Deben investigarse objetos aéreos anómalos para salvaguardar la integridad del espacio aéreo, de la ciudadanía y para participar con ímpetu y presencia internacional en este campo que puede invitarnos a redefinir nuestras premisas epistemológicas más fundamentales. Países como Francia, Chile, Brasil y Uruguay oficialmente investigan esto desde hace muchos años y actualmente, con la presencia de cuantiosa información circulando por la internet (además de otros factores), los escépticos dogmáticos que de otro modo ejercerían un mayor control de la información para mantener su sentido de certeza determinista-materialista ya no tiene tanto dominio de la situación por lo que el estigma social dedicado a salvaguardar el tabú se está debilitando.
Según Alexander Wendt y Raymond Duvall, autores del excelente ensayo "Sovereignty and the UFO" el tabú se mantendría para salvaguardar (mayormente de manera inconsciente) la primacía del antropocentrismo como fundamento de las naciones modernas. El "soberano" (líder político o gobernante) no podría decidir un "estado de excepción" ya que admitir que algunos de los OVNIS podrían ser extraterrestres iría contra el antropocentrismo. Por otro lado sentiría que el uso de la razón y su alianza con lo racional-científico demandan admitir esta posibilidad. Al no poder decidir de un modo u otro el resultado es que los OVNIS se conviertan en objetos "no objetos" o en TABÚ. Sin embargo, a largo plazo la situación sería insostenible puesto que el mismo fenómeno OVNI insiste en producir evidencias y los científicos tarde o temprano deben basar sus explicaciones en evidencias.
A mí me parece que el TABÚ contra la Hipótesis Extraterrestre es más fuerte en países como Estados Unidos que oficialmente dice no estar interesados en estas investigaciones. De ser por lo menos parcialmente válida la hípótesis de Wendt y Duvall, la defensa inconsciente del antropocentrismo sería menos icónica en algunos países que oficialmente admiten querer desentrañar el misterio de los OVNIS (Chile, Brasil, Francia, Uruguay). La razón válida más inocua o menos controversial viene a ser la seguridad nacional o salvaguardar el espacio aéreo. En esto estoy de acuerdo pero creo que producir mas sets de estadísticas similares a las ya producidas hasta hoy en los últimos 60 o más años no conduce a mucho.
Si una parte de la fenomenología OVNI pudiera ser de origen extraterrestre el siguiente paso lógico sería el poner a prueba la Hipótesis Extraterrestre. El siguiente paso sería el tratar que el fenómeno OVNI relacionado a esta hipótesis se manifieste de forma menos aleatoria. Parte de este paso sería el trabajar con los contactados que están refrendados por evidencias objetivas y formas de una supuesta interacción que pueden ser verificadas colectivamente.
Por muy extraño que en primera instancia pueda parecernos lo que está pasando...hay que afrontar la realidad que se devela al estudio, al análisis de las evidencias y a un sentido lógico-razonable sano (frecuentemente poseído más por personas sencillas que por específicamente programados-parametrados académicos) que no se doblega para engañarse a sí mismo selectivamente eliminando información que le parece A PRIORI y dogmáticamente algo cuasi repugnante o "inaceptable". Además, solo percatándose de lo que muy probablemente está pasando respecto a una verdadera presencia ET se podrá actuar responsablemente y salvaguardar la ‘seguridad’ a corto, mediano y largo plazo.
Aunque muchos países oficial y extra oficialmente investigan fenómenos aéreos anómalos, una fracción de los cuales seriamente indica una presencia extraterrestre, muchos países latinoamericanos no tienen una política clara respecto a estos aspectos más “exóticos” (o posiblemente extraterrestres) que aparentemente pueden ser físicos e interdimensionales, afectando nuestra psique y sentido de realidad. No obstante, respecto a este asunto (que es de alcance planetario y sobrepasa las epistemologías sobre las cuales se han construido las sociedades ‘modernas’) no es necesario seguir los lineamientos de alguna potencia o país extranjero de manera obligatoria para hacer las cosas bien.
