Reflexiones
en Torno a la Teoría Integral, el Plano Sutil y la Mutación Antropo-Histórica
Por Giorgio Piacenza Cabrera
Hay fragmentos de una
nueva epistemología emergiendo en el mundo y tienen que ver con entender la
realidad de manera más profunda que la forma en que como actualmente rasgamos la superficie material de las cosas. Sin embargo las personas descubriendo y relacionándose con estos “fragmentos”
(estudios científicos de la conciencia, viajes chamánicos reinterpretados,
ovnilogía, exopolítica, eco teología, conciencia no dual, la ciencia del campo
akáshico de Ervin Laszlo (ecologista de sistemas y fundador del Club de
Budapest), transdisciplinariedad, pensamiento complejo, Teoría Integral,
holografía cuántica aplicada a los fenómenos de la memoria, sistemas complejos
emergentes, física de la retrocausalidad, sintropía, parapsicología, evidencias
de supervivencia a la muerte física, metafísica, visiones y especulaciones de
la Nueva Era, etc) raras veces encuentran que sus intuiciones y descubrimientos
se relacionan con los de sus colegas en la búsqueda de una visión más holística
e integral. Todos tienen apasionantes causas que defender pero muy
frecuentemente…por separado. No saben cómo relacionarlos e integrarlos.
Además de las tradiciones románticas y esotéricas –como
la teosofía y el espiritismo- nacidas durante la modernidad, antes del
exclusivo énfasis en el reduccionismo empírico sensorial, las cosmologías
indígenas y de muchas otras tradiciones “pre modernas”, tenían maneras de
relacionarse a través de un empirismo más amplio y menos analítico y segmentado
y conjuntamente a interpretaciones “míticas” aptas para promover la cohesión
social, reconocían y se vinculaban-relacionaban con un mundo vivo y más sutil
que la materia física, lleno de entidades y “parientes” tan reales como el
suelo, el aire, el agua y la luz.
Me parece que lo que actualmente nos conduce al desastre (ecológico,
económico, político, humanitario) es el apego excesivo a entender la Vida desde
una perspectiva física. Esta perspectiva ya no es funcional porque con nuestra
inventiva cultural y artificialeza hemos creado sistemas humanos de relación
social, política, económica, informática que por su complejidad ya imitan
funciones vitales auto organizativas o autopoiéticas. Ahora relacionarnos con
nuestras creaciones sistémicas con una mentalidad mecanicista no es viable.
Creo que para que progrese la nueva “mutación antropo-social”a la que se refiere el profesor Aníbal Quijano también habría que incluir una nueva relación entre el pensamiento analítico-instrumental que nos lega el aporte de la modernidad y el re-conocimiento práctico del mundo sutil que relaciona a las “cosas” de manera viva en el sentido que daría el padre Thomas Berry “como una comunión no de objetos sino de sujetos”. Los modos de producción y consumo masivo legados por la modernidad también encandilan por su promesa de satisfacer nuestras necesidades materiales, fragmentando en una chatura metafísica todo evento o realidad como si solo estuviera constituida de “cosas” físicas carentes de Vida.
En un pasado pre-moderno (no el “tribal” sino el feudal y
teocrático) también se respetaba el orden divino constituido por un Creador que
en occidente no se consideraba como imbuido de la naturaleza en el mundo
cotidiano pues –a pesar de ser un Dios Personal- se enfatizaba su aspecto
libre, absoluto y trascendente. Casi todos los pueblos tenían cosmologías
distintas que compartían la idea básica que la existencia se componía de varios
niveles en un orden jerárquico. A este entender Sir Arthur Lovejoy llamó “La
Gran Cadena del Ser” y podría decirse que era un concepto cosmológico
generalizado. Antes de la influencia de la modernidad se pensaba en un mundo
generado o imbuido por la Vida de Dios o de un Gran Espíritu fundamental. Sin
embargo también habían problemas que limitaban al ser humano y que el impulso
de la modernidad trataría de superar.
En este pasado cultural no tan lejano y también
en pasado el tribal la gente frecuentemente moría a temprana
edad, se
sacrificaban prisioneros, existía la esclavitud, no existía el concepto de
“humanidad”, frecuentemente se vivía bajo el mando férreo de líderes siempre al
borde de las guerras en sociedades estructuradas bajo regímenes más políticamente
sencillos pero, asimismo, más rígidos. En las sociedades
agrícola-urbanas-feudales las relaciones sociales frecuentemente reflejaban una
interpretación vertical e incompleta de un orden universal más jerárquicamente
armonioso. La interpretación local de la realidad prevalecía pues la matemática
no era difundida y la ciencia organizada como un conocimiento objetivo global
no existía. Las tribus frecuentemente se
llaman a sí mismas “la gente” como si no hubiesen otras “gentes” y el concepto
de “humanidad” era muy débil o incipiente. Se usaba más sabiamente lo que la
naturaleza proporcionaba y se aceptaba lo que había pero con muy poco cambio y
“progreso” debido al análisis. En Europa
los soberanos, herederos de tradiciones patriarcales, llegaron a ser el alma
del estado hasta que la gente felizmente mutó con el grito de “libertad” que
sigue siendo válido aunque luego tomó visos de un individualismo excesivo.
Con la idea del progreso y del análisis racional de lo
empírico la modernidad cambió todo y como dice Aníbal Quijano...mutamos. Se
trastocó el orden social establecido en el reconocimiento teológico-religioso
de realidades supra físicas divinas. El deslumbramiento de un método para
manipular más efectivamente la materia y re-organizar el mundo de la
experiencia física cotidiana formó apegos exclusivistas que mellaron la
anterior sabiduría de comulgar con un orden superior al físico y que en épocas
“tribales” enfatizaron aún más las comunión con relaciones de reciprocidad.
Se trascendió a otro tipo de orden epistemológico exteriormente
más poderoso pero este orden, aunque nos condujo a la globalización actual,
siguió siendo de “carácter exclusivista”. También se mutó, se trascendió pero –al igual
que con la mutación del orden tribal al feudal- no se incluyeron todos los descubrimientos
válidos de la etapa anterior. Según el filósofo post posmoderno y de la
evolución Ken Wilber supuestamente
ahora emerge gradualmente otra etapa epistemológica que él llama “integral” y en
la cual la actitud exclusivista que dice que “mi epistemología actual, mi modo
de vida actual es superior a la anterior” queda superada. En esta etapa
“integral” (tanto en la conciencia personal de las personas como en el etos y
las ideas culturales) se estaría dispuesto a incluir por primera vez en la
historia a todas las sabidurías de todas las etapas de la humanidad. Con esta
actitud y con su modelo Meta Teórico integrador por primera vez seríamos
capaces de incluir con un respeto profundo todas las expresiones socialmente
constructivas, los métodos y hallazgos de la experiencia humana en su carácter subjetivo, intersubjetivo, objetivo
e inter objetivo. A mi modo de ver,
la mutación “antropo-histórica” que predice Aníbal Quijano tendría que ver con
esta novel actitud integral, pues el reduccionismo en cualquiera de sus formas (incluyendo
el anti-sistema, radicalmente igualitario, posmoderno, “verde”) ya no sería
funcional en un mundo en el cual las creaciones sistémicas humanas cobran vida
propia imitando al organismo transistémico que es la Naturaleza Viva. Por esto
el espíritu de la “Teoría Integral” de Ken Wilber también armoniza con el
concepto andino del “Buen Vivir” y
se convierte en un importante factor para considerar en los diálogos y
superaciones de las crisis que nos llevarán a colectivamente crear un mundo
mejor.
