropocentrismo sería menos icónica en algunos países que oficialmente admiten querer desentrañar el misterio de los OVNIS (Chile, Brasil, Francia, Uruguay). La razón válida más inocua o menos controversial viene a ser la seguridad nacional o salvaguardar el espacio aéreo. En esto estoy de acuerdo pero creo que producir mas sets de estadísticas similares a las ya producidas hasta hoy en los últimos 60 o más años no conduce a mucho.
Si una parte de la fenomenología OVNI pudiera ser de origen extraterrestre el siguiente paso lógico sería el poner a prueba la Hipótesis Extraterrestre. El siguiente paso sería el tratar que el fenómeno OVNI relacionado a esta hipótesis se manifieste de forma menos aleatoria. Parte de este paso sería el trabajar con los contactados que están refrendados por evidencias objetivas y formas de una supuesta interacción que pueden ser verificadas colectivamente.
Por muy extraño que en primera instancia pueda parecernos lo que está pasando...hay que afrontar la realidad que se devela al estudio, al análisis de las evidencias y a un sentido lógico-razonable sano (frecuentemente poseído más por personas sencillas que por específicamente programados-parametrados académicos) que no se doblega para engañarse a sí mismo selectivamente eliminando información que le parece A PRIORI y dogmáticamente algo cuasi repugnante o "inaceptable". Además, solo percatándose de lo que muy probablemente está pasando respecto a una verdadera presencia ET se podrá actuar responsablemente y salvaguardar la ‘seguridad’ a corto, mediano y largo plazo.

Aunque muchos países oficial y extra oficialmente investigan fenómenos aéreos anómalos, una fracción de los cuales seriamente indica una presencia extraterrestre, muchos países latinoamericanos no tienen una política clara respecto a estos aspectos más “exóticos” (o posiblemente extraterrestres) que aparentemente pueden ser físicos e interdimensionales, afectando nuestra psique y sentido de realidad. No obstante, respecto a este asunto (que es de alcance planetario y sobrepasa las epistemologías sobre las cuales se han construido las sociedades ‘modernas’) no es necesario seguir los lineamientos de alguna potencia o país extranjero de manera obligatoria para hacer las cosas bien.
Si el interés en la investigación de OVNIS y/o Fenómenos Aéreos Anómalos es por "la seguridad" más que por la filosofía y los cambios paradigmáticos y epistemológicos que podrían implicar, incumbe atreverse intentar interactuar más directamente con el posible aspecto extraterrestre en vez de esconder la cabeza, mirar hacia otro lado, juzgar en contra sin conocer a fondo los pro y contras de los contactados o - selectivamente - mantener un pre-juicio para salvarnos individualmente de que nos consideren "ilusos" o "engañosos".  Se requiere requiere conocer más afondo qué está pasando sin ciegamente creer que las grandes potencias que investigan esto lo harán mejor que nosotros. en este tema de seguridad y cambio cultural planetario se necesita tomar la iniciativa para liderar en la modificación de perspectivas que se necesita, demostrar (lo más científicamente posible) la realidad o falsedad de la Hipótesis Extraterrestre, y llegar a comprender o al menos EVALUAR con más elementos de juicio qué es en realidad mejor para la seguridad nacional: los pro y los contra de diferentes posibles relaciones exopolíticas con diferentes tipos de civilizaciones extraterrestres.

Realmente pareciera que - por aferrarse a un pensamiento arcaico y cada día más obsoleto – algunos países poderosos  siguen un rumbo inapropiado e insostenible por (ser demasiado fragmentario, exclusivista y divisorio) frente a una realidad cuya complejidad merece un análisis holístico e integral mucho más amplio, creativo, y ético. Los parámetros tradicionales de la política internacional no se adaptarían a la envergadura de una posible presencia extraterrestre.
Un mayor grado de seguridad nacional efectiva podría estar acompañado de un camino más original y proactivo que aquél de investigar para obtener tecnología militar, denigrar y ocultar ya que este último rumbo podría ponernos en manos de las variedades de seres ET con mayores problemas y conflictividad. Es más, estimo que la gente debe saber los pormenores y extremos de estos temas para decidir sobe sus vidas para estos temas y estimo que las poblaciones de los países “en vías de desarrollo” aún cuentan amplias características de flexibilidad y capacidad de adaptación.

