Monday, June 17, 2013

La Mutación Antropo-Histórica, la Teoría Integral y el Plano de Realidad Sutil

Reflexiones en Torno a la Teoría Integral, el Plano Sutil y la Mutación Antropo-Histórica


Por Giorgio Piacenza Cabrera


Hay fragmentos de una nueva epistemología emergiendo en el mundo y tienen que ver con entender la realidad de manera más profunda que la forma en que como actualmente rasgamos la superficie material de las cosas. Sin embargo las personas descubriendo y relacionándose con estos “fragmentos” (estudios científicos de la conciencia, viajes chamánicos reinterpretados, ovnilogía, exopolítica, eco teología, conciencia no dual, la ciencia del campo akáshico de Ervin Laszlo (ecologista de sistemas y fundador del Club de Budapest), transdisciplinariedad, pensamiento complejo, Teoría Integral, holografía cuántica aplicada a los fenómenos de la memoria, sistemas complejos emergentes, física de la retrocausalidad, sintropía, parapsicología, evidencias de supervivencia a la muerte física, metafísica, visiones y especulaciones de la Nueva Era, etc) raras veces encuentran que sus intuiciones y descubrimientos se relacionan con los de sus colegas en la búsqueda de una visión más holística e integral. Todos tienen apasionantes causas que defender pero muy frecuentemente…por separado. No saben cómo relacionarlos e integrarlos.


Además de las tradiciones románticas y esotéricas –como la teosofía y el espiritismo- nacidas durante la modernidad, antes del exclusivo énfasis en el reduccionismo empírico sensorial, las cosmologías indígenas y de muchas otras tradiciones “pre modernas”, tenían maneras de relacionarse a través de un empirismo más amplio y menos analítico y segmentado y conjuntamente a interpretaciones “míticas” aptas para promover la cohesión social, reconocían y se vinculaban-relacionaban con un mundo vivo y más sutil que la materia física, lleno de entidades y “parientes” tan reales como el suelo, el aire, el agua y la luz.


Me parece que lo que actualmente nos conduce al desastre (ecológico, económico, político, humanitario) es el apego excesivo a entender la Vida desde una perspectiva física. Esta perspectiva ya no es funcional porque con nuestra inventiva cultural y artificialeza hemos creado sistemas humanos de relación social, política, económica, informática que por su complejidad ya imitan funciones vitales auto organizativas o autopoiéticas. Ahora relacionarnos con nuestras creaciones sistémicas con una mentalidad mecanicista no es viable.


Creo que para que progrese la nueva “mutación antropo-social”a la que se refiere el profesor Aníbal Quijano también habría que incluir una nueva relación entre el pensamiento analítico-instrumental que nos lega el aporte de la modernidad y el re-conocimiento práctico del mundo sutil que relaciona a las “cosas” de manera viva en el sentido que daría el padre Thomas Berry “como una comunión no de objetos sino de sujetos”. Los modos de producción y consumo masivo legados por la modernidad también encandilan por su promesa de satisfacer nuestras necesidades materiales, fragmentando en una chatura metafísica todo evento o realidad como si solo estuviera constituida de “cosas” físicas carentes de Vida.


En un pasado pre-moderno (no el “tribal” sino el feudal y teocrático) también se respetaba el orden divino constituido por un Creador que en occidente no se consideraba como imbuido de la naturaleza en el mundo cotidiano pues –a pesar de ser un Dios Personal- se enfatizaba su aspecto libre, absoluto y trascendente. Casi todos los pueblos tenían cosmologías distintas que compartían la idea básica que la existencia se componía de varios niveles en un orden jerárquico. A este entender Sir Arthur Lovejoy llamó “La Gran Cadena del Ser” y podría decirse que era un concepto cosmológico generalizado. Antes de la influencia de la modernidad se pensaba en un mundo generado o imbuido por la Vida de Dios o de un Gran Espíritu fundamental. Sin embargo también habían problemas que limitaban al ser humano y que el impulso de la modernidad trataría de superar. 


En este pasado cultural no tan lejano y también en pasado el tribal la gente frecuentemente moría a temprana 
edad, se sacrificaban prisioneros, existía la esclavitud, no existía el concepto de “humanidad”, frecuentemente se vivía bajo el mando férreo de líderes siempre al borde de las guerras en sociedades estructuradas bajo regímenes más políticamente sencillos pero, asimismo, más rígidos. En las sociedades agrícola-urbanas-feudales las relaciones sociales frecuentemente reflejaban una interpretación vertical e incompleta de un orden universal más jerárquicamente armonioso. La interpretación local de la realidad prevalecía pues la matemática no era difundida y la ciencia organizada como un conocimiento objetivo global no existía.  Las tribus frecuentemente se llaman a sí mismas “la gente” como si no hubiesen otras “gentes” y el concepto de “humanidad” era muy débil o incipiente. Se usaba más sabiamente lo que la naturaleza proporcionaba y se aceptaba lo que había pero con muy poco cambio y “progreso” debido al  análisis. En Europa los soberanos, herederos de tradiciones patriarcales, llegaron a ser el alma del estado hasta que la gente felizmente mutó con el grito de “libertad” que sigue siendo válido aunque luego tomó visos de un individualismo excesivo.  


Con la idea del progreso y del análisis racional de lo empírico la modernidad cambió todo y como dice Aníbal Quijano...mutamos. Se trastocó el orden social establecido en el reconocimiento teológico-religioso de realidades supra físicas divinas. El deslumbramiento de un método para manipular más efectivamente la materia y re-organizar el mundo de la experiencia física cotidiana formó apegos exclusivistas que mellaron la anterior sabiduría de comulgar con un orden superior al físico y que en épocas “tribales” enfatizaron aún más las comunión con relaciones de reciprocidad.


Se trascendió a otro tipo de orden epistemológico exteriormente más poderoso pero este orden, aunque nos condujo a la globalización actual, siguió siendo de “carácter exclusivista”.  También se mutó, se trascendió pero –al igual que con la mutación del orden tribal al feudal- no se incluyeron todos los descubrimientos válidos de la etapa anterior. Según el filósofo post posmoderno y de la evolución Ken Wilber supuestamente ahora emerge gradualmente otra etapa epistemológica que él llama “integral” y en la cual la actitud exclusivista que dice que “mi epistemología actual, mi modo de vida actual es superior a la anterior” queda superada. En esta etapa “integral” (tanto en la conciencia personal de las personas como en el etos y las ideas culturales) se estaría dispuesto a incluir por primera vez en la historia a todas las sabidurías de todas las etapas de la humanidad. Con esta actitud y con su modelo Meta Teórico integrador por primera vez seríamos capaces de incluir con un respeto profundo todas las expresiones socialmente constructivas, los métodos y hallazgos de la experiencia humana en su carácter subjetivo, intersubjetivo, objetivo e inter objetivo. A mi modo de ver, la mutación “antropo-histórica” que predice Aníbal Quijano tendría que ver con esta novel actitud integral, pues el reduccionismo en cualquiera de sus formas (incluyendo el anti-sistema, radicalmente igualitario, posmoderno, “verde”) ya no sería funcional en un mundo en el cual las creaciones sistémicas humanas cobran vida propia imitando al organismo transistémico que es la Naturaleza Viva. Por esto el espíritu de la “Teoría Integral” de Ken Wilber también armoniza con el concepto andino del “Buen Vivir” y se convierte en un importante factor para considerar en los diálogos y superaciones de las crisis que nos llevarán a colectivamente crear un mundo mejor.    


En toda aproximación que no es integral se sobre valoran un aspecto válido de la realidad. Frecuentemente esto se traduce en sobre valorar “a expensas de” un modo de vida, de producción, una doctrina política, religiosa, un método. También en la búsqueda post moderna de igualdad y horizontalidad en las relaciones inter personales-intersubjetivas frecuentemente se romantifica el pasado pre moderno y se desmitifica el mundo actual para saber vivir en armonía y nos olvidamos que toda etapa socio cultural “pre integral” en la que se pensaba excluyentemente abundaba en errores y atrocidades. Aun así, a pesar de la ceguera irreflexiva del pasado y de la soberbia del presente mucho podemos aprender mucho del pensamiento pre-moderno. La necesidad de adentrarnos a pensar de manera compleja para rescatar lo funcional del pasado que es aun útil y válido es parte de la “lógica” integral.


La mentalidad, el espíritu y el sentimiento que debemos de cultivar hoy en día para “vivir bien” debe integrarse a los descubrimientos de la modernidad y de la post modernidad y reubicarse en una sabiduría ancestral de raíces mucho más amplias y universales que  trascienden, incluyen y le dan una verdadera perspectiva cósmica a esta modernidad-postmodernidad. Supuestamente algunos elementos válidos de una Meta teoría siempre abierta a crecer se han conformado de manera inicial. Según estudios como los de Elizabeth Cook-Greuter, supuestamente un pequeño porcentaje de la humanidad no solo ya podría entender cognitivamente esta Meta teoría sino también empezar a identificar su ego, su persona, su apego, su sentir, su ética de manera transpersonal con una forma de ser no solo “mundo céntrica” (como la modernidad aún intenta implantar) sino hasta “kosmo céntrica”. Este saber integral “kosmo céntrico” es como el de los sabios que conocen y-o sienten los reglamentos o principios de toda la Manifestación, Vida o Creación. En otras palabras puede estar adjunto a un mapa cognitivo o no pero siempre será vivencial.  Si pudiéramos realmente adaptarnos a la complejidad y poder pensar trans disciplinariamente nos identificaríamos con la Vida en toda su escala de manifestación aún más allá del planeta y llegaríamos a integrarnos a una comunidad exopolítica muy amplia que ya participa subrepticiamente con nosotros. Podríamos pensarnos transistémicamente a través de la percepción directa y creciente comprensión de los patrones creativos universales. En este sentido empezaríamos a entender qué inspira no solo al verdadero “Alto Misayoc” sino al (tan escaso) “Ruwal Alto Misayoc”. Ésa sería la integralidad ideal.