En toda aproximación que no es integral se sobre valoran
un aspecto válido de la realidad. Frecuentemente esto se traduce en sobre
valorar “a expensas de” un modo de vida, de producción, una doctrina política,
religiosa, un método. También en la búsqueda post moderna de igualdad y
horizontalidad en las relaciones inter personales-intersubjetivas
frecuentemente se romantifica el pasado pre moderno y se desmitifica el mundo
actual para saber vivir en armonía y nos olvidamos que toda etapa socio
cultural “pre integral” en la que se pensaba excluyentemente abundaba en
errores y atrocidades. Aun así, a pesar de la ceguera irreflexiva del pasado y
de la soberbia del presente mucho podemos aprender mucho del pensamiento
pre-moderno. La necesidad de adentrarnos a pensar de manera compleja para
rescatar lo funcional del pasado que es aun útil y válido es parte de la
“lógica” integral.
La mentalidad, el espíritu y el sentimiento que debemos de
cultivar hoy en día para “vivir bien” debe integrarse a los descubrimientos de
la modernidad y de la post modernidad y reubicarse en una sabiduría ancestral
de raíces mucho más amplias y universales que trascienden, incluyen y le dan una verdadera
perspectiva cósmica a esta modernidad-postmodernidad. Supuestamente algunos
elementos válidos de una Meta teoría siempre abierta a crecer se han conformado
de manera inicial. Según estudios como los de Elizabeth Cook-Greuter, supuestamente
un pequeño porcentaje de la humanidad no solo ya podría entender cognitivamente
esta Meta teoría sino también empezar a identificar su ego, su persona, su
apego, su sentir, su ética de manera transpersonal con una forma de ser no solo
“mundo céntrica” (como la modernidad aún intenta implantar) sino hasta “kosmo céntrica”. Este saber integral
“kosmo céntrico” es como el de los sabios que conocen y-o sienten los
reglamentos o principios de toda la Manifestación, Vida o Creación. En otras
palabras puede estar adjunto a un mapa cognitivo o no pero siempre será
vivencial. Si pudiéramos realmente
adaptarnos a la complejidad y poder pensar trans disciplinariamente nos
identificaríamos con la Vida en toda su escala de manifestación aún más allá
del planeta y llegaríamos a integrarnos a una comunidad exopolítica muy amplia
que ya participa subrepticiamente con nosotros. Podríamos pensarnos
transistémicamente a través de la percepción directa y creciente comprensión de
los patrones creativos universales. En este sentido empezaríamos a entender qué
inspira no solo al verdadero “Alto
Misayoc” sino al (tan escaso) “Ruwal
Alto Misayoc”. Ésa sería la integralidad ideal.
Muchas personas actualmente dedicadas a contrarrestar el
“sistema” moderno patriarcal, reduccionista, eurocéntrico, dualista de
explotación capitalista global cumplirían una labor de desarticulación pero
quizás aún no podrían ofrecer la alternativa. Muchas de las personas que
actualmente promueven una mayor o total horizontalidad en las relaciones
interpersonales, se hallarían en una etapa previa a la “integral” (que debería
ser trans nacional y trans cultural). En esta etapa “verde” del desarrollo de
la conciencia (o en sus postrimerías) ya se estaría dando visos de la mutación “antropo-histórica” hacia lo integral
en las indagaciones personales que van más allá de un activismo y sentir
limitado a la igualdad y a la preservación de la naturaleza y las personas. Mientras
los activistas asociados al surgir de la post modernidad vienen a romper
esquemas (como los llamados “niños índigo”) y a reclamar igualdad y respeto (para el indígena, para la naturaleza, para las
mujeres, para los animales, para los trabajadores, para los homosexuales y
hasta para los ciudadanos a los que –por increíble que parezca- se les oculta
las investigaciones de la presencia extraterrestre) ellos –aunque se hallan ad portas- no pueden aún sentir, pensar e identificarse transistémicamente. Son el
grupo de avanzada pero un poquito más allá hay unos “scouts” poco visibles
reconociendo el terreno donde todos pisarán poco después si en conjunto el
colectivo salva los escollos de la mutación.
La mayoría de los “activistas de la “igualdad y el respeto”
hacen cosas muy loables pero aun piensan con patrones establecidos dentro de
los últimos rezagos del exclusivismo epistemológico y por lo general (de manera
dualística-dicotómica) están tanto a
favor de algo así como en contra de manera global respecto a su opuesto. A
pesar de su énfasis en la igualdad no reconocen su propio reduccionismo sutil. Muchos
son muy “anti” y por ejemplo creen que sus causas excluyen todo lo asociado a
etapas anteriores que se asocian a la generación de los problemas contra los
que luchan (modernidad, religión, etc). Sin embargo entre este grupo de
revolucionarios (frecuentemente movidos por un sentimiento de amor y relación)
estarían emergiendo aquellos (quizás desilusionados por las tácticas de lucha
confrontativas o simplemente inspirados subconscientemente por un futuro
próximo) que no solo aprecian la armonía de los sistemas (a veces entendidos
como unos en contra de otros) sino las interconexiones más profundas entre los
sistemas (aun entre aquellos que en cierto nivel de percepción parecen estar en
conflicto). Esta sería la última generación humana que privilegia el
“pensamiento exclusivo” y estas personas estarían pasando de un nivel de
crecimiento personal denominado (por Wilber y Beck, creador de la “Dinámica
Espiral”) “Verde” al primer nivel de
conciencia “integral” en el que ya se puede incipientemente pensar y ser de
forma trans sistémica (reconociendo intuitiva y-o conceptualmente los
fundamentos que generan y conectan a los sistemas).
Creo que en esta “mutación” es posible empezar a utilizar
una combinación de lógicas: la lógica del medio excluido (más aplicable al
mundo físico), la lógica del medio incluido o la de la relación
interdependiente y complementaria (más aplicable al mundo vital y al de las
energías sutiles) y la lógica de la negación de cualquier afirmación (llamada
“neti neti” en la India y que lleva a la suspensión del discurso mental para
así lograr la contemplación No Dual). Esto es algo inusual y novedoso para la
humanidad y creo que el descubrimiento de los “fundamentos” que conectan a los
sistemas hoy en día aun toma en la sociedad internacional la forma de muchas
indagaciones y descubrimientos supuestamente inconexos o en áreas separadas.
Ni siquiera Wilber (generador de una visión integral
bastante completa) se libra del prejuicio pre integral no tomar en serio muchos
de estas indagaciones pues me parece que aun él desea ser reconocido por el
mundo académico formal. Sin embargo, si deseamos incluir los descubrimientos
válidos en todas las épocas de la humanidad deberemos incluir la afirmación que
no solo el mundo físico es importante para nuestra vida cotidiana y que no solo
el mundo físico existe y una ampliación del “método científico” es necesario
para no obviar el aporte moderno en el re descubrimiento de las realidades
sutiles de la naturaleza. Actualmente la
función de la “Teoría Integral” es la de mostrar que lo que antes se
consideraba incompatible tiene un origen común. Además de ayudar a modificar
perspectivas y ayudar al surgimiento de una mutación, nueva epistemología y
nueva conciencia, mayormente sirve para aconsejar incluir todos los factores de
una realidad de manera simultánea para así comprenderla mejor. Lo que le falta
es mostrar cómo se relacionan causalmente las partes de la teoría para que esta
sirva para hacer predicciones útiles. Si se rompiera la barrera sicológica ante
lo (mal llamado) “paranormal” y se sintiera comodidad ante la investigación y
la experiencia de las realidades del plano sutil la Teoría Integral podría
servir como el primer paso para realmente entender la naturaleza de la realidad
más profundamente. Lo importante no es el asombro, lo curioso, lo emocionante o
gracioso (ante el realismo de la vida material) de reconocer lo paranormal, los
contactos con el más allá, los extraterrestres y su tecnología inter
dimensional; lo importante no es crear nuevas dependencias culturales o
sicológicas ante esto. Lo importante de estas cosas es despertar para tomarlas
con naturalidad y que nos ayuden a entender que el mundo descubierto por la
lógica material, reduccionista solo es válida para un rango necesario pero
limitado y específico de la experiencia humana.