Si el interés en la investigación de OVNIS y/o Fenómenos Aéreos Anómalos es por "la seguridad" más que por la filosofía y los cambios paradigmáticos y epistemológicos que podrían implicar, incumbe atreverse intentar interactuar más directamente con el posible aspecto extraterrestre en vez de esconder la cabeza, mirar hacia otro lado, juzgar en contra sin conocer a fondo los pro y contras de los contactados o - selectivamente - mantener un pre-juicio para salvarnos individualmente de que nos consideren "ilusos" o "engañosos". Se requiere requiere conocer más afondo qué está pasando sin ciegamente creer que las grandes potencias que investigan esto lo harán mejor que nosotros. en este tema de seguridad y cambio cultural planetario se necesita tomar la iniciativa para liderar en la modificación de perspectivas que se necesita, demostrar (lo más científicamente posible) la realidad o falsedad de la Hipótesis Extraterrestre, y llegar a comprender o al menos EVALUAR con más elementos de juicio qué es en realidad mejor para la seguridad nacional: los pro y los contra de diferentes posibles relaciones exopolíticas con diferentes tipos de civilizaciones extraterrestres.
Realmente pareciera que - por aferrarse a un pensamiento arcaico y cada día más obsoleto – algunos países poderosos siguen un rumbo inapropiado e insostenible por (ser demasiado fragmentario, exclusivista y divisorio) frente a una realidad cuya complejidad merece un análisis holístico e integral mucho más amplio, creativo, y ético. Los parámetros tradicionales de la política internacional no se adaptarían a la envergadura de una posible presencia extraterrestre.
Un mayor grado de seguridad nacional efectiva podría estar acompañado de un camino más original y proactivo que aquél de investigar para obtener tecnología militar, denigrar y ocultar ya que este último rumbo podría ponernos en manos de las variedades de seres ET con mayores problemas y conflictividad. Es más, estimo que la gente debe saber los pormenores y extremos de estos temas para decidir sobe sus vidas para estos temas y estimo que las poblaciones de los países “en vías de desarrollo” aún cuentan amplias características de flexibilidad y capacidad de adaptación.
¿Cómo deberíamos proceder? Educando y explorando objetivamente y sin temor. Además de involucrar a la población general en una red de observadores efectivos la colaboración entre instituciones del estado e investigadores-asesores civiles es un paso adelante en algunas instancias pero otra estrategia adecuada y racional sería la de trabajar en armonía con posibles ciudadanos ‘contactados’ serios y capaces de proveer evidencias constatables y objetivas. Esto permitiría tomar la iniciativa de interactuar con lo que hay detrás del fenómeno no solo de manera más experimental sino para evaluar mejor su posible benevolencia o peligrosidad.
También hay que educar a segmentos de la población interesada para que puedan distinguir entre varios tipos de objetos convencionales implementando una red de observadores más objetiva a nivel nacional. Habría que aumentar la confianza con las autoridades para que reporten sin temor. Además, para que las autoridades de nuestros países no queden rezagadas al margen de la investigación más “exótica” (que atañe a la transformación social y al futuro de las naciones), reitero la importancia de “romper esquemas” y distancias innecesarias y trabajar con los conciudadanos que muestran evidencias creíbles participando en posibles intentos de contacto tratando de indagar respetuosa pero objetivamente; a profundidad (y con paciencia ante la presencia de métodos de sensibilización psíquica poco convencionales) qué es lo que realmente está sucediendo, intentando no solo obtener más y más estadísticas y otro porcentaje de “desconocidos” sino también de interactuar con aquello que acredita en cada territorio nacional una verdadera “hipótesis extraterrestre”.