Muchas personas actualmente dedicadas a contrarrestar el “sistema” moderno patriarcal, reduccionista, eurocéntrico, dualista de explotación capitalista global cumplirían una labor de desarticulación pero quizás aún no podrían ofrecer la alternativa. Muchas de las personas que actualmente promueven una mayor o total horizontalidad en las relaciones interpersonales, se hallarían en una etapa previa a la “integral” (que debería ser trans nacional y trans cultural). En esta etapa “verde” del desarrollo de la conciencia (o en sus postrimerías) ya se estaría dando visos de la  mutación “antropo-histórica” hacia lo integral en las indagaciones personales que van más allá de un activismo y sentir limitado a la igualdad y a la preservación de la naturaleza y las personas. Mientras los activistas asociados al surgir de la post modernidad vienen a romper esquemas (como los llamados “niños índigo”) y a reclamar igualdad y respeto (para el indígena, para la naturaleza, para las mujeres, para los animales, para los trabajadores, para los homosexuales y hasta para los ciudadanos a los que –por increíble que parezca- se les oculta las investigaciones de la presencia extraterrestre) ellos –aunque se hallan ad portas- no pueden aún sentir, pensar e identificarse transistémicamente. Son el grupo de avanzada pero un poquito más allá hay unos “scouts” poco visibles reconociendo el terreno donde todos pisarán poco después si en conjunto el colectivo salva los escollos de la mutación.


La mayoría de los “activistas de la “igualdad y el respeto” hacen cosas muy loables pero aun piensan con patrones establecidos dentro de los últimos rezagos del exclusivismo epistemológico y por lo general (de manera dualística-dicotómica) están tanto a favor de algo así como en contra de manera global respecto a su opuesto. A pesar de su énfasis en la igualdad no reconocen su propio reduccionismo sutil. Muchos son muy “anti” y por ejemplo creen que sus causas excluyen todo lo asociado a etapas anteriores que se asocian a la generación de los problemas contra los que luchan (modernidad, religión, etc). Sin embargo entre este grupo de revolucionarios (frecuentemente movidos por un sentimiento de amor y relación) estarían emergiendo aquellos (quizás desilusionados por las tácticas de lucha confrontativas o simplemente inspirados subconscientemente por un futuro próximo) que no solo aprecian la armonía de los sistemas (a veces entendidos como unos en contra de otros) sino las interconexiones más profundas entre los sistemas (aun entre aquellos que en cierto nivel de percepción parecen estar en conflicto). Esta sería la última generación humana que privilegia el “pensamiento exclusivo” y estas personas estarían pasando de un nivel de crecimiento personal denominado (por Wilber y Beck, creador de la “Dinámica Espiral”) “Verde” al primer nivel de conciencia “integral” en el que ya se puede incipientemente pensar y ser de forma trans sistémica (reconociendo intuitiva y-o conceptualmente los fundamentos que generan y conectan a los sistemas).


Creo que en esta “mutación” es posible empezar a utilizar una combinación de lógicas: la lógica del medio excluido (más aplicable al mundo físico), la lógica del medio incluido o la de la relación interdependiente y complementaria (más aplicable al mundo vital y al de las energías sutiles) y la lógica de la negación de cualquier afirmación (llamada “neti neti” en la India y que lleva a la suspensión del discurso mental para así lograr la contemplación No Dual). Esto es algo inusual y novedoso para la humanidad y creo que el descubrimiento de los “fundamentos” que conectan a los sistemas hoy en día aun toma en la sociedad internacional la forma de muchas indagaciones y descubrimientos supuestamente inconexos o en áreas separadas.


Ni siquiera Wilber (generador de una visión integral bastante completa) se libra del prejuicio pre integral no tomar en serio muchos de estas indagaciones pues me parece que aun él desea ser reconocido por el mundo académico formal. Sin embargo, si deseamos incluir los descubrimientos válidos en todas las épocas de la humanidad deberemos incluir la afirmación que no solo el mundo físico es importante para nuestra vida cotidiana y que no solo el mundo físico existe y una ampliación del “método científico” es necesario para no obviar el aporte moderno en el re descubrimiento de las realidades sutiles de la naturaleza.  Actualmente la función de la “Teoría Integral” es la de mostrar que lo que antes se consideraba incompatible tiene un origen común. Además de ayudar a modificar perspectivas y ayudar al surgimiento de una mutación, nueva epistemología y nueva conciencia, mayormente sirve para aconsejar incluir todos los factores de una realidad de manera simultánea para así comprenderla mejor. Lo que le falta es mostrar cómo se relacionan causalmente las partes de la teoría para que esta sirva para hacer predicciones útiles. Si se rompiera la barrera sicológica ante lo (mal llamado) “paranormal” y se sintiera comodidad ante la investigación y la experiencia de las realidades del plano sutil la Teoría Integral podría servir como el primer paso para realmente entender la naturaleza de la realidad más profundamente. Lo importante no es el asombro, lo curioso, lo emocionante o gracioso (ante el realismo de la vida material) de reconocer lo paranormal, los contactos con el más allá, los extraterrestres y su tecnología inter dimensional; lo importante no es crear nuevas dependencias culturales o sicológicas ante esto. Lo importante de estas cosas es despertar para tomarlas con naturalidad y que nos ayuden a entender que el mundo descubierto por la lógica material, reduccionista solo es válida para un rango necesario pero limitado y específico de la experiencia humana.


Lo bueno de la “Teoría (o Meta teoría) Integral” es que nos proporciona información más básica  y que si le prestamos atención (si nos encandila) puede ayudarnos a digerir la complejidad del mundo que aumenta día a día. Puede ayudarnos a re-ligar la información secundaria y –según Wilber y otros- tiene una actividad “psicoactiva” pues nos recuerda aspectos que hemos olvidado de nosotros mismos. 


Creo que para volver a reconectar nuestras prácticas culturales y la sociedad con el “Buen Vivir” no necesitamos retroceder románticamente (retro románticamente) al estado tribal adoptando cosmologías cíclicas. No necesitamos una supresión total de las ideas de progreso, complejificación, emergencia y evolución. Creo que necesitamos unir lo cíclico con lo lineal entendiendo la Vida que procesa en espiral. Tampoco es una solución atacar al capitalismo y a los propietarios de los medios de producción para implantar una dictadura socialista o comunista de partido (o sea otra solución eurocéntrica moderna). Eso (aunque el socialismo en general tenga partes de razón y sea una respuesta ante la explotación abusiva del Hombre por el Hombre) también es producto de una visión más rígida de la Vida. Lo que realmente puede ayudarnos es único en la historia. 

Es un ir más allá de la tendencia irracional de preferir o la excesiva subdivisión y la separación racional-moderna en “objetos” o la tendencia no racional (que no es lo mismo que irracional) de casi percibir todo como un flujo sin distinciones. A lo que vamos con el ideal de la mutación es a trazar una espiral holárquica de desarrollo sostenible inspirada en principios cósmicos organizativos que puedan ser integralmente reconocidos de manera práctica, sinérgica y sintrópica. Se requiere desarrollar tecnología, matemática y ciencia de aplicación práctica bajo esta emergente perspectiva y demostrar que no podría funcionar sin la importancia de principios metafísicos y de la injerencia causal del plano sutil de existencia. Es un “reencantar” la existencia humana, descubriendo a través de la ciencia, de la experiencia empírica (“chamánica-transpersonal) y de una reflexión filosófica inclusiva más aguda un fundamento general enraizado en principios interconectados que sostienen toda manifestación física, mental o suprafísica-sutil...y es hacer esto de manera rigurosa y no solo aventurosa, excitante y emotiva. Es seguir usando los métodos disponibles por la ciencia pero con una ciencia ampliada para unir funcionalmente filosofía y metafísica y descubrir las realidades constitutivas de todo conocimiento válido. 

Particularmente creo que la integración de la física cuántica con la Teoría Integral y la especulación metafísica racional pueden proporcionar algunas claves valiosas para llegar a un conocimiento integral que esté a la par de la mutación. Además de esto, la tecnología transdimensional emergente y ocasionalmente suprimida por poderosos intereses económicos y militares (estudiar la información del Dr. Steven Greer), amén de las tecnologías de utilización del “Punto Cero de Energía” y de las “ondas escalares” (por ejemplo, estudiar la información proporcionada por Thomas E. Bearden y los experimentos de Konstantin Meyl) puede proporcionar a la humanidad evidencia práctica y concreta que la realidad física “molar” y “entrópica” a la que nos aferramos sicológicamente (haciéndole juego a la epistemología “colonializadora” moderna) obedece a -la programación de y a la interacción con- un nivel más profundo y vital de existencia (del cual provenimos, se halla constitutivamente en nosotros y al cual regresamos).


Luego de haberse sucumbido por siglos a la capacidad de clasificación y subdivisión rigurosa que aportó la modernidad deberán redescubrirse e incluirse en nuestra cultura global no  solo verdades “mitológicamente” incorporadas en las cosmologías de los pueblos sino asimismo principios que subsuman a toda la realidad física. Investigaciones y evidencias que existe un mundo más amplio que los métodos del mecanicismo materialista pueden explicar (por ejemplo en el estudio parasicológico que la conciencia trasciende los límites espacio temporales) no faltan. Los estudios en psicoquinesia y retro psicoquinesia de Robert Jahn de la Universidad de Princeton; los estudios de percepción a distancia de Stanley Krippner de Saybrook University; los estudios de detección pre-cognitiva subconsciente (relacionados al sistema nervioso simpático) de Dick Bierman ( http://www.youtube.com/watch?v=biPJJD4DFlU) y de Dean Radin son algunos ejemplos. Lo que falta es terminar de corroer la resistencia dogmática y el pseudo “realismo” del cientifismo materialista. Esto requerirá saber que toda área de experiencia humana es amena a la indagación científica y que inclusive la exploración de chamanes, monjes, psíquicos y místicos puede ser completamente científica.