Lo bueno de la “Teoría
(o Meta teoría) Integral” es que nos proporciona información más básica y que si le prestamos atención (si nos
encandila) puede ayudarnos a digerir la complejidad del mundo que aumenta día a
día. Puede ayudarnos a re-ligar la información secundaria y –según Wilber y
otros- tiene una actividad “psicoactiva” pues nos recuerda aspectos que hemos
olvidado de nosotros mismos.
Creo que para volver a reconectar nuestras prácticas
culturales y la sociedad con el “Buen
Vivir” no necesitamos retroceder románticamente (retro románticamente) al
estado tribal adoptando cosmologías cíclicas. No necesitamos una supresión total
de las ideas de progreso, complejificación, emergencia y evolución. Creo que necesitamos
unir lo cíclico con lo lineal entendiendo la Vida que procesa en espiral.
Tampoco es una solución atacar al capitalismo y a los propietarios de los
medios de producción para implantar una dictadura socialista o comunista de
partido (o sea otra solución eurocéntrica moderna). Eso (aunque el socialismo
en general tenga partes de razón y sea una respuesta ante la explotación
abusiva del Hombre por el Hombre) también es producto de una visión más rígida
de la Vida. Lo que realmente puede ayudarnos es único en la historia.
Es un ir
más allá de la tendencia irracional de preferir o la excesiva subdivisión y la separación
racional-moderna en “objetos” o la tendencia no racional (que no es lo mismo
que irracional) de casi percibir todo como un flujo sin distinciones. A lo que
vamos con el ideal de la mutación es a trazar una espiral holárquica de desarrollo sostenible inspirada en principios
cósmicos organizativos que puedan ser integralmente reconocidos de manera
práctica, sinérgica y sintrópica. Se requiere desarrollar tecnología,
matemática y ciencia de aplicación práctica bajo esta emergente perspectiva y
demostrar que no podría funcionar sin la importancia de principios metafísicos
y de la injerencia causal del plano sutil de existencia. Es un “reencantar” la
existencia humana, descubriendo a través de la ciencia, de la experiencia
empírica (“chamánica-transpersonal) y de una reflexión filosófica inclusiva más
aguda un fundamento general enraizado en principios interconectados que
sostienen toda manifestación física, mental o suprafísica-sutil...y es hacer
esto de manera rigurosa y no solo aventurosa, excitante y emotiva. Es seguir
usando los métodos disponibles por la ciencia pero con una ciencia ampliada
para unir funcionalmente filosofía y metafísica y descubrir las realidades
constitutivas de todo conocimiento válido.
Particularmente creo que la
integración de la física cuántica con la Teoría Integral y la especulación
metafísica racional pueden proporcionar algunas claves valiosas para llegar a
un conocimiento integral que esté a la par de la mutación. Además de esto, la
tecnología transdimensional emergente y ocasionalmente suprimida por poderosos
intereses económicos y militares (estudiar la información del Dr. Steven Greer),
amén de las tecnologías de utilización del “Punto Cero de Energía” y de las
“ondas escalares” (por ejemplo, estudiar la información proporcionada por
Thomas E. Bearden y los experimentos de Konstantin Meyl) puede proporcionar a
la humanidad evidencia práctica y concreta que la realidad física “molar” y
“entrópica” a la que nos aferramos sicológicamente (haciéndole juego a la
epistemología “colonializadora” moderna) obedece a -la programación de y a la
interacción con- un nivel más profundo y vital de existencia (del cual
provenimos, se halla constitutivamente en nosotros y al cual regresamos).
Luego de haberse sucumbido por siglos a la capacidad de
clasificación y subdivisión rigurosa que aportó la modernidad deberán
redescubrirse e incluirse en nuestra cultura global no solo verdades “mitológicamente” incorporadas
en las cosmologías de los pueblos sino asimismo principios que subsuman a toda
la realidad física. Investigaciones y evidencias que existe un mundo más amplio
que los métodos del mecanicismo materialista pueden explicar (por ejemplo en el
estudio parasicológico que la conciencia trasciende los límites espacio
temporales) no faltan. Los estudios en psicoquinesia y retro psicoquinesia de
Robert Jahn de la Universidad de Princeton; los estudios de percepción a distancia
de Stanley Krippner de Saybrook University; los estudios de detección
pre-cognitiva subconsciente (relacionados al sistema nervioso simpático) de
Dick Bierman ( http://www.youtube.com/watch?v=biPJJD4DFlU) y
de Dean Radin son algunos ejemplos. Lo que falta es terminar de corroer la
resistencia dogmática y el pseudo “realismo” del cientifismo materialista. Esto
requerirá saber que toda área de experiencia humana es amena a la indagación científica
y que inclusive la exploración de chamanes, monjes, psíquicos y místicos puede
ser completamente científica.
¿Cómo podría la retrocausalidad relacionarse a la
experiencia humana y la cosmovisión de culturas consideradas “míticas” como la
Quechua? Bueno, la “lógica” de la complementariedad usada por ellas, más afín a
los principios pre-físicos del fluir de la Vida a veces generan modelos en los
cuales en concepto actual de “retro causalidad” sería posible. Se podría
estudiar un resumen muy interesante proporcionado por Antonella Vaninni y
Ulisse di Corpo en http://www.syntropy.org/ y
en www.sintropia.it/thesis.pdf
A diferencia del holismo
que tiende a enfatizar al todo sobre la parte, en la Teoría Integral, la parte
y el todo son igual de significativos pues emergen de un orden interno más
fundamental. En su “Excerpt G”
Wilber reflexiona sobre la evolución e involución proclamando que la tendencia
al desarrollo de la complejidad en las formas sirve para actuar como vehículos
de expresión cada vez más vastos de los contenidos de la conciencia. La tendencia
a la evolución como desarrollo y como inclusión de formas organizadas
anteriores provendría de las potencialidades dadas por lo que las tradiciones
no duales como el Vajrayana y el Vedanta podrían considerar como
realidades ontológicamente superiores.
En un sentido peruano andino y
metafísico se podría hablar de los “pachas” metafísicamente superiores. Wilber
prefiere no especular sobre cómo son estas realidades y –por lo que sé- se
limita a afirmar que proveen potencialidades de desarrollo de los actual que es
evolutivo en la complejificación de la materia física. Yo en cambio pienso que
estos “pachas” serían “actuales” y “concretamente reales” en su propio nivel
pero “potenciales” desde nuestro nivel (a menos que sean percibidos,
experimentados, vividos, revelados por un método o sentidos). Hay que entender
a los “pachas” como mundos concretos (con objetos colectivamente detectables)
sea que posean materia física o no, también son entidades relativas uno
respecto al otro. Creo que un “pacha” puede ser
“Hanan” respecto a otro y asimismo “Uku” respecto a un tercero. Según
entiendo, en la cosmología Quechua un “Hanan Pacha” corresponde al “pacha”
donde ya se dieron en un tiempo “pasado” (o a mi modo de ver metafísicamente
anterior) principios creativos más abstractos y corresponden a la transmisión
de un orden de origen principial que incide en cómo se vive la aparición de un “Kay
Pacha” particular (el presente de la experiencia). Esta transmisión ocurriría
en combinación con el caos vital emergente (y por ende relacionado al futuro)
del “Uku Pacha” correspondiente.
Orden y caos interactuando en nosotros y en
todas las experiencias de los seres vivos para crear un universo compartido. Si
nuestra conciencia vivenciara primariamente en una realidad ontológicamente más
sutil (menos dual y con menor predominio de su materia objetiva externa) también tendría su correspondientes “Hanan
Pacha” y “Uku Pacha” relativos a su
nivel. Todo mundo de experiencia o sistema coherente universal puede ser
considerado como un Hanan o como un “Uku Pacha” respecto al mundo de
experiencia que se forma por su intersección.