¿Cómo deberíamos proceder? Educando y explorando objetivamente y sin temor. Además de  involucrar a la población general en una red de observadores efectivos la colaboración entre instituciones del estado e investigadores-asesores civiles es un paso adelante en algunas instancias pero otra estrategia adecuada y racional sería la de trabajar en armonía con posibles ciudadanos ‘contactados’ serios y capaces de proveer evidencias constatables y objetivas. Esto permitiría tomar la iniciativa de interactuar con lo que hay detrás del fenómeno no solo de manera más experimental sino para evaluar mejor su posible benevolencia o peligrosidad.

También hay que educar a segmentos de la población interesada para que puedan distinguir entre varios tipos de objetos convencionales implementando una red de observadores más objetiva a nivel nacional. Habría que aumentar la confianza con las autoridades para que reporten sin temor. Además, para que las autoridades de nuestros países no queden rezagadas al margen de la investigación más “exótica” (que atañe a la transformación social y al futuro de las naciones), reitero la importancia de “romper esquemas” y distancias innecesarias y trabajar con los conciudadanos que muestran evidencias creíbles participando en posibles intentos de contacto tratando de indagar respetuosa pero objetivamente; a profundidad (y con paciencia ante la presencia de métodos de sensibilización psíquica poco convencionales) qué es lo que realmente está sucediendo, intentando no solo obtener más y más estadísticas y otro porcentaje de “desconocidos” sino también de interactuar con aquello que acredita en cada territorio nacional una verdadera “hipótesis extraterrestre”.

Más allá de múltiples errores de percepción, de identificación de una variedad de aviones mal entendidos como presencias anómalas; más allá de los globos, satélites, luces de publicidad, fenómenos meteorológicos (rayos, resplandores), fenómenos astronómicos (planetas, estrellas, meteoritos), expectativas sociales exageradas, patologías sicológicas, engaños, y hasta posibles experimentos sicosociales, sí existen verdaderos casos de objetos anómalos distintos a las categorías mencionadas maniobrando, aterrizando, acercándose y en pocos casos, interfiriendo con aviones, automóviles y personas.

Claro que hay muchas razones para investigar además de los “más exóticos”, razones como los vuelos convencionales pero no autorizados (quizás por drogas o espías), “drones” que podrían no estar autorizados, satélites que caen ocasionalmente, basura espacial y meteoritos. Por eso hay que saber distinguir entre todas estas variedades. También por seguridad nacional hay que reconocer y evaluar ese aspecto más “exótico” dejando de una vez de lado el temor al ridículo o el tabú institucional que se instaura por varias razones sociológicas y psicológicas en las instituciones modernas.

Hay que reconocer que realmente existen “anomalías” que atañen a los científicos, a las personas y a los estados conocer, “anomalías” que evidentemente maniobran y-o interactúan inteligentemente. Las implicancias para el futuro de las naciones son muchas y aunque quizás ahora parezcan “importantes pero no urgentes” hay que estar preparados.

La posibilidad cada vez más probable de una compleja y multifacética presencia extraterrestre demanda estudios multidisciplinarios, interdisciplinarios y transdisciplinarios para determinar qué implica esto para la sociedad. Primero, lógicamente hay que reconocer que “OVNI” no es sinónimo de “nave extraterrestre” solo de un objeto aéreo desconocido que podría ser “anómalo” o “convencional” pero que no ha sido identificado. Sin embargo, el porcentaje de la fenomenología OVNI que implica la existencia de objetos inteligentemente fabricados con una tecnología “post clásica” o “post convencional” (probablemente en control del momento y la inercia y capaz de distorsionar el espacio-tiempo afectando un campo de información pre-físico) requiere aventurarnos a reconsiderar el concepto de ‘seguridad’ bajo paradigmas creativos muy distintos.