¿Cómo podría la retrocausalidad relacionarse a la experiencia humana y la cosmovisión de culturas consideradas “míticas” como la Quechua? Bueno, la “lógica” de la complementariedad usada por ellas, más afín a los principios pre-físicos del fluir de la Vida a veces generan modelos en los cuales en concepto actual de “retro causalidad” sería posible. Se podría estudiar un resumen muy interesante proporcionado por Antonella Vaninni y Ulisse di Corpo en http://www.syntropy.org/ y en www.sintropia.it/thesis.pdf


A diferencia del holismo que tiende a enfatizar al todo sobre la parte, en la Teoría Integral, la parte y el todo son igual de significativos pues emergen de un orden interno más fundamental. En su “Excerpt G” Wilber reflexiona sobre la evolución e involución proclamando que la tendencia al desarrollo de la complejidad en las formas sirve para actuar como vehículos de expresión cada vez más vastos de los contenidos de la conciencia. La tendencia a la evolución como desarrollo y como inclusión de formas organizadas anteriores provendría de las potencialidades dadas por lo que las tradiciones no duales como el Vajrayana y el Vedanta podrían considerar como realidades ontológicamente superiores. 


En un sentido peruano andino y metafísico se podría hablar de los “pachas” metafísicamente superiores. Wilber prefiere no especular sobre cómo son estas realidades y –por lo que sé- se limita a afirmar que proveen potencialidades de desarrollo de los actual que es evolutivo en la complejificación de la materia física. Yo en cambio pienso que estos “pachas” serían “actuales” y “concretamente reales” en su propio nivel pero “potenciales” desde nuestro nivel (a menos que sean percibidos, experimentados, vividos, revelados por un método o sentidos). Hay que entender a los “pachas” como mundos concretos (con objetos colectivamente detectables) sea que posean materia física o no, también son entidades relativas uno respecto al otro. Creo que un “pacha” puede ser “Hanan” respecto a otro y asimismo “Uku” respecto a un tercero. Según entiendo, en la cosmología Quechua un “Hanan Pacha” corresponde al “pacha” donde ya se dieron en un tiempo “pasado” (o a mi modo de ver metafísicamente anterior) principios creativos más abstractos y corresponden a la transmisión de un orden de origen principial que incide en cómo se vive la aparición de un “Kay Pacha” particular (el presente de la experiencia). Esta transmisión ocurriría en combinación con el caos vital emergente (y por ende relacionado al futuro) del “Uku Pacha” correspondiente. 


Orden y caos interactuando en nosotros y en todas las experiencias de los seres vivos para crear un universo compartido. Si nuestra conciencia vivenciara primariamente en una realidad ontológicamente más sutil (menos dual y con menor predominio de su materia objetiva externa)  también tendría su correspondientes “Hanan Pacha” y  “Uku Pacha” relativos a su nivel. Todo mundo de experiencia o sistema coherente universal puede ser considerado como un Hanan o como un “Uku Pacha” respecto al mundo de experiencia que se forma por su intersección.


La actitud integradora y adaptativa ante la complejidad actual no solo debe reconocer la función social del mito sino que, superando apegos a modelos usados para analizar la Vida a través de causalidades exteriores fundamentalmente inconexas a nuestro mundo íntimo, deberá resolutamente encarar las abundantes evidencias que muestran que en realidad existen fuerzas interactivas inteligentemente organizadas más allá de las oficialmente reconocidas por la ciencia moderna. Si investigamos a fondo (como el Dr. Gary Schwarz de la Universidad de Arizona, como el Dr. Dean Radin del Instituto de Ciencias Noeticas, como la Dra. Julie Beschel del Windbridge Institute, como el Dr. William A. Tiller de la Universidad de Stanford, como el Dr. Vin Pan Lommel del Hospital Rijnstate) veremos que es casi innegable la acumulación de evidencias que claramente indican que la conciencia no se limita a la realidad física, que existen seres de otras realidades, dimensiones y mundos interactuando con nosotros. 


Ni la fe, ni la negación, ni solo recurrir a visionarios y chamanes serían (en esta época de transición, mutación y creación de nuevos modelos) por si mismos adecuados porque no podemos simplemente deshacer la importancia cultural de los hallazgos científicos. Para poder por primera vez en la historia (conocida y desconocida) incorporar los conocimientos en todas las áreas de la Vida de todas las culturas posibles en todas los niveles y lugares hay que restablecer un contacto sencillo y natural con todos los aspectos de la realidad que hemos descubierto e interpretado hasta hoy. Es hora de integrar en un nivel de comprensión más inclusivo la ciencia con las formas de experiencia humana transdimensional. Es hora de descubrir quiénes somos en el Kosmos Vivo y multidimensional en un sentido muy amplio de la palabra. La comprobación científica de realidades supra físicas directamente afectando la experiencia humana (aunque en nuestro estado actual solo esporádicamente nos percatemos de ellas) contribuirá a una revaloración (integral, concreta, práctica y no solo filosófica) de nuestra relación con la Vida. El “diálogo de saberes completo” no puede esperar más y debe ser mucho más osado. 

Podríamos volver a valorar la Vida como los antiguos pre-modernos y crear una cultura de mayor armonía con ella vivenciando cómo ella se relaciona con nosotros íntimamente a través de nuestras almas supra físicas y las ciencias “físicas” (propias de los cuadrantes “objetivo” e “inter objetivo”) ahora podrían ampliarse para estudiar otras formas de materialidades no físicas propias de los planos sutiles y causales. Las evidencias así obtenidas también serían necesarias para motivar un redimensionamiento de paradigmas y de la conciencia en las personas que bajo la influencia de la modernidad demandan pruebas concretas.


Aunque podemos aprender mucho del filósofo de la Teoría Integral Ken Wilber (quien nos muestra ciertos patrones con los que todo “evento” o “cosa” generada por la dualidad se manifiesta dentro de una jerarquía de “holones”) en su “Meta teoría” (una teoría que reúne a teorías bajo principios comunes) se menciona pero no se enfatiza el rol ontológico y epistemológico interactivo y constitutivo de la cadena del Ser organizando realidades metafísicamente distintas. Al principio de su carrera Wilber estudió la “Gran Cadena del Ser” una visión cosmológica casi universal de la humanidad pre moderna. En ella (con variaciones culturales locales) se reconoce la existencia de una jerarquía de niveles ontológicos que proceden como emanaciones de niveles superiores (y de mayor libertad intrínseca) a inferiores. Sin embargo, (en parte debido al énfasis que atribuye al descubrimiento moderno de etapas de desarrollo evolutivo) en trabajos posteriores Wilber optó mostró su desconocimiento de la metafísica racional (griega y escolástica) y confundió la metafísica especulativa (a veces parcialmente válidos) de los movimientos “Nueva Era” con la imposibilidad de explorar otras realidades ontológicas a las que prácticamente declaró como entidades potenciales cuya función es la de proveer potencialidades para que la evolución de eventos actuales proceda. 


Para acatar el etos, los consejos y críticas (dominantes en el mundo académico) de la mentalidad científica moderna y la mentalidad general del post modernismo francés, Wilber se aferró al Kantismo prácticamente sugiriendo (erróneamente) que, debido a que no podemos directamente percibir otras realidades ontológicas para tener un conocimiento integral deberíamos dejar la especulación y solo incluir lo que podemos comprobar empírica y científicamente y luego aceptar o rechazar con una hermenéutica realizada por las personas que compartieron el mismo método para investigar algo. Debido a que es más “kosher” y ya se han realizado estudios neurológicos y sicológicos en estados alterados de conciencia Wilber acepta como científica la investigación de las experiencias unitivas, místicas o no duales a través de métodos de interiorización, meditación pero no parece interesarse en la investigación de la Vida en su aspecto parafísico, suprafísico o transdimensional. 


Wilber parece haber soslayado que la exploración consciente y empírica de otras realidades ontológicas es posible y que su método de ampliación científica aplicable a todos los cuadrantes, (productos de la expresión dual del ser) también se puede aplicar a este tipo de exploración. A mi modo de ver el “ojo de la carne”, el “ojo de la mente”, y el “ojo del espíritu” a los que Wilber a veces hace referencia también se pueden utilizar en cada nivel ontológico puesto que todos ellos desplegarían los cuadrantes descubiertos por Wilber: lo subjetivo, intersubjetivo, objetivo e intersubjetivo. Dicho de otro modo, siempre habría un aspecto objetivo exterior para estudiar con el “ojo de la carne”, siempre habría un aspecto de relaciones inteligentes para estudiar con el “ojo de la mente” y siempre habría un aspecto espiritual para estudiar con el “ojo del espíritu”. En ese sentido, me parece que Wilber sucumbió ante la necesidad de establecer su teoría en la  academia siendo reconocido por académicos de corte ortodoxo tanto de prejuicios modernos como posmodernos.


En relación al Perú creo que (a pesar de la creciente modernización y pérdida de valores ancestrales, a pesar del mercantilismo y la agresión moral basada en el espectáculo de la desgracia humana) aún tenemos una mayor posibilidad de pensar y explorar un tanto más libres de esos prejuicios, especialmente si estamos tratando de revalorar integralmente la sabiduría ancestral en todas sus dimensiones, inclusive aquellas que se liberan de la clasificaciones eurocéntricas cerradas ante lo que es “real” o digno de ser tomado en cuenta. Por ejemplo aún podríamos reconocer tanto conflicto interno que el “viaje chamánico” puede frecuentemente ser más que una alucinación y así saber utilizar la recomendación investigativa de Occam asumiendo que la indagación empírica del chamán puede ser la hipótesis más sencilla.