La actitud integradora y adaptativa ante la complejidad
actual no solo debe reconocer la función social del mito sino que, superando
apegos a modelos usados para analizar la Vida a través de causalidades
exteriores fundamentalmente inconexas a nuestro mundo íntimo, deberá
resolutamente encarar las abundantes evidencias que muestran que en realidad
existen fuerzas interactivas inteligentemente organizadas más allá de las
oficialmente reconocidas por la ciencia moderna. Si investigamos a fondo (como
el Dr. Gary Schwarz de la Universidad de Arizona, como el Dr. Dean Radin del
Instituto de Ciencias Noeticas, como la Dra. Julie Beschel del Windbridge
Institute, como el Dr. William A. Tiller de la Universidad de Stanford, como el
Dr. Vin Pan Lommel del Hospital Rijnstate) veremos que es casi innegable la
acumulación de evidencias que claramente indican que la conciencia no se limita
a la realidad física, que existen seres de otras realidades, dimensiones y
mundos interactuando con nosotros.
Ni la fe, ni la negación, ni solo recurrir a
visionarios y chamanes serían (en esta época de transición, mutación y creación
de nuevos modelos) por si mismos adecuados porque no podemos simplemente
deshacer la importancia cultural de los hallazgos científicos. Para poder por
primera vez en la historia (conocida y desconocida) incorporar los
conocimientos en todas las áreas de la Vida de todas las culturas posibles en
todas los niveles y lugares hay que restablecer un contacto sencillo y natural
con todos los aspectos de la realidad que hemos descubierto e interpretado
hasta hoy. Es hora de integrar en un nivel de comprensión más inclusivo la
ciencia con las formas de experiencia humana transdimensional. Es hora de
descubrir quiénes somos en el Kosmos Vivo y multidimensional en un sentido muy
amplio de la palabra. La comprobación científica de realidades supra físicas directamente
afectando la experiencia humana (aunque en nuestro estado actual solo
esporádicamente nos percatemos de ellas) contribuirá a una revaloración (integral,
concreta, práctica y no solo filosófica) de nuestra relación con la Vida. El
“diálogo de saberes completo” no puede esperar más y debe ser mucho más osado.
Podríamos
volver a valorar la Vida como los antiguos pre-modernos y crear una cultura de
mayor armonía con ella vivenciando cómo ella se relaciona con nosotros íntimamente
a través de nuestras almas supra físicas y las ciencias “físicas” (propias de
los cuadrantes “objetivo” e “inter objetivo”) ahora podrían ampliarse para
estudiar otras formas de materialidades no físicas propias de los planos
sutiles y causales. Las evidencias así obtenidas también serían necesarias para
motivar un redimensionamiento de paradigmas y de la conciencia en las personas
que bajo la influencia de la modernidad demandan pruebas concretas.
Aunque podemos aprender mucho del filósofo de la Teoría
Integral Ken Wilber (quien nos muestra ciertos patrones con los que todo “evento”
o “cosa” generada por la dualidad se manifiesta dentro de una jerarquía de
“holones”) en su “Meta teoría” (una teoría
que reúne a teorías bajo principios comunes) se menciona pero no se enfatiza el
rol ontológico y epistemológico interactivo y constitutivo de la cadena del Ser
organizando realidades metafísicamente distintas. Al principio de su carrera
Wilber estudió la “Gran Cadena del Ser”
una visión cosmológica casi universal de la humanidad pre moderna. En ella (con
variaciones culturales locales) se reconoce la existencia de una jerarquía de niveles
ontológicos que proceden como emanaciones de niveles superiores (y de mayor
libertad intrínseca) a inferiores. Sin embargo, (en parte debido al énfasis que
atribuye al descubrimiento moderno de etapas de desarrollo evolutivo) en trabajos
posteriores Wilber optó mostró su desconocimiento de la metafísica racional (griega
y escolástica) y confundió la metafísica especulativa (a veces parcialmente
válidos) de los movimientos “Nueva Era” con la imposibilidad de explorar otras
realidades ontológicas a las que prácticamente declaró como entidades
potenciales cuya función es la de proveer potencialidades para que la evolución
de eventos actuales proceda.
Para acatar el etos, los consejos y críticas
(dominantes en el mundo académico) de la mentalidad científica moderna y la
mentalidad general del post modernismo francés, Wilber se aferró al Kantismo
prácticamente sugiriendo (erróneamente) que, debido a que no podemos
directamente percibir otras realidades ontológicas para tener un conocimiento
integral deberíamos dejar la especulación y solo incluir lo que podemos
comprobar empírica y científicamente y luego aceptar o rechazar con una
hermenéutica realizada por las personas que compartieron el mismo método para
investigar algo. Debido a que es más “kosher” y ya se han realizado estudios
neurológicos y sicológicos en estados alterados de conciencia Wilber acepta
como científica la investigación de las experiencias unitivas, místicas o no
duales a través de métodos de interiorización, meditación pero no parece
interesarse en la investigación de la Vida en su aspecto parafísico, suprafísico
o transdimensional.
Wilber parece haber soslayado que la exploración
consciente y empírica de otras realidades ontológicas es posible y que su
método de ampliación científica aplicable a todos los cuadrantes, (productos de
la expresión dual del ser) también se puede aplicar a este tipo de exploración.
A mi modo de ver el “ojo de la carne”, el “ojo de la mente”, y el “ojo del
espíritu” a los que Wilber a veces hace referencia también se pueden utilizar
en cada nivel ontológico puesto que todos ellos desplegarían los cuadrantes
descubiertos por Wilber: lo subjetivo, intersubjetivo, objetivo e
intersubjetivo. Dicho de otro modo, siempre habría un aspecto objetivo exterior
para estudiar con el “ojo de la carne”,
siempre habría un aspecto de relaciones inteligentes para estudiar con el “ojo de la mente” y siempre habría un
aspecto espiritual para estudiar con el “ojo
del espíritu”. En ese sentido, me parece que Wilber sucumbió ante la
necesidad de establecer su teoría en la
academia siendo reconocido por académicos de corte ortodoxo tanto de
prejuicios modernos como posmodernos.
En relación al Perú creo que (a pesar de la creciente
modernización y pérdida de valores ancestrales, a pesar del mercantilismo y la
agresión moral basada en el espectáculo de la desgracia humana) aún tenemos una
mayor posibilidad de pensar y explorar un tanto más libres de esos prejuicios,
especialmente si estamos tratando de revalorar integralmente la sabiduría
ancestral en todas sus dimensiones, inclusive aquellas que se liberan de la
clasificaciones eurocéntricas cerradas ante lo que es “real” o digno de ser
tomado en cuenta. Por ejemplo aún podríamos reconocer tanto conflicto interno que
el “viaje chamánico” puede frecuentemente ser más que una alucinación y así saber
utilizar la recomendación investigativa de Occam asumiendo que la indagación
empírica del chamán puede ser la hipótesis más sencilla.
¿Qué puede ayudarnos a reestructurar nuestros valores ahora
que la tecnología no solo nos conecta sino que además nos sobrecarga de datos
que no alcanzamos a clasificar, relacionar o digerir adecuadamente; una
tecnología que no solo nos informa sino que nos “zombifica” y entretiene avivando
a la mente reptiliana y a las emociones primarias en vez de aquellas que
funcionan con las capas neo corticales más avanzadas? ¿Cómo usar los medios
masivos de comunicación (¿común unificación?) para la educación integral y el
fomento de valores? ¿Cómo pueden las pantallas (rostro de entidades virtuales que
median entre nosotros y la naturaleza como vida analógica) original educarnos
más y desarraigarnos menos? ¿Cómo modificar el rumbo de compra-venta
crecimiento actual (no equivalente a desarrollo integral) ahora que tanta gente
se encuentra encandilada con la esperanza de satisfacción personal medida por
la disminución de sus carencias materiales siguiendo el camino de desarrollo
económico ya trazado por las grandes potencias (cuya forma de explotación ahora
se halla en declive)? ¿Tiene que sorprendernos una crisis global más dolorosa
para motivarnos a cambiar de rumbo? Quizás, pero siempre se puede incentivar un
cambio de rumbo menos destructivo y es nuestro deber hacerlo.