¿Qué pueden los estados hacer distinto y mejor de lo que se ha hecho hasta ahora en esta investigación desde los años 40 del Siglo XX? ¿Debemos remitirnos a producir estadísticas y un porcentaje definido como “desconocidos” o “no explicados” silenciando el aspecto más controversial del fenómeno para no inquietar a la población? Con parámetros científicos relativamente objetivos y neutros (sin tratar de explicar a toda costa cada reporte como “prosaico” o “convencional”), un porcentaje aproximado entre 15% a 25% frecuentemente termina clasificándose como objetos “desconocidos” y, bueno, por lo general ahí queda todo. ¿Queremos más de eso sin avanzar en nada?

¿Pasarán otros 60-70 años para que la situación cambie? ¿Evitaremos así el impacto y despertar cultural que necesitamos para reconsiderar qué creemos y pensamos acerca de la realidad y del mundo…que estamos destruyendo? Esas estadísticas básicas se conocieron con los primeros reportes (más sinceros) producidos por el proyecto “Libro Azul” de la USAF durante la época del capitán Ruppelt y otros reportes similares en los que la consigna implícita no es la de activamente eliminar la Hipótesis Extraterrestre dan resultados similares.

Normalmente el “fenómeno” no es hostil salvo algunos pocos eventos. Normalmente (sin el “Libro Azul” activo)  el fenómeno sigue reportándose por otros medios oficiales pero menos publicitados. El interés por esto sigue dentro de estamentos especializados de los estados que saben que hay una presencia muy distinta que también puede ser física y muy “real”. Los reportes oficiales se suelen clasificar por nivel de credibilidad, duración, características, interactividad, tipo de evidencias, multiplicidad-repetitividad, combinación de evidencias (radar, radar-visual, testimonio individual circunstancial, múltiples testigos, testimonio(s) con fotos, videos, grado de credibilidad de los testigos, visualización combinado a efectos electromagnéticos + fotografías analizadas claras, borrosas, filmaciones, etcétera). Se enumeran los tipos de explicaciones convencionales genuinamente hallados, las mejores explicaciones posibles (sin forzar una explicación), etcétera. Probablemente algunos países tratan de lograr una ingeniería inversa lo cual es un “secreto a voces”.

Luego de 7 años de estudios de alto nivel con la cooperación de la gendarmería francesa y según el informe del grupo COMETA asociado a la GEPAN/GEIPAN francesa (Grupo de Estudios y de Informes sobre Fenómenos Aeroespaciales no Identificados) asociado a la agencia espacial francesa CNES (Centro Nacional de Estudios Espaciales), la mejor explicación racional (aunque contradiga “paradigmas” y hasta hoy haya sido un “tabú” implícito dentro de las instituciones formales) sería que un 5% de los fenómenos podrían ser tan sumamente ‘anómalos’, que la Hipótesis Extraterrestre sería la más viable y lógica, mostrando además un carácter inteligente y tecnológico.  Esto coincidiría con las evaluaciones sinceras del General Nathan Twining en la USA de los años 40’ y con el reporte USAF del“Proyecto SIGN” (antecesor al “Proyecto Libro Azul”) antes que se instaurara el control y manipulación de la información respecto al aspecto extraterrestre de esta fenomenología.
La Hipótesis Extraterrestre (que con tecnología mucho más avanzada puede incluir efectos interdimensionales o cuántico a gran escala o escala MACRO) es perfectamente lógica. Lo ilógico y que caería en un TIPO Dos de error de inferencia estadística sería no admitir la POSIBILIDAD que algunos de los OVNIS PODRÍAN ser extraterrestres.  El peso de la prueba también puede estar de lado de los dogmáticamente escépticos que la gente equivocadamente asocia como representantes de la mejor posición científica.
En cierta medida (gracias a los esfuerzos de ciudadanos comunes, de investigaciones privadas y de personas creíbles que decidieron hablar sobre sus investigaciones secretas mientras trabajaban para gobiernos)  en el primer mundo el aspecto del “fenómeno aéreo anómalo” que sugiere una presencia extraterrestre real e inteligente (a pesar de coexistir con una esfera social de investigación ortodoxa totalmente ajena  al tema y representada por instituciones como el Proyecto SETI, algunas universidades donde enseñan “exobiología” y la NASA) está llegando a niveles de credibilidad con una gran calidad de evidencias acumuladas, múltiples testimonios VIP, análisis científicos de supuestos implantes con características seriamente anómalas, documentos clasificados que se han filtrado, etcétera. Por esto (atreviéndose a dejar de lado los tabúes) ya incumbe a los estados atreverse a explorar cómo serían los aspectos legales, culturales, políticos, y de seguridad tratando de entender bajo nuevos parámetros cómo relacionarse con esta compleja presencia de manera mutuamente beneficiosa e inteligente.