Más allá de múltiples errores de percepción, de identificación de una variedad de aviones mal entendidos como presencias anómalas; más allá de los globos, satélites, luces de publicidad, fenómenos meteorológicos (rayos, resplandores), fenómenos astronómicos (planetas, estrellas, meteoritos), expectativas sociales exageradas, patologías sicológicas, engaños, y hasta posibles experimentos sicosociales, sí existen verdaderos casos de objetos anómalos distintos a las categorías mencionadas maniobrando, aterrizando, acercándose y en pocos casos, interfiriendo con aviones, automóviles y personas.
Claro que hay muchas razones para investigar además de los “más exóticos”, razones como los vuelos convencionales pero no autorizados (quizás por drogas o espías), “drones” que podrían no estar autorizados, satélites que caen ocasionalmente, basura espacial y meteoritos. Por eso hay que saber distinguir entre todas estas variedades. También por seguridad nacional hay que reconocer y evaluar ese aspecto más “exótico” dejando de una vez de lado el temor al ridículo o el tabú institucional que se instaura por varias razones sociológicas y psicológicas en las instituciones modernas.
Hay que reconocer que realmente existen “anomalías” que atañen a los científicos, a las personas y a los estados conocer, “anomalías” que evidentemente maniobran y-o interactúan inteligentemente. Las implicancias para el futuro de las naciones son muchas y aunque quizás ahora parezcan “importantes pero no urgentes” hay que estar preparados.
La posibilidad cada vez más probable de una compleja y multifacética presencia extraterrestre demanda estudios multidisciplinarios, interdisciplinarios y transdisciplinarios para determinar qué implica esto para la sociedad. Primero, lógicamente hay que reconocer que “OVNI” no es sinónimo de “nave extraterrestre” solo de un objeto aéreo desconocido que podría ser “anómalo” o “convencional” pero que no ha sido identificado. Sin embargo, el porcentaje de la fenomenología OVNI que implica la existencia de objetos inteligentemente fabricados con una tecnología “post clásica” o “post convencional” (probablemente en control del momento y la inercia y capaz de distorsionar el espacio-tiempo afectando un campo de información pre-físico) requiere aventurarnos a reconsiderar el concepto de ‘seguridad’ bajo paradigmas creativos muy distintos.
¿Qué pueden los estados hacer distinto y mejor de lo que se ha hecho hasta ahora en esta investigación desde los años 40 del Siglo XX? ¿Debemos remitirnos a producir estadísticas y un porcentaje definido como “desconocidos” o “no explicados” silenciando el aspecto más controversial del fenómeno para no inquietar a la población? Con parámetros científicos relativamente objetivos y neutros (sin tratar de explicar a toda costa cada reporte como “prosaico” o “convencional”), un porcentaje aproximado entre 15% a 25% frecuentemente termina clasificándose como objetos “desconocidos” y, bueno, por lo general ahí queda todo. ¿Queremos más de eso sin avanzar en nada?
¿Pasarán otros 60-70 años para que la situación cambie? ¿Evitaremos así el impacto y despertar cultural que necesitamos para reconsiderar qué creemos y pensamos acerca de la realidad y del mundo…que estamos destruyendo? Esas estadísticas básicas se conocieron con los primeros reportes (más sinceros) producidos por el proyecto “Libro Azul” de la USAF durante la época del capitán Ruppelt y otros reportes similares en los que la consigna implícita no es la de activamente eliminar la Hipótesis Extraterrestre dan resultados similares.
Normalmente el “fenómeno” no es hostil salvo algunos pocos eventos. Normalmente (sin el “Libro Azul” activo) el fenómeno sigue reportándose por otros medios oficiales pero menos publicitados. El interés por esto sigue dentro de estamentos especializados de los estados que saben que hay una presencia muy distinta que también puede ser física y muy “real”. Los reportes oficiales se suelen clasificar por nivel de credibilidad, duración, características, interactividad, tipo de evidencias, multiplicidad-repetitividad, combinación de evidencias (radar, radar-visual, testimonio individual circunstancial, múltiples testigos, testimonio(s) con fotos, videos, grado de credibilidad de los testigos, visualización combinado a efectos electromagnéticos + fotografías analizadas claras, borrosas, filmaciones, etcétera). Se enumeran los tipos de explicaciones convencionales genuinamente hallados, las mejores explicaciones posibles (sin forzar una explicación), etcétera. Probablemente algunos países tratan de lograr una ingeniería inversa lo cual es un “secreto a voces”.