L
as personas pueden cambiar su escala de valores por varias
razones. En su adaptación a un sistema social local la persona frecuentemente
pasa de una identidad egocéntrica a una basada en la obediencia a la autoridad.
Abraham Maslow también mostró que se puede pasar de una ética inclinada a
satisfacer necesidades de carencia a otra ética de abundancia inclinada a
satisfacer necesidades de auto realización. Casi todos los pedagogos y sicólogos del
desarrollo humano por etapas coinciden que se necesita educación, estímulos y
contexto que induzcan a crecer cognitiva, ética, emocional y socialmente.
Diferentes sicólogos investigaron diferentes “líneas” de desarrollo (cognitiva,
ética, emocional, de relaciones interpersonales, de habilidades físicas y hasta
espirituales). Debemos crear un contexto de educación integral, una conjunción
de estímulos y refuerzos que motiven a la identidad y al sentir personal a
extenderse más allá de sí mismo de manera que aún antes de llegar a la adultez
coincida no solo “mundo céntricamente” con los derechos de toda la humanidad
sino también con los de toda la Vida manifestados en la naturaleza, la
creación, la humanidad, todos los seres vivos y el cosmos.
El ser humano es llamado a una ampliación de sí mismo y si
el sistema social y el contexto en el que se desenvuelve no está ya preestablecido
en una visión mundo céntrica y cosmocéntrica el cambio puede venir por varios
factores. Por ejemplo, al sentirse forzado a adaptarse a una crisis, quedaría
más dispuesto a la influencia de modelos teóricos alternativos más amplios.
También podría salir de una identidad auto afirmativa y cejudamente encapsulada
a través de la experiencia de dar ayuda o servicio a los demás y a través de
algún tipo de revelación transpersonal más sorprendente.
Dentro y fuera de las religiones, las personas a veces viven
revelaciones transpersonales emocionales e íntimas que inciden en la
revaloración de sus éticas. Estas revelaciones pueden ser sencillas como
descubrir el sano placer de la sabiduría de ayudar a los demás o pueden ser tan
cognitivamente provocadoras como vivir una epifanía de origen suprafísico-sutil
o quizás de origen divino-trascendente. La escuela de sicología transpersonal
revela que las personas pueden ocasionalmente vivir epifanías místicas,
encontrarse en un ambiente extra corpóreo cuando se hallan con buena salud o también
cerca a la muerte. También pueden vivir experiencias de contacto con otras
realidades y con seres de otras realidades de muchas otras maneras. No solo son
los investigadores extranjeros como el abogado Victor Zammit y los
investigadores de lo “paranormal” contratados por el History Channel, Biography
Channel, Discovery Channel, Sci Fi Channel, A&E, y Nat Geo quienes recopilan evidencias de algunos de
estos tipos de experiencias. También los miles de testimonios recopilados por
el abogado peruano y valiente investigador Anthony Choy dan amplia evidencia de
estos eventos que hacen repensar la vida y los valores superando al
materialismo mecanicista. Es que en un país como el Perú con una amplia
tradición chamánica (y donde mucha gente urbana aún “pasa el huevo”) tenemos
que tener una voz propia respecto a estas cosas en el mundo intelectual, una
voz propia no solo para incidir en la creación de un modelo político y
económico diferente sino para recordar y revalorar que el mundo
sutil-espiritual es real e importante para apreciar a la Vida en toda su
plenitud. Por respeto a nuestra tradición milenaria debemos tener la osadía de
acallar la burla, la ignorancia y el desprecio cientifista.
En la visión “integral” adecuada no se privilegia ni a la
totalidad ni a la parte pues se entiende que todo evento o cosa en cualquier
nivel de realidad es un “holón” (término cardinal acuñado por Arthur Koestler) y
que esto significa que es simultáneamente completo e incompleto; que es un todo
y parte de un todo aún más inclusivo potencialmente extendiéndose en una jerarquía
transfinita (o “holarquía” para evitar susceptibilidades con la palabra
“jerarquía” que frecuentemente implica un abuso de poder).
Ken Wilber (Wilber, 1995) establece que lo subjetivo (lo personal o fenomenológico-sicológico-
místico), lo intersubjetivo (lo
cultural y normativo), lo exterior
individual objetivo y lo exterior colectivo
(sistémico) objetivo son
aspectos universales que tienen sus propios métodos de investigación y
descubrimiento además de sus corpus de conocimiento válido. Wilber demuestra
que estos aspectos necesariamente surgen simultánea y correlativamente en cada
evento del mundo físico (o cualquier mundo dual). Por lo tanto también
demuestra que sobre valorar uno o más de esos aspectos o expresiones sin
incluir y valorar por igual a todos es un error del pensamiento, del sentir,
del prejuicio y de la comprensión pre-integral. Esa idea es un pilar de su “Teoría Integral” y junto a su desarrollo
de la teoría sobre “holones” (a
tratarse en otro momento) me parecen transcultural y universalmente válidos.
Las “dimensiones” subjetivas, intersubjetivas, exteriores
individuales y exteriores colectivas son los “cuadrantes”, el “elemento”
central del modelo de Wilber. Wilber descubrió estos “cuadrantes”
inductivamente pero a mi modo de ver también pueden ser deducidos. Para poder
describir la realidad con un modelo que tome en cuenta todos sus aspectos
Wilber “pobló” los “cuadrantes” con
otros “elementos” (cuya variedad se
escoge educadamente y de acuerdo a la experiencia inductiva pero también semi
arbitrariamente). Estos otros cuatro “elementos” (que quizás no se han agotado)
son las “líneas” de desarrollo en
cada cuadrante, las “etapas” (o “niveles”) de desarrollo de cada línea,
los “estados” en los cuadrantes
(aunque generalmente Wilber se limita a hablar de estados de conciencia) y los
“tipos” (o “tipologías”).
Wilber usa el concepto moderno (una extensión de la idea
de “evolución” entendida como progreso) que el ser humano (y en general todo el
Kosmos) se desarrolla en “etapas” u “olas” más o menos definidas aunque con una
cierta fluidez en la cual estas etapas también se pueden entremezclar. Su
aproximación es estructural y es frecuentemente considerada muy “cerebral” y
“masculina”. Para refrendar esta idea Wilber
frecuentemente menciona las investigaciones realizadas sicólogos del desarrollo
como Jean Piaget, James Loevinger, Lawrence Kohlberg, Robert Kegan, Carol
Gilligan, Suzanne Cook-Greuter y otros. Él también menciona a sociólogos y
pensadores del desarrollo cultural como Clare Graves y Jean Gebser . El líneas generales Ken Wilber
y Don Beck (creador de Dinámica Espiral) coinciden en que se dan etapas bien
definidas de desarrollo humano en los aspectos sicológicos, culturales y sociales,
y a estas etapas les asignan nombres y colores. http://www.youtube.com/watch?v=fPh7r0owZi4
Los latinoamericanos en general no se des-identificaron
de sus tradiciones chamánicas pre-modernas tanto
como los europeos modernos,
sus descendientes en países desarrollados y los estadounidenses. Además,
por la tradición católica un gran
porcentaje de ellos mantiene una actitud abierta hacia fenómenos que podrían
considerarse como “milagrosos”. Asimismo, se les incorporó a la cultura moderna
occidental pero nunca fueron excesivamente aculturados en ella. Dicho de otro
modo, ni dejaron su pasado cultural completamente ni incorporaron el presente
moderno que también en cierto sentido fue impuesto.