Luego de analizar informaciones que forman patrones acumulados a largo plazo estimo que hay indicios que existe un equilibrio de fuerzas entre variedades de seres con variedades de historias, necesidades, niveles de consciencia e intenciones respecto a nosotros hay que educarse con amplitud y avaluar con quiénes nos conviene relacionarnos más directamente en esta situación. ¿Qué variedades de estas inteligencias son más activas en nuestros territorios? ¿Quiénes nos protegen de quiénes? Si hubieran seres que comparten nuestros territorios desde hace siglos y que además trascienden nuestros paradigmas y categorías legales propios de las naciones-estado modernas, qué políticas prudentes deberíamos producir para establecer lazos seguros de respeto mutuo a largo plazo?

Creo que para obtener un estado de soberanía respetable ante “naciones” extraterrestres actualmente interactuando de forma muy subrepticia y tratándonos como inmaduros o como niños, debemos no solo actualizarnos para interesándonos en valorar y pensar estos asuntos sino aprender a hacerlo de forma más inclusiva, transdisciplinaria, ética  e integralhacia una consciencia de grado planetario.

Saturday, January 18, 2014

Porqué los Estados, las Instituciones y los Ciudadanos Deben Investigar los Fenómenos Aéreos Anómalos y Profundizar Más

Porqué los Estados, Instituciones y los Ciudadanos Deben Investigar los Fenómenos Aéreos Anómalos

Giorgio Piacenza Cabrera

Individuos, instituciones, sociedades y naciones actuales vivimos bajo marcos conceptuales obsoletos que deben cambiar. El aspecto extraterrestre de los fenómenos aéreos anómalos es un "hiper objeto" que nos fuerza a reconsiderar quienes somos. Debemos tomar "cartas sobre este asunto" y relacionarnos más directamente con lo que significa para reconsiderar  lo que es la realidad antes que sea demasiado tarde para que nos adaptemos más inteligentemente y de forma integral a la inescapable sociedad planetaria que se avecina. Lo que era considerado como fantástico, gracioso, ridículo o innecesario debe convertirse en un "otro" importante; una realidad referente necesaria y con la cual compararnos para expandir nuestros conceptos. 

Oficialmente los estados-nación modernos deben investigar objetos aéreos anómalos por motivos de seguridad nacional, protección de la integridad del espacio aéreo, de la ciudadanía y para participar como presencia internacional. Muchos países ya investigan esto por muchos años. ¿Pero en general qué investigan? ¿Es que todo tiene una explicación prosaica o quizás hay aspectos que no se admiten abiertamente porque podrían inducirnos a cuestionar más profundamente quiénes somos? En una etapa histórica en que debemos cuestionar los fundamentos de los mundos sociales y económicos que hemos construido sería conveniente saber qué fenómeno a escala mundial existe con aparentes características ontológicas anómalas.