Luego de 7 años de estudios de alto nivel con la cooperación de la gendarmería francesa y según el informe del grupo COMETA asociado a la GEPAN/GEIPAN francesa (Grupo de Estudios y de Informes sobre Fenómenos Aeroespaciales no Identificados) asociado a la agencia espacial francesa CNES (Centro Nacional de Estudios Espaciales), la mejor explicación racional (aunque contradiga “paradigmas” y hasta hoy haya sido un “tabú” implícito dentro de las instituciones formales) sería que un 5% de los fenómenos podrían ser tan sumamente ‘anómalos’, que la Hipótesis Extraterrestre sería la más viable y lógica, mostrando además un carácter inteligente y tecnológico. Esto coincidiría con las evaluaciones sinceras del General Nathan Twining en la USA de los años 40’ y con el reporte USAF del“Proyecto SIGN” (antecesor al “Proyecto Libro Azul”) antes que se instaurara el control y manipulación de la información respecto al aspecto extraterrestre de esta fenomenología.
La Hipótesis Extraterrestre (que con tecnología mucho más avanzada puede incluir efectos interdimensionales o cuántico a gran escala o escala MACRO) es perfectamente lógica. Lo ilógico y que caería en un TIPO Dos de error de inferencia estadística sería no admitir la POSIBILIDAD que algunos de los OVNIS PODRÍAN ser extraterrestres. El peso de la prueba también puede estar de lado de los dogmáticamente escépticos que la gente equivocadamente asocia como representantes de la mejor posición científica.
En cierta medida (gracias a los esfuerzos de ciudadanos comunes, de investigaciones privadas y de personas creíbles que decidieron hablar sobre sus investigaciones secretas mientras trabajaban para gobiernos) en el primer mundo el aspecto del “fenómeno aéreo anómalo” que sugiere una presencia extraterrestre real e inteligente (a pesar de coexistir con una esfera social de investigación ortodoxa totalmente ajena al tema y representada por instituciones como el Proyecto SETI, algunas universidades donde enseñan “exobiología” y la NASA) está llegando a niveles de credibilidad con una gran calidad de evidencias acumuladas, múltiples testimonios VIP, análisis científicos de supuestos implantes con características seriamente anómalas, documentos clasificados que se han filtrado, etcétera. Por esto (atreviéndose a dejar de lado los tabúes) ya incumbe a los estados atreverse a explorar cómo serían los aspectos legales, culturales, políticos, y de seguridad tratando de entender bajo nuevos parámetros cómo relacionarse con esta compleja presencia de manera mutuamente beneficiosa e inteligente.
Luego de analizar informaciones que forman patrones acumulados a largo plazo estimo que hay indicios que existe un equilibrio de fuerzas entre variedades de seres con variedades de historias, necesidades, niveles de consciencia e intenciones respecto a nosotros hay que educarse con amplitud y avaluar con quiénes nos conviene relacionarnos más directamente en esta situación. ¿Qué variedades de estas inteligencias son más activas en nuestros territorios? ¿Quiénes nos protegen de quiénes? Si hubieran seres que comparten nuestros territorios desde hace siglos y que además trascienden nuestros paradigmas y categorías legales propios de las naciones-estado modernas, qué políticas prudentes deberíamos producir para establecer lazos seguros de respeto mutuo a largo plazo?
Creo que para obtener un estado de soberanía respetable ante “naciones” extraterrestres actualmente interactuando de forma muy subrepticia y tratándonos como inmaduros o como niños, debemos no solo actualizarnos para interesándonos en valorar y pensar estos asuntos sino aprender a hacerlo de forma más inclusiva, transdisciplinaria, ética e integral…hacia una consciencia de grado planetario.