Me parece que ya que Wilber creció en una
sociedad más estructurada que la peruana (los Estados Unidos), a pesar de haber
recibido muchas influencias formativas “holístico-progresivas” no entiende que
la adaptabilidad y flexibilidad transcultural de los latinoamericanos en general,
esa flexibilidad (cuyo otro rostro es una indefinición que por muchas
generaciones los llevó al estancamiento político-económico mundial) podría
ayudarlos a comprender más rápidamente la mentalidad y modo de ser “integral”
que él propone. Como todos nosotros él
también tiende a no percatarse de sus propios filtros cognitivos sesgados.
Luego de escucharlo en muchos discursos creo que él tiende a subdividir el
mundo en personas capaces de entender y vivir de modo integral y los que no
pero de una manera más rígida de lo que debería. Él cree que solo un pequeño
porcentaje de personas (sobre todo viviendo en los países desarrollados
herederos más directos de la tradición europea) ya son capaces de pasar de la
etapa ecológica, igualitaria, sensible, posmoderna o “verde” al primer escalón
de la etapa “integral” (la etapa “teal” o “esmeralda”).
En cuanto a su visión
internacional quizás se enfoca demasiado en la situación del Medio Oriente y
África como sus referentes sin distinguir que en esos países –a diferencia de Latinoamérica
(en términos generales)- a pesar de sus vivencias coloniales, la incorporación
de valores tradicionales cristianos y eurocéntrico-modernos siguieron un camino
distinto. Por ejemplo, en los países del Medio Oriente, la tradición cultural
islámica fue generalmente menos afectada ante la influencia colonial europea y,
a diferencia de Latinoamérica, no surgieron amalgamas adaptativas tan flexibles
transculturales e indefinidas. Quizás a largo plazo Latinoamérica sorprenda al
mundo con voces propias que aporten ante la emergente cultural mundial (en la
cual el eurocentrismo moderno está siendo cuestionado) una forma más integral
de entender la Vida.
Me parece que en este discurso también es sumamente importante
reconocer que los pueblos “indígenas” u “originales” aún vivencian un contacto
vital con elementos de un mundo que realmente existe pero que (aunque sea
mayormente rechazado por la mentalidad moderna) no es físico. También creo que
para superar las rígidas limitaciones impuestas por la mentalidad eurocéntrica
moderna acerca de lo que es “real” y digno de estudio y lo que no lo es debemos
de tomar en serio estas experiencias no solo como parte de una “cosmovisión
mítica” sino como información útil y necesaria para crear una ciencia mundial mucho
más amplia, incorporando estudios sobre la conciencia y sobre la organización
de los planos de existencia sutiles que a pesar de no ser físicos se
interrelacionan con el plano físico. Sin ello no se habrán integrado ni en la
modernidad, posmodernidad ni en la integralidad importantes descubrimientos
propios de los métodos “chamánicos” usados en las largas etapas “tribales”
pre-modernas de la humanidad. Sin este re-conocimiento e incorporación integral
(utilizando todos los cuadrantes revelatorios de la Vida, el Kausay)
arrastraríamos una “sombra” en todo desarrollo posterior.
Wilber frecuentemente menciona que la mayoría de las
personas del mundo se hallan en una etapa mítico-religiosa y que todos deben primero
pasar a la etapa “moderna” para luego sensibilizarse y pasar a la etapa “post
moderna” o “verde” antes de poder pasar a la etapa “integral”. Él básicamente cree que no se pueden saltar
etapas (que, para ser justos, también define a las etapas no como monolitos
rígidos sino como “olas” que se pueden entremezclar en cierto grado) y
claramente ve como en Estados Unidos la gente se resiste a cambiar, razón por
la cual se halla tan polarizado, por ejemplo entre Demócratas y Republicanos.
Sin embargo, yo creo que las personas -por medio de sus conciencias-
intrínsecamente poseen un mayor grado de libertad que otros tipos de “holones”.
A mí me parece que la capacidad de ponerse al día con temas afines a la “racionalidad
post posmoderna”, temas como el “Pensamiento Complejo”, la “Teoría Integral” y
la “Transdisciplinariedad” depende en gran parte del nivel de flexibilidad
adaptativa que hay en la gente cada país de acuerdo a su cultura local y que,
por ejemplo, los latinoamericanos en general poseen una mayor flexibilidad
debido a su “indefinición en etapas de desarrollo cultural”. Por eso en
términos generales ellos podrían captar cognitivamente no solo el modelo o
modelos integrales sino su sentido emotivo, identitario y no verbal pudiendo
incorporarlo en sus valores y forma de ser y sentir.
Quizás Wilber no percibe
esto pues vive en un medio no solo más polarizado culturalmente sino
sistémicamente más definido. En Estados Unidos los indígenas fueron separados y
confinados en reservaciones y la cultura anglo sajona siguió su propia línea de
desarrollo particular. Quizás en Estados Unidos se da una gran polarización
entre visiones políticas y existe una “guerra cultural” por la tendencia a
aferrarse a valores de manera ideológica mutuamente exclusiva. Por eso tienden
a generar conflictos con personas con las mismas tendencias hacia los
exclusivismos ideológicos pero ateniéndose a ideologías distintas. El
antagonismo entre Estados Unidos y el Medio Oriente viene en mente. Si no hay
una fuerte identidad cultural basada en una ideología bien establecida como en
muchos países del Medio Oriente personas de países que antes fueron colonias
europeas (África podría sorprendernos) podrían tener la flexibilidad necesaria
para incorporar los aspectos positivos de la Teoría Integral.
Wilber considera
que la conciencia humana es (metafóricamente) un “espacio” que da cabida a
combinaciones particulares de varias “líneas” de expresión inteligente (cada
una en distintas etapas de desarrollo). Este es un concepto parecido al de
Daniel Goleman y sus “inteligencias múltiples”. Cada persona tendría su propio
psicograma aproximadamente cuantificable con pruebas sicológicas, sicofísicas y
otras y la el nivel de desarrollo promedio (o “altitud”) representaría en qué
nivel de desarrollo general se halla. Mientras que la líneas de desarrollo
personal que tienen que ver con el análisis (la línea cognitiva) generalmente
supera a las líneas que tienen que ver con la implicación de la identidad
personal (o en primera persona) de manera emocional aquellas que inciden más
directamente en la identidad personal parecen ser más importantes para saber si
una persona se está acercando o no a manifestar un nivel de conciencia
“integral”.
Junto con Allan Combs, profesor del California Institute
of Integral Studies, Wilber creó el “Wilber-Combs
Lattice” (el entramado de Wilber-Combs) el cual muestra unas veintiocho posibles
combinaciones entre estados de conciencia y niveles de desarrollo. Esto
mostraría que cada individuo interpreta la realidad no solo de acuerdo a los
datos proporcionados por sus propios sentidos, formación y los contextos de su cultura
sino también por su propia combinación de estados de conciencia y niveles de
desarrollo alcanzados en el promedio de las distintas líneas.
Los “estados de conciencia” permitirían tener acceso a un
tipo de realidad determinada. Ellos serían muchos (hasta tendríamos micro
estados) pero los más relevantes (y que, como me gusta enfatizar, tendrían
relación directa con diferentes niveles de realidad ontológica) serían: El “denso”
(Gross) o físico (relacionado a la conciencia ordinaria de estar despierto), el
“sutil” (relacionado a soñar cuando uno se halla en el cuerpo físico), el “causal”
(relacionado al dormir profundo sin sueños y al “testigo”, nuestra naturaleza
como una conciencia pura sin objetos) y, finalmente, al “no-dual” (que abarca
todo pero no está sometido a nada). La conciencia en sí sería como (esencialmente
indefinible) “espacio” donde todo evento y experiencia surge y se percibe y
fuera del estado no dual (que no diferencia ni no diferencia a Dios, el alma
individual y la creación) toda percepción y experiencia sería una perspectiva
adoptada por la conciencia.