¿Qué puede ayudarnos a reestructurar nuestros valores ahora que la tecnología no solo nos conecta sino que además nos sobrecarga de datos que no alcanzamos a clasificar, relacionar o digerir adecuadamente; una tecnología que no solo nos informa sino que nos “zombifica” y entretiene avivando a la mente reptiliana y a las emociones primarias en vez de aquellas que funcionan con las capas neo corticales más avanzadas? ¿Cómo usar los medios masivos de comunicación (¿común unificación?) para la educación integral y el fomento de valores? ¿Cómo pueden las pantallas (rostro de entidades virtuales que median entre nosotros y la naturaleza como vida analógica) original educarnos más y desarraigarnos menos? ¿Cómo modificar el rumbo de compra-venta crecimiento actual (no equivalente a desarrollo integral) ahora que tanta gente se encuentra encandilada con la esperanza de satisfacción personal medida por la disminución de sus carencias materiales siguiendo el camino de desarrollo económico ya trazado por las grandes potencias (cuya forma de explotación ahora se halla en declive)? ¿Tiene que sorprendernos una crisis global más dolorosa para motivarnos a cambiar de rumbo? Quizás, pero siempre se puede incentivar un cambio de rumbo menos destructivo y es nuestro deber hacerlo.
L

as personas pueden cambiar su escala de valores por varias razones. En su adaptación a un sistema social local la persona frecuentemente pasa de una identidad egocéntrica a una basada en la obediencia a la autoridad. Abraham Maslow también mostró que se puede pasar de una ética inclinada a satisfacer necesidades de carencia a otra ética de abundancia inclinada a satisfacer necesidades de auto realización.  Casi todos los pedagogos y sicólogos del desarrollo humano por etapas coinciden que se necesita educación, estímulos y contexto que induzcan a crecer cognitiva, ética, emocional y socialmente. Diferentes sicólogos investigaron diferentes “líneas” de desarrollo (cognitiva, ética, emocional, de relaciones interpersonales, de habilidades físicas y hasta espirituales). Debemos crear un contexto de educación integral, una conjunción de estímulos y refuerzos que motiven a la identidad y al sentir personal a extenderse más allá de sí mismo de manera que aún antes de llegar a la adultez coincida no solo “mundo céntricamente” con los derechos de toda la humanidad sino también con los de toda la Vida manifestados en la naturaleza, la creación, la humanidad, todos los seres vivos y el cosmos.


El ser humano es llamado a una ampliación de sí mismo y si el sistema social y el contexto en el que se desenvuelve no está ya preestablecido en una visión mundo céntrica y cosmocéntrica el cambio puede venir por varios factores. Por ejemplo, al sentirse forzado a adaptarse a una crisis, quedaría más dispuesto a la influencia de modelos teóricos alternativos más amplios. También podría salir de una identidad auto afirmativa y cejudamente encapsulada a través de la experiencia de dar ayuda o servicio a los demás y a través de algún tipo de revelación transpersonal más sorprendente.


Dentro y fuera de las religiones, las personas a veces viven revelaciones transpersonales emocionales e íntimas que inciden en la revaloración de sus éticas. Estas revelaciones pueden ser sencillas como descubrir el sano placer de la sabiduría de ayudar a los demás o pueden ser tan cognitivamente provocadoras como vivir una epifanía de origen suprafísico-sutil o quizás de origen divino-trascendente. La escuela de sicología transpersonal revela que las personas pueden ocasionalmente vivir epifanías místicas, encontrarse en un ambiente extra corpóreo cuando se hallan con buena salud o también cerca a la muerte. También pueden vivir experiencias de contacto con otras realidades y con seres de otras realidades de muchas otras maneras. No solo son los investigadores extranjeros como el abogado Victor Zammit y los investigadores de lo “paranormal” contratados por el History Channel, Biography Channel, Discovery Channel, Sci Fi Channel, A&E, y Nat Geo  quienes recopilan evidencias de algunos de estos tipos de experiencias. También los miles de testimonios recopilados por el abogado peruano y valiente investigador Anthony Choy dan amplia evidencia de estos eventos que hacen repensar la vida y los valores superando al materialismo mecanicista. Es que en un país como el Perú con una amplia tradición chamánica (y donde mucha gente urbana aún “pasa el huevo”) tenemos que tener una voz propia respecto a estas cosas en el mundo intelectual, una voz propia no solo para incidir en la creación de un modelo político y económico diferente sino para recordar y revalorar que el mundo sutil-espiritual es real e importante para apreciar a la Vida en toda su plenitud. Por respeto a nuestra tradición milenaria debemos tener la osadía de acallar la burla, la ignorancia y el desprecio cientifista.


En la visión “integral” adecuada no se privilegia ni a la totalidad ni a la parte pues se entiende que todo evento o cosa en cualquier nivel de realidad es un “holón” (término cardinal acuñado por Arthur Koestler) y que esto significa que es simultáneamente completo e incompleto; que es un todo y parte de un todo aún más inclusivo potencialmente extendiéndose en una jerarquía transfinita (o “holarquía” para evitar susceptibilidades con la palabra “jerarquía” que frecuentemente implica un abuso de poder).   


Ken Wilber (Wilber, 1995) establece que lo subjetivo (lo personal o fenomenológico-sicológico- místico), lo intersubjetivo (lo cultural y normativo), lo exterior individual objetivo y lo exterior colectivo (sistémico) objetivo son aspectos universales que tienen sus propios métodos de investigación y descubrimiento además de sus corpus de conocimiento válido. Wilber demuestra que estos aspectos necesariamente surgen simultánea y correlativamente en cada evento del mundo físico (o cualquier mundo dual). Por lo tanto también demuestra que sobre valorar uno o más de esos aspectos o expresiones sin incluir y valorar por igual a todos es un error del pensamiento, del sentir, del prejuicio y de la comprensión pre-integral. Esa idea es un pilar de su “Teoría Integral” y junto a su desarrollo de la teoría sobre “holones” (a tratarse en otro momento) me parecen transcultural y universalmente válidos.


Las “dimensiones” subjetivas, intersubjetivas, exteriores individuales y exteriores colectivas son los “cuadrantes”, el “elemento” central del modelo de Wilber. Wilber descubrió estos “cuadrantes” inductivamente pero a mi modo de ver también pueden ser deducidos. Para poder describir la realidad con un modelo que tome en cuenta todos sus aspectos Wilber “pobló” los “cuadrantes” con otros “elementos” (cuya variedad se escoge educadamente y de acuerdo a la experiencia inductiva pero también semi arbitrariamente). Estos otros cuatro “elementos” (que quizás no se han agotado) son las “líneas” de desarrollo en cada cuadrante, las “etapas” (o “niveles”) de desarrollo de cada línea, los “estados” en los cuadrantes (aunque generalmente Wilber se limita a hablar de estados de conciencia) y los “tipos” (o “tipologías”).


Wilber usa el concepto moderno (una extensión de la idea de “evolución” entendida como progreso) que el ser humano (y en general todo el Kosmos) se desarrolla en “etapas” u “olas” más o menos definidas aunque con una cierta fluidez en la cual estas etapas también se pueden entremezclar. Su aproximación es estructural y es frecuentemente considerada muy “cerebral” y “masculina”.  Para refrendar esta idea Wilber frecuentemente menciona las investigaciones realizadas sicólogos del desarrollo como Jean Piaget, James Loevinger, Lawrence Kohlberg, Robert Kegan, Carol Gilligan, Suzanne Cook-Greuter y otros. Él también menciona a sociólogos y pensadores del desarrollo cultural como Clare Graves y Jean Gebser              . El líneas generales Ken Wilber y Don Beck (creador de Dinámica Espiral) coinciden en que se dan etapas bien definidas de desarrollo humano en los aspectos sicológicos, culturales y sociales, y a estas etapas les asignan nombres y colores. http://www.youtube.com/watch?v=fPh7r0owZi4


Los latinoamericanos en general no se des-identificaron de sus tradiciones chamánicas pre-modernas tanto 
como los europeos modernos, sus descendientes en países desarrollados y los estadounidenses. Además, por  la tradición católica un gran porcentaje de ellos mantiene una actitud abierta hacia fenómenos que podrían considerarse como “milagrosos”. Asimismo, se les incorporó a la cultura moderna occidental pero nunca fueron excesivamente aculturados en ella. Dicho de otro modo, ni dejaron su pasado cultural completamente ni incorporaron el presente moderno que también en cierto sentido fue impuesto.   

Me parece que ya que Wilber creció en una sociedad más estructurada que la peruana (los Estados Unidos), a pesar de haber recibido muchas influencias formativas “holístico-progresivas” no entiende que la adaptabilidad y flexibilidad transcultural de los latinoamericanos en general, esa flexibilidad (cuyo otro rostro es una indefinición que por muchas generaciones los llevó al estancamiento político-económico mundial) podría ayudarlos a comprender más rápidamente la mentalidad y modo de ser “integral” que él propone.  Como todos nosotros él también tiende a no percatarse de sus propios filtros cognitivos sesgados. Luego de escucharlo en muchos discursos creo que él tiende a subdividir el mundo en personas capaces de entender y vivir de modo integral y los que no pero de una manera más rígida de lo que debería. Él cree que solo un pequeño porcentaje de personas (sobre todo viviendo en los países desarrollados herederos más directos de la tradición europea) ya son capaces de pasar de la etapa ecológica, igualitaria, sensible, posmoderna o “verde” al primer escalón de la etapa “integral” (la etapa “teal” o “esmeralda”). 


En cuanto a su visión internacional quizás se enfoca demasiado en la situación del Medio Oriente y África como sus referentes sin distinguir que en esos países –a diferencia de Latinoamérica (en términos generales)- a pesar de sus vivencias coloniales, la incorporación de valores tradicionales cristianos y eurocéntrico-modernos siguieron un camino distinto. Por ejemplo, en los países del Medio Oriente, la tradición cultural islámica fue generalmente menos afectada ante la influencia colonial europea y, a diferencia de Latinoamérica, no surgieron amalgamas adaptativas tan flexibles transculturales e indefinidas. Quizás a largo plazo Latinoamérica sorprenda al mundo con voces propias que aporten ante la emergente cultural mundial (en la cual el eurocentrismo moderno está siendo cuestionado) una forma más integral de entender la Vida.


Me parece que en este discurso también es sumamente importante reconocer que los pueblos “indígenas” u “originales” aún vivencian un contacto vital con elementos de un mundo que realmente existe pero que (aunque sea mayormente rechazado por la mentalidad moderna) no es físico. También creo que para superar las rígidas limitaciones impuestas por la mentalidad eurocéntrica moderna acerca de lo que es “real” y digno de estudio y lo que no lo es debemos de tomar en serio estas experiencias no solo como parte de una “cosmovisión mítica” sino como información útil y necesaria para crear una ciencia mundial mucho más amplia, incorporando estudios sobre la conciencia y sobre la organización de los planos de existencia sutiles que a pesar de no ser físicos se interrelacionan con el plano físico. Sin ello no se habrán integrado ni en la modernidad, posmodernidad ni en la integralidad importantes descubrimientos propios de los métodos “chamánicos” usados en las largas etapas “tribales” pre-modernas de la humanidad. Sin este re-conocimiento e incorporación integral (utilizando todos los cuadrantes revelatorios de la Vida, el Kausay) arrastraríamos una “sombra” en todo desarrollo posterior.