Un término más técnico y menos asociado a “fenómeno OVNI” (que inmediatamente se confunde en el imaginario popular con “nave extraterrestre) es  “fenómenos aéreos anómalos”. Refiriéndonos a los “fenómenos aéreos anómalos” (FAAs) y más allá de errores de identificación de aviones, globos, luces de publicidad, de fenómenos meteorológicos (rayos, resplandores), astronómicos (planetas, estrellas, meteoritos), expectativas sociales que distorsionan la percepción o que tienden a interpretaciones erróneas; más allá de las patologías sicológicas, engaños y posibles experimentos sicosociales, sí existen, repito, SÍ EXISTEN verdaderos casos de objetos aéreos anómalos no solo moviéndose en zigzag con aceleraciones ‘imposibles’ sino además, a veces,  acercándose, interfiriendo e interactuando con aviones, automóviles y personas.

Hay casos de vuelos convencionales no autorizados (drogas y espías), ultraligeros, drones, satélites que caen, basura espacial, meteoritos. Hay que saber distinguir entre estas variedades y actualmente lo que en algunos casos hasta podrían ser aviones de origen terrestre pero de tecnología secreta muy avanzada. También por la misma seguridad nacional hay que reconocer (venciendo al tabú institucional propio de una mentalidad la ya cuestionada mentalidad moderna-racional-clásica bajo la que las instituciones modernas se constituyeron) que también existen demasiadas evidencias de anomalías aún más desconocidas y que parecen desempeñarse y-o interactuar inteligentemente. 

Ya el tema no es ni es ridículo-gracioso o “sin ningún fundamento científico” ni solo asignable a la fantasía personal, social, fílmica o escrita. Es más, el nivel de evidencias (físico, documentario y testimonial, incluyendo a agentes de inteligencia, científicos, militares y pilotos) ya es tal para quien seriamente investiga esto que no es necesario esperar que los científicos institucionales reconozcan las anomalías y casi todos en conjunto decidan cambiar sus “paradigmas”. Tampoco es necesario dejar de interesarnos en lo extraordinario de estos temas cuando escépticos recalcitrantes/dogmáticos (que religiosamente quieren que la realidad sea de cierta manera) selectivamente escogen algunos casos, selectivamente estudian las evidencias, dan explicaciones alternativas (a veces más increíbles y ridículas) y nos hacen creer que todo se puede explicar convencionalmente.

Ampliar en el tema: En algunos casos (mínimo un 5%) la seguridad y presencia internacional pueden estar ligadas a las implicancias sociales, legales, culturales y de seguridad ciudadana respecto a una compleja y multifacética presencia extraterrestre que demanda estudios multidisciplinarios y transdisciplinarios para determinar qué implica. “OVNI” no es sinónimo de “nave extraterrestre” solo de un objeto aéreo desconocido que podría ser “anómalo”. Sin embargo, el porcentaje de la fenomenología OVNI que implica la existencia de objetos inteligentemente fabricados con una tecnología post convencional (probablemente pre-gravítica, informacional, en control del momento y la inercia y capaz de distorsionar el espacio-tiempo) requiere aventurarnos a reconsiderar el concepto de ‘seguridad’ bajo nuevos paradigmas.

¿Si investigamos la gama de posibilidades detrás de los fenómenos aéreos anómalos, ¿qué podemos hacer distinto y mejor de lo que se ha hecho hasta ahora en varios países desde los años 40 del Siglo XX? ¿Solo más estadísticas? (entre los reportes aceptados generalmente luego de un estudio aproximadamente bien llevado con sinceridad y con parámetros científicos lo más objetivamente neutros, un 15% a 20-25%+- permanecen como “desconocidos”. Se clasifica por credibilidad, duración, tipo de evidencias, multiplicidad-repetitividad, nivel de evidencias (solo radar, radar-visual, solo testimonio circunstancial, testimonio con fotos, videos, múltiples testigos, grado de credibilidad del testigo, visualización en radar + efectos electromagnéticos + fotos y múltiples testigos, etcétera), tipo de explicación convencional hallada (a veces se fuerza una explicación). 