Los niveles de desarrollo más relevantes serían (de menos
a más inclusivos): el “arcaico”, el “mágico”, el “mítico”, el “racional”, el
“pluralista”, el “integral” y el “super integral”. Mientras -teóricamente hablando-
uno podría acceder a todos los estados de consciencia independientemente del
nivel de desarrollo, la interpretación de las experiencias que los estados
revelan sí dependería de los niveles. Por eso se podría hablar de por lo menos
28 clases de interpretación de las experiencias reveladas por los estados. Por
ejemplo, en relación a experiencias religiosas-espirituales se podría hablar de
7 niveles de espiritualidad natural (relacionada al estado de percepción
“denso”), de espiritualidad a través de una deidad (relacionada al estado de
percepción “sutil”, de espiritualidad carente de forma (relacionada al estado
de percepción “causal” y de espiritualidad “no dual” (relacionada al estado de
percepción “no dual”).
La conciencia en sí sería como (en un sentido budista
Yogachara) un “espacio” que al ampliarse podría dar cabida a mayores niveles de
desarrollo en las diversas líneas. Al ampliarse también se ampliaría nuestra
capacidad de tomar perspectivas no solo cognitivamente sino potencialmente en
todas nuestras líneas de desarrollo. La combinación de estos factores (pero
enfocándonos más en aquellos que inciden en la auto-identidad o a la percepción
de la Vida en relación a nosotros definidos en primera persona gramatical) darían
una “altura” o nivel de desarrollo promedio que variaría según lo que vive el
individuo. Wilber pretende crear una “teoría del todo” con la que se pueda
describir todo aspecto conocido. Por eso -a la fecha- su modelo o mapa
“integral” (también llamado “AQAL”) incluye los siguientes elementos: “cuadrantes”, “líneas” “etapas (o “niveles”), “estados” y “tipos”. Asimismo,
Wilber brevemente menciona pero no enfatiza (quizás por temor al rechazo
académico formal) el reconocimiento de niveles de existencia no físicos. Como (además
del Zen y de la mística católica contemplativa) él hace uso extensivo del
budismo Vajrayana y del Vedanta, por respeto a las tradiciones, él admite que
pueden existir múltiples realidades en la “cadena del ser”. Sin embargo, en años
recientes (en su llamada “fase post metafísica” o 5ta fase del desarrollo de su
Meta Teoría Integral), Wilber prefiere no hablar especulativamente de lo que
aparentemente no se puede comprobar. Aunque él no deja de lado las experiencias
de comprobación personal pronuncia que todo conocimiento verdadero debería
aceptarse solo luego de una combinación de método científico e indagación
grupal cuando el grupo comparte el mismo método exploratorio. Así centra hasta
la exploración espiritual (que para él es preferentemente la exploración de
estados superiores de conciencia) en una ampliación del método científico que
es la combinación de método compartido, experiencia revelada por ese método y
diálogo hermenéutico para coincidir o descartar los resultados empíricos.
Anteriormente Wilber escribió con amplitud (por ejemplo
en “El Proyecto Atman”) sobre la “Gran
Cadena del Ser” pero ahora entra en contradicción pues considera hablar que
otras realidades es una metafísica especulativa que no se atiene a los
descubrimientos, recomendaciones y críticas que la modernidad y de la post
modernidad. Digo que es algo contradictorio porque prefiere saltar directamente
a la investigación de la no dualidad y de los estados superiores de conciencia
desdeñando el plano intermedio de experiencias sutiles que los chamanes y
médiums valoran. Sin el reconocimiento e inclusión amorosa de ese plano o nivel
ontológico no se puede hablar de lograr una conciencia no dual puesto que ese
plano es parte integral de la creación. Su posición es de una “post metafísica integral” un tanto
influida por el concepto Kantiano que nunca podremos conocer “la cosa en sí”.
Sin embargo el “Pluralismo Metodológico
Integral” (que incluye otros
elementos) de Wilber sugiere que se podría utilizar para explorar cualquier
tipo de realidad.
Yo propongo que las realidades sutiles (post mortem) sí
se pueden explorar científica y empíricamente de manera válida tanto personal como
colectivamente y que sí se pueden lograr
conocimientos bien fundamentados en este campo acatando o no todas las
sugerencias de rigurosidad ofrecidas por pensadores de la modernidad y de la
post modernidad. Aun así creo que Wilber tiene razón en proponer que para que
los conocimientos sobre lo sutil sean aceptados a nivel social y global (con la
solidez o aproximándose a la solidez de los conocimientos más establecidos de
la física o las matemáticas), habría que descubrirlos y verificarlos empírica y
colectivamente compartiendo un mismo método
Las realidades sutiles y de interacción psíquica y vital
que fueron reconocidas (o al menos
parcialmente reveladas) de manera empírica (tanto personal como grupalmente) por
personas “pre-modernas” bajo la influencia interpretativa de sus cosmovisiones explicativas
“míticas” fueron rechazadas durante la hegemonía de la ciencia occidental. En
líneas generales, así como no se incluyó todo lo válido entre la etapa
mágica-tribal para pasar a la etapa mítica-religiosa tampoco se incluyó
seriamente todo lo válido de la etapa mítica-religiosa-feudal al pasar a la
modernidad. Para liberarse del yugo de las religiones y de la ignorancia que
ellas también imponían respecto al mundo físico y a casi todo tipo de estudio,
solo aquello que podía evidenciarse por medio de los sentidos físicos de manera
racional (en este sentido usando el “medio excluido”) se constituyó en
conocimiento verdadero y así los nuevos gurúes de la epistemología redujeron la
amplitud de la experiencia humana del mundo tan solo a los “cuadrantes” físicos
objetivos e inter objetivos. Hoy en día como parte de la respuesta para
enfrentar la crisis de auto destrucción y desconexión con la Vida y para recuperar
el respeto a nivel global por un todo vivo global y cósmico tenemos que redescubrir
no solo algo tan lejano (y cercano) como Dios y la religión sino la presencia
incidente, (física o cuasi física pero sensorialmente más cercana) de estas
realidades sutiles. Esto hay que hacerlo empíricamente con todos los medios
disponibles y sin volver a caer en
explicaciones míticas dogmáticas y parcializadas.
Las evidencias empíricas (directas e indirectas) que
existen realidades sutiles con interacción material concreta ya abundan al
extremo que negarlas solo en base a desagrados emocionales, a prejuicios o al
temor se convierte en necedad. No es solo con el misticismo de sentirnos “unidos”
o “conectados” a “Dios”, a la “Vida”, la “Naturaleza”, al “Tao” o al “Todo” que
podremos cambiar nuestras sociedades y modos de relacionarnos, de producir y
consumir. Cuando tengamos una clara experiencia consciente más allá del túnel
de luz que nos separa del “más allá” o cuando tengamos algún nivel de contacto
objetivo con personas (sí, personas con derecho a ser respetadas)
extraterrestres probablemente nos sentiremos más inclinados a seguir las
enseñanzas más elevadas de nuestras religiones. Es que para estimular el cambio
de conciencia integral también necesitamos evidencias concretas que el mundo
físico que nos somete y convence no es todo. Para respetar mejor a la materia,
necesitamos un conocimiento objetivo que ella alberga un nivel interno que no
está “muerto”; que sus correspondientes planos sutiles (a veces llamados
“astrales”, a veces, “mentales”) son los que conectan vivencialmente nuestra conciencia
individualizada con la materia física. Debemos redescubrir empírica y científicamente) que todos los planos son una
expresión coordinada de la Vida y que expresiones como “Dios”, “Tao”, “Ain”, “Parabrahm”,
“Tathagatagarbha”, “Tecsi Illa Wiracocha Pachayachachi” son plenamente
compatibles pues apuntan a la misma realidad absoluta y suprema.