Wilber frecuentemente menciona que la mayoría de las personas del mundo se hallan en una etapa mítico-religiosa y que todos deben primero pasar a la etapa “moderna” para luego sensibilizarse y pasar a la etapa “post moderna” o “verde” antes de poder pasar a la etapa “integral”.  Él básicamente cree que no se pueden saltar etapas (que, para ser justos, también define a las etapas no como monolitos rígidos sino como “olas” que se pueden entremezclar en cierto grado) y claramente ve como en Estados Unidos la gente se resiste a cambiar, razón por la cual se halla tan polarizado, por ejemplo entre Demócratas y Republicanos. Sin embargo, yo creo que las personas -por medio de sus conciencias- intrínsecamente poseen un mayor grado de libertad que otros tipos de “holones”. A mí me parece que la capacidad de ponerse al día con temas afines a la “racionalidad post posmoderna”, temas como el “Pensamiento Complejo”, la “Teoría Integral” y la “Transdisciplinariedad” depende en gran parte del nivel de flexibilidad adaptativa que hay en la gente cada país de acuerdo a su cultura local y que, por ejemplo, los latinoamericanos en general poseen una mayor flexibilidad debido a su “indefinición en etapas de desarrollo cultural”. Por eso en términos generales ellos podrían captar cognitivamente no solo el modelo o modelos integrales sino su sentido emotivo, identitario y no verbal pudiendo incorporarlo en sus valores y forma de ser y sentir. 


Quizás Wilber no percibe esto pues vive en un medio no solo más polarizado culturalmente sino sistémicamente más definido. En Estados Unidos los indígenas fueron separados y confinados en reservaciones y la cultura anglo sajona siguió su propia línea de desarrollo particular. Quizás en Estados Unidos se da una gran polarización entre visiones políticas y existe una “guerra cultural” por la tendencia a aferrarse a valores de manera ideológica mutuamente exclusiva. Por eso tienden a generar conflictos con personas con las mismas tendencias hacia los exclusivismos ideológicos pero ateniéndose a ideologías distintas. El antagonismo entre Estados Unidos y el Medio Oriente viene en mente. Si no hay una fuerte identidad cultural basada en una ideología bien establecida como en muchos países del Medio Oriente personas de países que antes fueron colonias europeas (África podría sorprendernos) podrían tener la flexibilidad necesaria para incorporar los aspectos positivos de la Teoría Integral.


Wilber considera que la conciencia humana es (metafóricamente) un “espacio” que da cabida a combinaciones particulares de varias “líneas” de expresión inteligente (cada una en distintas etapas de desarrollo). Este es un concepto parecido al de Daniel Goleman y sus “inteligencias múltiples”. Cada persona tendría su propio psicograma aproximadamente cuantificable con pruebas sicológicas, sicofísicas y otras y la el nivel de desarrollo promedio (o “altitud”) representaría en qué nivel de desarrollo general se halla. Mientras que la líneas de desarrollo personal que tienen que ver con el análisis (la línea cognitiva) generalmente supera a las líneas que tienen que ver con la implicación de la identidad personal (o en primera persona) de manera emocional aquellas que inciden más directamente en la identidad personal parecen ser más importantes para saber si una persona se está acercando o no a manifestar un nivel de conciencia “integral”.


Junto con Allan Combs, profesor del California Institute of Integral Studies, Wilber creó el “Wilber-Combs Lattice” (el entramado de Wilber-Combs) el cual muestra unas veintiocho posibles combinaciones entre estados de conciencia y niveles de desarrollo. Esto mostraría que cada individuo interpreta la realidad no solo de acuerdo a los datos proporcionados por sus propios sentidos, formación y los contextos de su cultura sino también por su propia combinación de estados de conciencia y niveles de desarrollo alcanzados en el promedio de las distintas líneas.


Los “estados de conciencia” permitirían tener acceso a un tipo de realidad determinada. Ellos serían muchos (hasta tendríamos micro estados) pero los más relevantes (y que, como me gusta enfatizar, tendrían relación directa con diferentes niveles de realidad ontológica) serían: El “denso” (Gross) o físico (relacionado a la conciencia ordinaria de estar despierto), el “sutil” (relacionado a soñar cuando uno se halla en el cuerpo físico), el “causal” (relacionado al dormir profundo sin sueños y al “testigo”, nuestra naturaleza como una conciencia pura sin objetos) y, finalmente, al “no-dual” (que abarca todo pero no está sometido a nada). La conciencia en sí sería como (esencialmente indefinible) “espacio” donde todo evento y experiencia surge y se percibe y fuera del estado no dual (que no diferencia ni no diferencia a Dios, el alma individual y la creación) toda percepción y experiencia sería una perspectiva adoptada por la conciencia.


Los niveles de desarrollo más relevantes serían (de menos a más inclusivos): el “arcaico”, el “mágico”, el “mítico”, el “racional”, el “pluralista”, el “integral” y el “super integral”. Mientras -teóricamente hablando- uno podría acceder a todos los estados de consciencia independientemente del nivel de desarrollo, la interpretación de las experiencias que los estados revelan sí dependería de los niveles. Por eso se podría hablar de por lo menos 28 clases de interpretación de las experiencias reveladas por los estados. Por ejemplo, en relación a experiencias religiosas-espirituales se podría hablar de 7 niveles de espiritualidad natural (relacionada al estado de percepción “denso”), de espiritualidad a través de una deidad (relacionada al estado de percepción “sutil”, de espiritualidad carente de forma (relacionada al estado de percepción “causal” y de espiritualidad “no dual” (relacionada al estado de percepción “no dual”).         


La conciencia en sí sería como (en un sentido budista Yogachara) un “espacio” que al ampliarse podría dar cabida a mayores niveles de desarrollo en las diversas líneas. Al ampliarse también se ampliaría nuestra capacidad de tomar perspectivas no solo cognitivamente sino potencialmente en todas nuestras líneas de desarrollo. La combinación de estos factores (pero enfocándonos más en aquellos que inciden en la auto-identidad o a la percepción de la Vida en relación a nosotros definidos en primera persona gramatical) darían una “altura” o nivel de desarrollo promedio que variaría según lo que vive el individuo. Wilber pretende crear una “teoría del todo” con la que se pueda describir todo aspecto conocido. Por eso -a la fecha- su modelo o mapa “integral” (también llamado “AQAL”) incluye los siguientes elementos: “cuadrantes”, “líneas” “etapas (o “niveles”), “estados” y “tipos”. Asimismo, Wilber brevemente menciona pero no enfatiza (quizás por temor al rechazo académico formal) el reconocimiento de niveles de existencia no físicos. Como (además del Zen y de la mística católica contemplativa) él hace uso extensivo del budismo Vajrayana y del Vedanta, por respeto a las tradiciones, él admite que pueden existir múltiples realidades en la “cadena del ser”. Sin embargo, en años recientes (en su llamada “fase post metafísica” o 5ta fase del desarrollo de su Meta Teoría Integral), Wilber prefiere no hablar especulativamente de lo que aparentemente no se puede comprobar. Aunque él no deja de lado las experiencias de comprobación personal pronuncia que todo conocimiento verdadero debería aceptarse solo luego de una combinación de método científico e indagación grupal cuando el grupo comparte el mismo método exploratorio. Así centra hasta la exploración espiritual (que para él es preferentemente la exploración de estados superiores de conciencia) en una ampliación del método científico que es la combinación de método compartido, experiencia revelada por ese método y diálogo hermenéutico para coincidir o descartar los resultados empíricos.


Anteriormente Wilber escribió con amplitud (por ejemplo en “El Proyecto Atman”) sobre la “Gran Cadena del Ser” pero ahora entra en contradicción pues considera hablar que otras realidades es una metafísica especulativa que no se atiene a los descubrimientos, recomendaciones y críticas que la modernidad y de la post modernidad. Digo que es algo contradictorio porque prefiere saltar directamente a la investigación de la no dualidad y de los estados superiores de conciencia desdeñando el plano intermedio de experiencias sutiles que los chamanes y médiums valoran. Sin el reconocimiento e inclusión amorosa de ese plano o nivel ontológico no se puede hablar de lograr una conciencia no dual puesto que ese plano es parte integral de la creación. Su posición es de una “post metafísica integral” un tanto influida por el concepto Kantiano que nunca podremos conocer “la cosa en sí”. Sin embargo el “Pluralismo Metodológico Integral”  (que incluye otros elementos) de Wilber sugiere que se podría utilizar para explorar cualquier tipo de realidad.


Yo propongo que las realidades sutiles (post mortem) sí se pueden explorar científica y empíricamente de manera válida tanto personal como  colectivamente y que sí se pueden lograr conocimientos bien fundamentados en este campo acatando o no todas las sugerencias de rigurosidad ofrecidas por pensadores de la modernidad y de la post modernidad. Aun así creo que Wilber tiene razón en proponer que para que los conocimientos sobre lo sutil sean aceptados a nivel social y global (con la solidez o aproximándose a la solidez de los conocimientos más establecidos de la física o las matemáticas), habría que descubrirlos y verificarlos empírica y colectivamente compartiendo un mismo método


Las realidades sutiles y de interacción psíquica y vital que fueron reconocidas  (o al menos parcialmente reveladas) de manera empírica (tanto personal como grupalmente) por personas “pre-modernas” bajo la influencia interpretativa de sus cosmovisiones explicativas “míticas” fueron rechazadas durante la hegemonía de la ciencia occidental. En líneas generales, así como no se incluyó todo lo válido entre la etapa mágica-tribal para pasar a la etapa mítica-religiosa tampoco se incluyó seriamente todo lo válido de la etapa mítica-religiosa-feudal al pasar a la modernidad. Para liberarse del yugo de las religiones y de la ignorancia que ellas también imponían respecto al mundo físico y a casi todo tipo de estudio, solo aquello que podía evidenciarse por medio de los sentidos físicos de manera racional (en este sentido usando el “medio excluido”) se constituyó en conocimiento verdadero y así los nuevos gurúes de la epistemología redujeron la amplitud de la experiencia humana del mundo tan solo a los “cuadrantes” físicos objetivos e inter objetivos. Hoy en día como parte de la respuesta para enfrentar la crisis de auto destrucción y desconexión con la Vida y para recuperar el respeto a nivel global por un todo vivo global y cósmico tenemos que redescubrir no solo algo tan lejano (y cercano) como Dios y la religión sino la presencia incidente, (física o cuasi física pero sensorialmente más cercana) de estas realidades sutiles. Esto hay que hacerlo empíricamente con todos los medios disponibles y  sin volver a caer en explicaciones míticas dogmáticas y parcializadas.