Según COMETA racionalmente hablando la mejor explicación (aunque contradiga “paradigmas”) sería que un 5% podría ser sumamente ‘anómalo’, de carácter inteligente, tecnológico y ET).
Sinceramente, cuando ese % de fenómenos “realmente anómalos” se verifique (aún más que lo que los especialistas más serios y ciertos gobiernos ya han podido comprobar) como de procedencia “extraterrestre” o al menos como de procedencia distinta a nuestra realidad física cotidiana, el impacto social podría ayudarnos a redefinir las percepciones y construcciones culturales-sociales de quienes somos. Se nos manifestaría un “otro” más grande; nos compararíamos con una amplitud que socialmente trasciende nuestro hogar-vehículo planetario.

La tarea es de todos puesto que los convencionalismos sobre los que hemos organizado nuestras sociedades se están quedando muy estrechos (nuestros conceptos, apegos y creencias no “alcanzan”) y ya es necesario pensar y pensarnos como habitantes de un micro sistema en comparación con otro multiplanetario mucho mayor. La real presencia ET es un fenómeno planetario que atañe a toda la especie humana y quien es responsable de representar a la humanidad entera trasciende los límites del individuo, familia, pueblo, grupo étnico, nación o estado-nación. Por eso hay evidencias de contactos tanto con representantes de estados en algunos casos como con individuos y colectivos (como es el caso del peruano Sixto Paz y el colectivo definido como “Rahma”). Todos nosotros en todos los niveles organizativos y subdivisiones - si es que logramos pensar planetariamente, identificarnos éticamente a nivel planetario por el bien común – podemos comenzar a representar y diferentes segmentos de la sociedad pueden asumir y digerir diferentes aspectos de la nueva información, por ejemplo, unos de manera más emotiva y sentimental y otros de manera más racional-conceptual.

Sin embargo, no debemos asumir que todos los seres ET que decidan abrir comunicaciones con nosotros más abiertamente tengan las mismas comprensiones (excepto quizás las básicas por las que se ponen más o menos de acuerdo entre sí para cooperar o para no interferirse mutuamente), las mismas tendencias naturales, los mismos propósitos o que nos consideren como aptos para entenderlos por igual. Aunque por regla general los diversos seres se han comportado elusivamente, en la investigación ovnilógica (donde se han acumulado datos que se puede organizar en patrones de comportamiento) obviamente se sugiere que existe una gran variedad de entidades interactuando en diversos grados con nosotros y hasta –síquicamente y a veces físicamente- entre nosotros. 

¿Cuáles son amistosos o podrían estimular el tipo de evolución benéfico que más nos conviene? Además la investigación sugiere que al menos una gran parte de ellos (entre los que podrían existir alianzas y conflictos) no son “visitantes advenedizos” sino que podrían haber compartido en bases subterráneas nuestro planeta por muchos siglos y quizás miles o millones de años (antes de la aparición del hombre moderno).  ¿Cuáles son nuestros derechos ante esto? ¿Cuáles son sus derechos? ¿Cómo debe evolucionar el concepto de “derecho”?

Por todas estas razones (y porque si no nos reconocemos como una especie planetaria que respeta a su ambiente podríamos ser reemplazados o controlados) nos atañe urgentemente SABER lo qué está pasando. ¿Quiénes intervinieron en el pasado? ¿Influyeron en nuestros genes? ¿Si fuera así ¿quiénes, cómo y cuáles son sus expectativas actuales respecto a nosotros? ¿Con cuales más nos conviene relacionarnos abiertamente no solo por motivos de desarrollo cultural sino por motivos de seguridad? Si siguiéramos por el mismo camino destructivo pre-integral y pre-ecológico, terminaríamos con atrofias y defectos como algunos de ‘ellos’ parecen tener o acabaríamos siendo absorbidos por un subgrupo en particular?