Las evidencias empíricas (directas e indirectas) que existen realidades sutiles con interacción material concreta ya abundan al extremo que negarlas solo en base a desagrados emocionales, a prejuicios o al temor se convierte en necedad. No es solo con el misticismo de sentirnos “unidos” o “conectados” a “Dios”, a la “Vida”, la “Naturaleza”, al “Tao” o al “Todo” que podremos cambiar nuestras sociedades y modos de relacionarnos, de producir y consumir. Cuando tengamos una clara experiencia consciente más allá del túnel de luz que nos separa del “más allá” o cuando tengamos algún nivel de contacto objetivo con personas (sí, personas con derecho a ser respetadas) extraterrestres probablemente nos sentiremos más inclinados a seguir las enseñanzas más elevadas de nuestras religiones. Es que para estimular el cambio de conciencia integral también necesitamos evidencias concretas que el mundo físico que nos somete y convence no es todo. Para respetar mejor a la materia, necesitamos un conocimiento objetivo que ella alberga un nivel interno que no está “muerto”; que sus correspondientes planos sutiles (a veces llamados “astrales”, a veces, “mentales”) son los que conectan vivencialmente nuestra conciencia individualizada con la materia física. Debemos redescubrir empírica y  científicamente) que todos los planos son una expresión coordinada de la Vida y que expresiones como “Dios”, “Tao”, “Ain”, “Parabrahm”, “Tathagatagarbha”, “Tecsi Illa Wiracocha Pachayachachi” son plenamente compatibles pues apuntan a la misma realidad absoluta y suprema.


La exploración de lo sutil podría ayudarnos a obtener evidencias concretas que un plano mental define la materia física que conocemos, que se puede reprogramar el espacio-tiempo para crear efectos físicos, desplazarnos, obtener energía, que la “negentropía” (o anti entropía) se puede incrementar localmente, que se puede cohesionar la sub estructura espacio-temporal a través de un nivel sub cuántico (quizás el de los “fitones” de Claude Swanson PhD, autor de la Teoría del Universo Sincronizado), que la conciencia, la personalidad y la memoria sobreviven a la muerte física y que todo lo que existe tiene niveles de Vida en relación a la conciencia y a un orden universal.


William Tiller. Profesor emérito (retirado) de la U. de Stanford nos inspira para pensar en lo siguiente. Aparentemente, la física cuántica permite la existencia de un espacio físico complementario al que ordinariamente percibimos de manera macro y con tendencia entrópica. Este otro “espacio” podría tener un aspecto vibratorio en el cual el tiempo también puede ser retrocausal. Según Tiller (http://www.tiller.org/ ) desde un nivel ontológico más profundo que obedece a la intención se podría aumentar la simetría entre los espacios ordinarios y recíproco y asimismo reprogramarlos. Quizás el otro “espacio” conste de tres dimensiones temporales y una de espacio. Quizás cuando el espacio complementario y el espacio ordinario se cancelan, retornan a la simetría superior del nivel sutil de donde provienen en el cual las experiencias de exterioridad no se expresan a través de distancia o duración. Durante la supuesta cancelación mutua de dos ondas electromagnéticas la energía contenida crearía un stress conocido como “ondas escalares” (ver trabajos del Dr. Robert Koontz http://www.doctorkoontz.com/ ) Quizás la generación de “ondas escalares” se preste a un tipo de programación sutil que pueda incidir en la manipulación del espacio ordinario. 
Creo que el físico Thomas Bearden, experto en electrodinámica cuántica (http://www.cheniere.org/) estaría de acuerdo con esto.  


Aún hoy, si no nos apegamos rígidamente a los parámetros de la ciencia moderna, nuestra experiencia vital simple y directa nos integra con el fluir de la Vida a través de nuestros propios elementos físicos, sutiles-mentales y espirituales. Nuestra propia experiencia vital nos conecta los planos sutiles que (según el concepto Hindú del Chidhakasha) obedecen una causalidad mental. Sin un modelo conceptual más inclusivo sobre las interacciones suprafísicas la cuestión de quienes somos antes y después de morir, incluyendo el problema de la relación entre la mente y el cuerpo queda disfuncional e incompletamente explicado si nos conformamos a la fe religiosa o a la ciencia clásica.  Aún si tuviésemos experiencias propias o acudiéramos a médiums y chamanes genuinos, a la sociedad en general (ya influida por las exigencias de verificación modernas) le faltaría afianzar los datos que necesita para lo que llamaríamos su “mutación antropo-histórica integral” en modelos más amplios y predictivos y en demostraciones científicas más evidentes. También hay que trabajar en esto para que se pueda cambiar la ética y la conciencia en favor de la Vida. Si la gente no comprueba a su entera satisfacción que la Vida se expresa como materia las recomendaciones más lógicas y correctas serán banales o insípidas y no saldremos del nivel filosófico y el de las buenas intenciones.


Con la incipiente perspectiva integral (que incluye la amalgama cognitiva-vivencial pre-racional así como la percepción mística transracional) ya es posible pensar más amplia e inteligentemente sin perder “objetividad” para aprender a relacionarnos de una forma más madura con todo aquello que el mundo moderno considera demasiado extraño, atemorizante, estúpido: lo no físico. Ya podemos usar diferentes tipos de lógica y diferentes tipos de métodos e instrumentos de acuerdo a la necesidad específica para explorar las conexiones tanto causales como metafísicas entre el mundo físico y el sutil.


Entendemos que la racionalidad clasificatoria-asociativa -comparativa del medio excluido puede ponerse al servicio de otro tipo de racionalidad o lógica superior que la trasciende y abarca y de la cual la primera es un subconjunto posible. Esta es la racionalidad de la relación, del “ambos-y”, del “medio incluido” que permite definir los opuestos como distintos y simultáneamente como necesarios el uno para el otro. Bajo esta lógica superior si uno desea puede mantener distinciones definidas como las del medio excluido y si uno desea puede uno fluir en relación continua más vital.


Al pensar en el concepto de niveles de realidad, reconocemos que todas las experiencias en todos los niveles donde exista exterioridad y multiplicidad son producto de una apariencia primordial que es la dualidad primigenia. Cada realidad ontológica con aspectos de exterioridad y multiplicidad genera cuatro cuadrantes o cuatro expresiones fundamentales que pueden ser ocupados por otros “elementos” como los que Wilber inductivamente reconoció y escogió (estados, niveles, tipos, líneas). Hay “líneas”, “estados”, “etapas” y “tipos” ocupando los cuatro aspectos o cuadrantes y los cuadrantes en sí podrían considerarse como una expresión de tres principios y experiencias primarias, tres perspectivas fundamentales de Dios: 1) La perspectiva del “yo” experimentando “Belleza” o experiencia subjetiva; 2) La perspectiva del “otro” experimentando la Verdad objetiva (que según Wilber calza la experiencia interior con los datos colectivos exteriores) y 3) La perspectiva del “nosotros” que nace de la relación plural o colectiva entre el “yo” y el “otro”(como sujeto y objeto-sujeto).  


Postulo que estas tres experiencias primarias no surgen dentro de la dualidad ilusoria como los cuadrantes en sí, sino de una trinidad anterior a la creación. En su estado más profundo, se hallan mutuamente imbuidas una de la otra como en la Santísima Trinidad Católica y a mi modo de ver también son el origen de los tres niveles primarios de realidad ontológica: el Causal (con varios subniveles), el Mental o “sutil” (con varios subniveles) y el Físico (con varios subniveles). Cada uno de estos tres niveles primarios procede de un concepto de materia distinto y cada una de estas tres  experiencias primarias funciona con su propia lógica. Cada uno expresa exterioridad a través del “Maha akasha” o substancia universal siguiendo distintas leyes.  


Así como pensarían los neoplatónicos, el nivel “causal” sería ontológicamente menos ilusorio, existiría menos fuerza creativa incorporada en la exterioridad material y la subjetividad dominaría en la experiencia. El nivel “mental” o “sutil” sería ontológicamente hablando de una “ilusoriedad” media y la fuerza creativa subjetiva se equipararía con las manifestaciones exteriores. El nivel físico sería el más ilusorio y más dual en la experiencia puesto que la libertad creativa de la experiencia subjetiva estaría proyectada hacia el exterior principalmente dominada por la materia exterior. La lógica principal del nivel físico sería la del medio excluido (o esto o aquello) que se adaptaría a los patrones más estables de esta creación. La lógica principal del nivel mental o sutil sería la del medio incluido (ambos son y no son), una lógica de relación que normalmente se entiende como “fluida” pero que puede también hacer uso de la rigurosidad. Esta es la lógica de la Vida, de la  complementariedad y la relación, una lógica que es empírica y vivencialmente utilizada más extensamente por los “pueblos originales”. 


Finalmente tenemos una lógica “hiper sutil” que se exploró en la India con el sistema lógico “Catuskoti” y en relación al budismo por el gran filósofo Indio Nagarjuna. Ya que toda afirmación acerca de la realidad puede ser negada se genera este sentido lógico que podríamos definir como “neti-neti” (ni esto ni aquello). Luego de esta última lógica solo queda abandonar el apego (no la participación en sí) a la relación y a la comparación y entregarnos a la experiencia directa, una experiencia que en sentido platónico correspondería a la “Belleza” y en el sentido católico trinitario al “Padre”. Por otro lado, la lógica de la relación sería la lógica del Logos, del “nosotros” implícito en relacionar a sujetos diferenciados. Sería la lógica de la razón por excelencia, la lógica de crear usando los principios “semilla” o causales permitidos por la lógica anterior. Sería la lógica de la coherencia de las posibilidades. Finalmente, la lógica de la afirmación o la negación excluyente sería la lógica de la definición concreta en la que las posibilidades coherentes se convierten en objeto de la experiencia con calidad casi por completo independiente. En física cuántica la lógica anterior correspondería al estado de posibilidades mentales pero esta última lógica correspondería a la probabilidad de encontrar un objeto físico definido en cierto lugar específico luego de una medición interactiva.   


Estudiando a Wilber y ampliando sus conceptos en relación a la existencia de realidades múltiples podemos racionalmente intuir la existencia de un patrón organizativo diferenciado a través de las realidades. Reconocer esto no solo se basa en la especulación sino en necesidad lógica y en percepción inductiva. En los años 90, Wilber se aisló por muchos meses en su hogar para encontrar un modelo que le dé respuestas llegó a percatarse que todos sus libros (una amalgama de muchos campos de conocimientos) científicos, sicológicos, espirituales, religiosos, humanistas, filosóficos, místicos, técnicos y demás se podían dividir en cuatro grandes grupos: libros que hablan de lo subjetivo de manera personal, libros que hablan de lo subjetivo de manera grupal, libros que hablan de lo objetivo de manera singular y libros que hablan de lo objetivo de manera plural. Así Wilber inductivamente descubrió los “cuadrantes” y se percató que todo conocimiento y método correspondía principalmente a uno de los “cuadrantes”. Wilber se percató que estos cuadrantes eran el producto de cuatro “dimensiones” anteriores: La “dimensión” de lo interior, la “dimensión” de lo exterior, la “dimensión” de lo singular o individual y la “dimensión” de lo plural o colectivo. Quizás siguiendo sugerencias post modernas Wilber postula que tanto los “cuadrantes” como las “dimensiones” son “perspectivas” lo cual hace pensar en un relativismo. En esencia, serían “perspectivas” de lo único que realmente existe: Dios, pero mientras Él nos imagina como seres individuales. Menos esencialmente, estas “perspectivas” serían las de los seres aparentemente distintos pero aun así dependerían de Dios como un Ser Absoluto en el cual vivimos y cuyo aspecto no dual transcendente podría considerarse no exactamente como “dentro” nuestro (porque esto le impondría una limitación) sino como (siguiendo el pensamiento cristiano) como un espíritu inmanente y fuera de toda limitación.


Retomando el tema de los “cuadrantes” pienso que ellos son una forma estructural de entender lo que surge (ontológica y epistemológicamente) en la “realidad” de manera correlativamente pero sin interacción ni dependencia mutua reflejando la lógica del medio excluido. Por otro lado pienso que las “dimensiones” que generan a los “cuadrantes” son más primordiales y que también son una expresión de la lógica de relación más profunda (“ambos-y”) y más correspondiente al plano sutil. Ahora, la relación entre estas dos realidades y lógicas sería diferencial y por lo tanto podría ser causal y podría desarrollarse una ciencia objetiva que estudie esta relación. Quizás los seres extraterrestres más avanzados hacen uso de esta ciencia y quizás este sea parte del camino evolutivo intelectual que también tenemos que seguir para no destruir al planeta.


La lógica del medio excluido y de los “cuadrantes” como correlativos prevalecería en el nivel ontológico físico. La lógica de la relación y de las “dimensiones” que generan a los cuadrantes prevalecería en el nivel ontológico sutil. Finalmente, la lógica de la inmanencia mutua presente en la concepción racional límite que podemos tener sobre la Trinidad generaría el nivel de realidad ontológico Causal donde, en última instancia, lo único “exterior” que podríamos encontrar serían principios. Para entender qué principios podrían ser estos manifestándose en un mínimo de exterioridad y multiplicidad “material” y con un mínimo de ilusión dualista, recomiendo leer los temas específicos de la obra del metafísico racional Fritjoff Schuon que tienen que ver con esto.


Ahora podemos entender mejor (de manera tanto lógica como empírica) que los aspectos fundamentales de la experiencia de la Vida realmente coordinan entre sí en un orden común más profundo y subyacente. Las expresiones cuadráticas surgirían en todo los niveles ontológicos por efecto de la dualidad pero lo harían más dominantemente en el nivel físico (y sus subniveles). Antes que la emergente “conciencia integral” (propuesta por Clare Graves antes que Wilber) el ser humano se aferraba a una explicación preferente que relacionada a uno de los cuadrantes; ahora tenemos no solo que ver todo en su conjunto como los holistas sino el patrón primordial que conecta genera el orden e intercambios entre los todos y las partes.     


Cuando carecíamos de tecnología eficaz basada en el método científico occidental las comunidades valoraban más (en alianza a su comprensión dinámica del “Buen Vivir”) las respuestas e interpretaciones de personas capaces de establecer una relación más cercana con las fuerzas vivas de la naturaleza. Al ser “colonizados” por las ideas y métodos modernos el respeto (que pudo haber existido en diferentes grados en la antigüedad) por el entorno vivo existente en muchos niveles así como el énfasis en las relaciones de reciprocidad y respeto con los seres vivos de todas esas realidades se fueron perdiendo.


Hoy necesitamos repotenciar la cultura del “Buen Vivir” incorporando (bajo un esquema más amplio que la tradición y que la modernidad, esto es, bajo una amplitud de criterio transracional) lo rescatable de la ciencia y la racionalidad (aquello que la Vida contribuyó en una anterior “mutación” globalizadora). Sería necio pensar que la modernidad solo trajo males pues al menos durante esta etapa casi desapareció la esclavitud, aumentó la duración de la vida humana, la movilidad social, la alfabetización, los derechos de las mujeres, el conocimiento del cosmos físico. Se propagó el ideal democrático, se estableció la importancia de los derechos humanos y se difundieron herramientas para poder analizar y pensar auto críticamente. Sin embargo los éxitos de la ciencia y de la modernidad política nos alejaron de entender al mundo como un ambiente vivo, personal y espiritual en el que personalmente nos extendemos y debemos respetar. 


La valoración de la razón instrumental estuvo acompañada por los excesos de un capitalismo depredador de todo recurso (natural, animal, humano) llano a ser manipulado. Inclusive las inhumanas dictaduras comunistas de partido único tan adecuadamente criticadas por Vargas Llosa generaron atrocidades pretendiendo contrarrestar al capitalismo pues, como ya sabemos fueron otras vertientes del materialismo-racionalismo eurocéntrico y de su mundo desencantado. Asimismo la convivencia de los sistemas políticos modernos con religiones cristianas que proponían el derecho del Hombre a explotar la naturaleza (y frecuentemente a la mujer como extensión de ella) no fue equilibrado con la obligación (también religiosa) de protegerla y esto legitimó más el mito del “crecimiento” continuo, desmedido e insostenible así como la crisis estructural actual que no podemos solucionar cosméticamente o con más de los mismo.


Se habla de un cambio de perspectiva, de un retorno a valores ancestrales, de reencantar el mundo cultural que habitamos. Se dice que el rol de la conciencia (o por lo menos de la información) son fundamentales según ciertas interpretaciones de la física cuántica pero creo que al aun carecer de un sistema social que valide nuestro rol íntimo y participativo en la naturaleza (incluyendo en la comprensión de esta naturaleza a principios universales comunes y a todo nivel energético, espiritual e inteligente en un todo ordenado) también dependemos de la propiciación de experiencias transformadoras personales que nos reconecten tanto con una realidad pre racional como post racional. Estas experiencias las constituyen reconocimientos personales íntimos no de lo extraordinario como extraordinario, sino de lo extraordinario (de lo no material) como natural.


A mi modo  de ver el cambio necesario no es solo un switch entre “modelos” y “paradigmas” sino de experiencias y percepciones íntimas respecto a lo que valoramos en relación a la naturaleza de la realidad. Creo que éste solo se dará activando instintos más elevados en relación a nuestra naturaleza interna. Para “resonar” sentimental, emotivamente con Meta modelos capaces de incluir integrar por primera en la historia intelectual todos los tipos de conocimientos que antes se consideraban mutuamente excluyentes, se requiere expandir la capacidad subjetiva de no necesitar aferrarse a un modelo en contradicción a otro. Esta capacidad se acompañará de experiencias transformadoras de apertura hacia realidades que desde siempre nos acompañaron y por las que siempre de alguna manera (inclusive durante las culturas “mágico-encantadas” pre modernas) sentimos alguna incomodidad. Hablo de terminar con el origen del tabú que nos hizo sacrificarnos por los “dioses” desde los albores de la humanidad y creo que ese origen es el instinto físico que al nacer obnubila nuestro instinto sutil y causal.  Hablo de empezar intelectualmente rompiendo los tabúes modernos contra lo psíquico, lo mágico y lo místico, pero no para regresar a estructuras anteriores sino para incluirlas y trascenderlas. Fundamentándonos así (“refundando” nuestra “república interior”) podremos digerir la inclusión de descubrimientos y aplicaciones tecnológicas de índole “interdimensional”.


Si no existe aún una sociedad que nos proporcione el contexto de aceptación de lo sutil podríamos movernos en esa dirección reuniendo la gama de modelos alternativos que ya están forjando ese contexto.
A mi modo de ver, las Meta teorías integradoras (MIT) que están surgiendo (y que no reduzcan los aspectos del “Kausay” (o de la Vida/Fuerza/Misterio) ni a lo sicológico, ni a lo material, a lo cultural, a lo sistémico o a lo social) son obligatorias pues el ser humano necesita esquemas explicativos en sus procesos de transformación. Creo que el mundo andino-amazónico y el de otras tradiciones no eurocéntricas pueden contribuir en la creación de estos Meta modelos inclusivos complementando y marchando más allá de la Meta teoría de Wilber. El Pensamiento Complejo de Morin, la Transdisciplinariedad de Nicolescu, los modelos científicos sobre la emergencia de la complejidad sistémica, los modelos ontológicos del Vedanta, los modelos holográfico y del campo de información unificado propuestos por Edgar Mitchell y Ervin Laszlo, aspectos de la neo teosofía, las investigaciones más recientes en torno a la supervivencia consciente a la muerte física, la crítica a la colonialidad del poder propuesta por Aníbal Quijano y la crítica al capitalismo en sus últimas etapas propuesta por Wallerstein pueden confluir con otras propuestas que apuntan más allá de los límites impuestos por la razón dicotómica e instrumental que acompañó a la modernidad.