¿Los hay “intrusos” “observadores” “guardianes” y “ayudantes” como el profesor de política internacional y paz mundial Michael Salla, PhD y consejeros del Exopolitics Institute (Instituto de Exopolítica) han evaluado en base a los comportamientos que exhiben (y en base a testimonios de “whistleblowers” (informantes) retirados y activos que trabajaron en proyectos secretos para los gobiernos, documentos  analizados que han escapado del control institucional, documentos desclasificados, testimonios recopilado comparativamente luego de décadas de una gran variedad de contactados y abducidos, la existencia de acciones físicas y evidencias físicas de varios tipos, etcétera)?

El camino a seguir es el mejor posible…el de la Verdad, el de creer en la gente y su potencial adaptativo y de construcción social de sus realidades. Creo que sin un conocimiento común del factor extraterrestre nuestros marcos de referencias (necesarios para la construcción de identidades individuales y sociales) serán insuficientes para adaptarnos a la era planetaria, a la influencia declarada del “antropoceno”.

Además el cambio no necesariamente tiene que ser ultra rápido sino gradual, digerible. Ya se han liberado miles de archivos clasificados del fenómeno OVNI en Brasil e Inglaterra y no ha habido ni un pánico ni un cambio rápido. En este periodo de modernidad liquida que menciona el sociólogo Sygmunt Bauman la gente es más adaptativa puesto que la solidez de las instituciones es menor. Sin embargo creo que es urgente que la gente sepa el grueso de la verdad sobre esta presencia extraterrestre antes que las instituciones lleguen a ser mucho más irrelevantes y pasen a ser una simple necesidad para mantener el orden necesario para vivir en conjunto. Igualmente si la gente supiera el grueso de lo que se ha ocultado sobre la presencia ET no creo que habría un pánico. También sabrían que estamos protegidos y que las variedades de seres que se acercan para interactuar con nosotros depende de qué escogemos hacer como humanidad en distintas escalas sociales. En general, la gente saldría a trabajar como de costumbre y, según información recibida por amigos contactados que considero creíbles (y que me parece razonable), tendríamos unos 300 a 400 años para completamente integrarnos a la comunidad cósmica con madurez suficiente.

Más especulativamente, quizás con una gran apertura de conocimientos respecto a la historia completa de quienes somos se activen memorias colectivas y –junto con una más amplia construcción social de nuestras culturas y sus premisas epistemológicas – logremos epigenéticamente activar elementos genéticos que inciden en nuestras biosíquicas predisposiciones, en lo que sueltamente (casi siempre de manera negativa) llamamos “naturaleza humana”, predisposiciones actualmente anacrónicamente limitadas a manifestar adaptaciones sociobiológicas probablemente más aptas para sobrevivir de forma demasiado atomística dentro de un mundo físico material clásico.

Como Timothy Morton anuncia, quizás necesitamos exponernos a “hiper objetos” u objetos que escapan de nuestras expectativas propias a adaptaciones espacio-temporales locales. Objetos (como los OVNIS que aparecen a nivel planetario sugiriendo otras reglas físicas y formas de ser) también son “hiper objetos”. Los necesitamos para abrirnos a creer que es posible modificar nuestras creencias, premisas y conducta destructiva y anacrónica sobre este planeta. Los necesitamos no necesariamente para anular lo verdaderamente conocido y descubierto sino para AMPLIAR lo que ya sabemos.

La política internacional fue alimentada por las teorías “realista” y “liberal” que enfatizan el actuar por beneficios e intereses por separado sin una visión global de conjunto. Por otro lado tenemos la teoría del Sistema Global que enfatiza el control del sistema (bajo una hegemonía cultural) por sobre las naciones individuales. Más recientemente tenemos la teoría construccionista que demuestra que nuestras categorías esenciales sobre la realidad internacional son construcciones sociales que pueden cambiar. Sin embargo, no sugiere qué construir para dejar de vernos como enemigos y-o competidores globales.