En general mis amigos Dakota de la tribu Yankton Sioux toman con naturalidad a todo ser viviente, a todo espíritu y tienden a hacer de lo (que para el occidental) es extraordinario, algo normal y familiar ya que para ellos lo que nos vincula es realmente más grande que lo que nos distingue. Ellos por lo general aún prefieren ser empíricos; no recurren al análisis ni se sienten proclives a incorporar las teorías pero la visión integradora que propongo deberá incluir lo que ellos (y otros de similar actitud en nuestros Andes y Amazonia) ya saben pero sin descartar el método científico, el análisis y hasta las críticas más constructivas de la posmodernidad. ¿Podrán los indígenas incorporarse a los movimientos post posmodernos? Lo que está cambiando es la actitud que se vuelve integradora pero para una integración que no es un “menjunje” indistinto sino dentro de un orden que se expresa tanto jerárquicamente como horizontalmente.


No podemos surgir integralmente temiendo que los científicos modernos clásicos (incluyendo a los cuánticos en esta categoría si se aferran a la exclusiva existencia de la realidad física) o los académicos tradicionales se burlen. Las verdades que surgen tienen una “gravedad histórica” tan anterior como las leyes de la creación. Creo que el origen de nuestro mundo cotidiano se halla en niveles de realidad que –metafísicamente hablando- son anteriores, más fundamentales, sutiles y multidimensionales. Yendo más allá de las propuestas de los físicos Vlatko Vedral y de Seth Lloyd diría que  programan y delimitan sus características. Creo que la ciencia emergente deberá incluir en su estudio a estos niveles aunque antes los consideraba intangibles y fuera del rango objetivo empírico apropiado. A través de la generación de fenómenos inusualmente negentrópicos (quizás siguiendo las pautas del profesor emérito de la Universidad de Stanford William A. Tiller), a través de la generación de ondas escalares “Tesla” (como las demostradas experimentalmente por el físico Konstantin Meyl) y a través de la exploración empírica colectiva de otras realidades (con y sin instrumentos electrónicos) se puede extender el alcance de la ciencia de manera rigurosa y adecuada.


Ya existe un importante cúmulo de evidencias que otras realidades (físicas y no físicas) pueden interactuar con aquella que colectivamente consideramos como la “nuestra” y única verdadera (Piacenza, 2010). Esto es de suma importancia para saber qué rol jugamos en el gran esquema de las cosas. No solo el temor al ridículo, a perder credibilidad, apoyo económico y respeto influyen a que no se investigue. Existiría un “terror metafísico” opuesto a despertarnos del trance colectivo para descubrir nuestra grandeza transdimensional. Parte de la verificación futura se realizará cuando entendamos mejor cómo es que instrumentos electrónicos son capaces de detectar y grabar comunicaciones inteligentes con entidades no físicas y aparentemente inexistentes. Parte de la verificación también se realizará a través de experiencias transpersonales de carácter íntimo.


Si investigamos las experiencias transpersonales nos daremos cuenta que estas frecuentemente nos proyectan a trascender una identidad egoica y física limitada en la cual todo se entiende de manera separada o desconectada. Nos llevan a entendernos como parte de un Cosmos Vivo de relaciones y significados conscientes y nos motivan a tratar a los demás de manera más inclusiva, igualitaria y respetuosa. Estas experiencias podrían darse a través de experiencias chamánicas, de formas de meditación que nos acercan a sentir la No Dualidad, de intensas conversiones religiosas, de los ejercicios de contemplación espirituales católicos y de otras tradiciones, de las experiencias de proyección extracorpórea consciente y de las experiencias de contacto físico y transdimensional con seres extraterrestres cuya presencia se está verificando cada día más objetivamente (http://www.exopoliticsspain.es/sp/Edgar-Mitchell-extraterrestres.htm).


Además de los contactos transpersonales, también la experiencia de fraternidad y colaboración inter personal promovida tanto en la niñez como en la adultez puede ser de carácter transformativo moviendo nuestro sentido de clausura egoica hacia lo “transpersonal” (hacia lo que está más allá del ser egoico), lo “holotrópico” (hacia la unidad). La apertura hacia lo transpersonal y holotrópico (sea conectándonos en servicio a otras personas como aprendiendo que somos parte de un Cosmos multidimensional animado por la Vida) debería ser parte de la educación transformadora.


Cada experiencia transpersonal tiene sus características propias pero creo que cuando nos son  sorprendentes o inesperadas tienden a reubicarnos en un contexto más grande de lo que habíamos hasta entonces vivenciado en relación a la visión del mundo que sostiene nuestra identidad personal. Toda experiencia transpersonal tiende a ampliar nuestra capacidad de incluir más aspectos de la realidad y a trascender el pensamiento reduccionista, dicotómico, chato y “cosificador”.Las experiencias de altruismo y apertura hacia otras personas y seres vivos pueden adquirir dimensiones transpersonales y transformarnos para asomarnos fuera de nuestro “claustro egoico” (un reducido claustro egoico al que frecuentemente nos limitamos de manera casi automática solo por haber nacido con instintos biológicos de supervivencia y desconfianza propios para limitarnos a un mundo físico sumamente denso).  


Quizás mejoras en detectores electrónicos ya interactuando leve pero consistentemente con realidades interdimensionales(http://atransc.org/) así como la revelación tanto política como por cuenta propia de la presencia transdimensional extraterrestre (www.exopolitics.org) contribuirán a entender (como muchos de nuestros indígenas americanos no limitados por los conceptos académicos de la modernidad) que los seres de otras realidades son absolutamente simplemente existen y son parte de lo que el mundo moderno prefiere no ver porque no se conforma a sus parámetros. Como investigadores “descolonializándonos” y capaces de lidiar con la complejidad debemos ser consecuentes y ligar este aspecto de la sabiduría ancestral con estos importantes descubrimientos.    


En “El Juego Cósmico” (Grof, 1998, pp. 259-260) el psiquiatra Stanislav Grof escribe: “Los problemas que tenemos por delante no son de naturaleza económico-tecnológica. Los orígenes más profundos de la crisis global radican en la naturaleza de la personalidad humana y reflejan el nivel de evolución de la conciencia de nuestra especie. A causa de las fuerzas salvajes que se hallan dentro de nuestra psique humana, una cantidad inimaginable de recursos está siendo despilfarrada en la absurda carrera armamentística, en las luchas por el poder y en la persecución del “crecimiento ilimitado”. Estos elementos de la naturaleza humana también impiden una distribución más adecuada de la riqueza entre las personas y las naciones, así como que se reorienten las preocupaciones puramente económicas y políticas hacia las prioridades ecológicas, que son esenciales para la supervivencia de la vida en este planeta. 


Las negociaciones diplomáticas, las medidas administrativas y legales, las sanciones económicas y sociales, las intervenciones militares y otros esfuerzos similares han tenido hasta ahora muy poco éxito. De hecho, a menudo han producido más problemas de los que han resuelto. Cada vez es más obvio por qué no podían menos que fracasar. Es imposible aliviar esta crisis aplicando estrategias enraizadas en la misma ideología que la originó. En última instancia, la actual crisis global es de naturaleza psicoespiritual. Por ello es difícil imaginar que pueda resolverse sin una transformación radical interna de la humanidad y su ascenso a un nivel superior de madurez emocional y de conciencia espiritual.   


Considerando el papel fundamental de la violencia y de la codicia en la historia humana, no parece muy plausible la posibilidad de transformar la humanidad actual en una especie de individuos capaces de vivir en coexistencia pacífica con sus semejantes, con independencia de la raza, el color y las condiciones religiosas o políticas, por no hablar de la convivencia con otras especies. Estamos enfrentándonos al enorme desafío de imbuir en la humanidad profundos valores éticos, sensibilidad a las necesidades de los demás, sencillez voluntaria y una aguda conciencia de los imperativos ecológicos. A primera vista, esta tarea parece ser demasiado utópica y un poco irrealista para ofrecer ninguna esperanza real. Sin embargo, la situación no es tan desesperada como pueda parecer.


Como ya hemos visto, éste es el tipo de transformación que se produce exactamente a través de un trabajo interno y sistemático con estados holotrópicos, ya sea suscitados por la práctica de cualquier tipo de meditación, intensas formas de terapia vivencial o un trabajo responsable y supervisado con sustancias psicodélicas. También pueden observarse cambios similares en personas que atraviesan crisis psicoespirituales espontáneas y tienen el privilegio de contar con un buen sistema de apoyo y una guía sensible.


Así, una estrategia de existencia que integre el trabajo profundo interno con una acción inspirada en el mundo 
externo podría convertirse en un factor importante para resolver la crisis global, si fuera practicada a una escala bastante amplia. La transformación interior y la evolución acelerada de la conciencia harían aumentar significativamente nuestras oportunidades de supervivencia y de llegar a una coexistencia pacífica. Yo he reunido y descrito sistemáticamente las comprensiones profundas procedentes del estudio de los estados holotrópicos, con la esperanza de que las personas que escojan este camino o que ya lo estén recorriendo las encuentren útiles y eficaces durante su propio recorrido.


Bibliografía

Grof, Stanislav. (1998). Barcelona: Kairós.

Piacenza, Giorgio. (2009). “Integralism and Organicism”. http://www.integralworld.net/piacenza3.html

Piacenza, Giorgio. (2010). “Bold reflections on Integral Theory: On Mysterious Objective Phenomena that –like 

Integral Theory- Challenge the reduction of Life to a form of Materialist Determinism”. http://www.integralworld.net/piacenza8.html

Wilber, Ken (1995). Sex, Ecology, Spirituality: The Spirit of Evolution. Boston: Shambhala

Wilber, Ken (1995). Integral Spirituality. Boston: Integral Books.


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