Para empezar a modificar nuestras construcciones sociales hacia la elaboración de una sociedad planetaria más sinérgica debemos ponernos en contactos con realidades que ya funcionan con fundamentos más interconectadas. Debemos ponernos en contacto con sociedades que utilizan de manera práctica la no-localidad física y síquica para transportarse colapsando espacio-tiempo según sus necesidades pero dentro de patrones transdimensionales más armónicos.  Debe incrementar la información sobre estos otros potenciales referentes  antes que sea demasiado tarde para que el “despertar” rinda sus mejores frutos a largo plazo.

Habría que incrementar la información general cuanto antes puesto que habría una “ventana de oportunidad” que puede pasar y esto requerirá una mayor apertura de subgrupos que en base al nacionalismo, al interés de subgrupos y a seguir construyendo sus entendimientos de la Vida basados en el temor) cuentan con grandes recursos, amplia libertad de acción que no pasa por los medios de control democráticos y que - hasta cierto punto - controlan qué y cómo informar o no a la población…una vez más aun basándose en la necesidad de defender una forma de ser a costa de una visión más inclusiva, en algunos casos por la búsqueda incesante de crecimiento y poderío tecnológico armamentista o por el temor; diferenciaciones exclusivistas propios de un pensamiento pre- integrador y pre-planetario; un pensamiento que –a mi modo de ver – nos predispone y relaciona más con influencias inteligentes extraterrestres más problemáticas y que probablemente siguieron trayectorias similares.

Incrementar la información disponible a la población antes que sea demasiado tarde; antes que sea indistinto para una humanidad (quizás ‘caotizada’ y bajo yugos dictatoriales hipermodernos, en medio de grandes crisis de viabilidad) requerirá interesarse y verificar personalmente y vicariamente que el contacto existe, es profundo y aunque relativamente sutil, generalizado. Y habría que hacerlo a nivel individual, de grupos, de instituciones académicas, gubernamentales y hasta religiosas e internacionales que aún tienen cierta credibilidad. También requerirá verificar que además en medio de esta situación contamos con muchos ‘amigos’ que aún creen en nuestras posibilidades internas, manteniendo un  equilibrio de poder menos intervencionista mientras esperan que nos preparemos para el diálogo la valoración y construcción social-cultural mutua.

Hay evidencia que los niveles de contacto comunicativos con esta variedad de seres sí puede incrementarse y que está gradualmente sucediendo, dándose así una oportunidad parecida a lo que sucedió en los años 50 y 60 en los Estados Unidos (pero que aparentemente fue suprimido). para la transición hacia una sociedad mundial que equilibre la espiritualidad, la libertad y la unión, respetando la creación, necesitamos interesarnos en entender qué está pasando y en fortalecer estos contactos de la variedad que podemos no solo considerar “diplomáticos” sino FRATERNALES.  

Bibliografía

www.ufoevidence.org   (mucha información recopilada con estudios serios y archivos históricos)

http://www.disclosureproject.org/  (Múltiples testigos de alto nivel, muchos de los cuales trabajaron para el gobierno y atestiguaron OVNIS y eventos relacionados).

http://ufosontherecord.com/leslie-kean/  (La periodista de investigación Leslie Kean toma declaraciones de generales, pilotos y oficiales del gobierno acerca del tema OVNI).

Bauman, Zygmunt (2007). “Tiempos  Líquidos: Vivir en una Época de Incertidumbre”. Barcelona: Tusquets Editores.

Dolan, Richard M. & Zabel, Bryce (2012). “A.D. After Disclosure: When the Government Finally Reveals the Truth about Alien Contact”. Pompton Press: Career Press.

Kean, Leslie (2010). “UFOS: Generals, Pilots, and Government Officials go on the Record.” New York: Harmony Books.

Morton, Timothy (2013). “Hyperobjects: Philosophy and Ecology after the End of the World”. Minneapolis: University of Minnesota Press.

Salla, Michael E. (2004). Exopolitics: Political Implications of the Extraterrestrial Presence. Tempe: Dandelion Books.