La exploración de lo sutil podría ayudarnos a obtener
evidencias concretas que un plano mental define la materia física que
conocemos, que se puede reprogramar el espacio-tiempo para crear efectos
físicos, desplazarnos, obtener energía, que la “negentropía” (o anti entropía)
se puede incrementar localmente, que se puede cohesionar la sub estructura
espacio-temporal a través de un nivel sub cuántico (quizás el de los “fitones”
de Claude Swanson PhD, autor de la Teoría del Universo Sincronizado), que la
conciencia, la personalidad y la memoria sobreviven a la muerte física y que
todo lo que existe tiene niveles de Vida en relación a la conciencia y a un
orden universal.
William Tiller. Profesor emérito (retirado) de la U. de
Stanford nos inspira para pensar en lo siguiente. Aparentemente, la física
cuántica permite la existencia de un espacio físico complementario al que
ordinariamente percibimos de manera macro y con tendencia entrópica. Este otro “espacio”
podría tener un aspecto vibratorio en el cual el tiempo también puede ser retrocausal.
Según Tiller (http://www.tiller.org/ )
desde un nivel ontológico más profundo que obedece a la intención se podría
aumentar la simetría entre los espacios ordinarios y recíproco y asimismo
reprogramarlos. Quizás el otro “espacio” conste de tres dimensiones temporales
y una de espacio. Quizás cuando el espacio complementario y el espacio
ordinario se cancelan, retornan a la simetría superior del nivel sutil de donde
provienen en el cual las experiencias de exterioridad no se expresan a través
de distancia o duración. Durante la supuesta cancelación mutua de dos ondas
electromagnéticas la energía contenida crearía un stress conocido como “ondas
escalares” (ver trabajos del Dr. Robert Koontz http://www.doctorkoontz.com/ )
Quizás la generación de “ondas escalares” se preste a un tipo de programación
sutil que pueda incidir en la manipulación del espacio ordinario.
Creo que el
físico Thomas Bearden, experto en electrodinámica cuántica (http://www.cheniere.org/)
estaría de acuerdo con esto.
Aún hoy, si no nos apegamos rígidamente a los parámetros
de la ciencia moderna, nuestra experiencia vital simple y directa nos integra
con el fluir de la Vida a través de nuestros propios elementos físicos,
sutiles-mentales y espirituales. Nuestra propia experiencia vital nos conecta los
planos sutiles que (según el concepto Hindú del Chidhakasha) obedecen una
causalidad mental. Sin un modelo conceptual más inclusivo sobre las
interacciones suprafísicas la cuestión de quienes somos antes y después de
morir, incluyendo el problema de la relación entre la mente y el cuerpo queda disfuncional
e incompletamente explicado si nos conformamos a la fe religiosa o a la ciencia
clásica. Aún si tuviésemos experiencias
propias o acudiéramos a médiums y chamanes genuinos, a la sociedad en general (ya
influida por las exigencias de verificación modernas) le faltaría afianzar los
datos que necesita para lo que llamaríamos su “mutación antropo-histórica
integral” en modelos más amplios y predictivos y en demostraciones científicas
más evidentes. También hay que trabajar en esto para que se pueda cambiar la
ética y la conciencia en favor de la Vida. Si la gente no comprueba a su entera
satisfacción que la Vida se expresa como materia las recomendaciones más
lógicas y correctas serán banales o insípidas y no saldremos del nivel
filosófico y el de las buenas intenciones.
Con la incipiente perspectiva integral (que incluye la
amalgama cognitiva-vivencial pre-racional así como la percepción mística transracional)
ya es posible pensar más amplia e inteligentemente sin perder “objetividad”
para aprender a relacionarnos de una forma más madura con todo aquello que el
mundo moderno considera demasiado extraño, atemorizante, estúpido: lo no
físico. Ya podemos usar diferentes tipos de lógica y diferentes tipos de
métodos e instrumentos de acuerdo a la necesidad específica para explorar las
conexiones tanto causales como metafísicas entre el mundo físico y el sutil.
Entendemos que la racionalidad clasificatoria-asociativa
-comparativa del medio excluido puede ponerse al servicio de otro tipo de racionalidad
o lógica superior que la trasciende y abarca y de la cual la primera es un
subconjunto posible. Esta es la racionalidad de la relación, del “ambos-y”, del “medio incluido” que permite
definir los opuestos como distintos y simultáneamente como necesarios el uno
para el otro. Bajo esta lógica superior si uno desea puede mantener
distinciones definidas como las del medio excluido y si uno desea puede uno
fluir en relación continua más vital.
Al pensar en el concepto de niveles de realidad,
reconocemos que todas las experiencias en todos los niveles donde exista
exterioridad y multiplicidad son producto de una apariencia primordial que es
la dualidad primigenia. Cada realidad ontológica con aspectos de exterioridad y
multiplicidad genera cuatro cuadrantes o cuatro expresiones fundamentales que pueden
ser ocupados por otros “elementos” como los que Wilber inductivamente reconoció
y escogió (estados, niveles, tipos, líneas). Hay “líneas”, “estados”, “etapas”
y “tipos” ocupando los cuatro aspectos o cuadrantes y los cuadrantes en sí podrían
considerarse como una expresión de tres principios y experiencias primarias,
tres perspectivas fundamentales de Dios: 1) La perspectiva del “yo”
experimentando “Belleza” o experiencia subjetiva; 2) La perspectiva del “otro” experimentando
la Verdad objetiva (que según Wilber calza la experiencia interior con los
datos colectivos exteriores) y 3) La perspectiva del “nosotros” que nace de la
relación plural o colectiva entre el “yo” y el “otro”(como sujeto y
objeto-sujeto).
Postulo que estas tres experiencias primarias no surgen
dentro de la dualidad ilusoria como los cuadrantes en sí, sino de una trinidad
anterior a la creación. En su estado más profundo, se hallan mutuamente
imbuidas una de la otra como en la Santísima Trinidad Católica y a mi modo de
ver también son el origen de los tres niveles primarios de realidad ontológica:
el Causal (con varios subniveles), el Mental o “sutil” (con varios subniveles)
y el Físico (con varios subniveles). Cada uno de estos tres niveles primarios procede
de un concepto de materia distinto y cada una de estas tres experiencias primarias funciona con su propia
lógica. Cada uno expresa exterioridad a través del “Maha akasha” o substancia
universal siguiendo distintas leyes.
Así como pensarían los neoplatónicos, el nivel “causal”
sería ontológicamente menos ilusorio, existiría menos fuerza creativa incorporada
en la exterioridad material y la subjetividad dominaría en la experiencia. El
nivel “mental” o “sutil” sería ontológicamente hablando de una “ilusoriedad”
media y la fuerza creativa subjetiva se equipararía con las manifestaciones
exteriores. El nivel físico sería el más ilusorio y más dual en la experiencia
puesto que la libertad creativa de la experiencia subjetiva estaría proyectada
hacia el exterior principalmente dominada por la materia exterior. La lógica
principal del nivel físico sería la del medio excluido (o esto o aquello) que
se adaptaría a los patrones más estables de esta creación. La lógica principal
del nivel mental o sutil sería la del medio incluido (ambos son y no son), una
lógica de relación que normalmente se entiende como “fluida” pero que puede
también hacer uso de la rigurosidad. Esta es la lógica de la Vida, de la complementariedad y la relación, una lógica que
es empírica y vivencialmente utilizada más extensamente por los “pueblos
originales”.
Finalmente tenemos una lógica “hiper sutil” que se exploró en la
India con el sistema lógico “Catuskoti” y en relación al budismo por el gran filósofo
Indio Nagarjuna. Ya que toda afirmación acerca de la realidad puede ser negada
se genera este sentido lógico que podríamos definir como “neti-neti” (ni esto
ni aquello). Luego de esta última lógica solo queda abandonar el apego (no la
participación en sí) a la relación y a la comparación y entregarnos a la
experiencia directa, una experiencia que en sentido platónico correspondería a
la “Belleza” y en el sentido católico trinitario al “Padre”. Por otro lado, la
lógica de la relación sería la lógica del Logos, del “nosotros” implícito en
relacionar a sujetos diferenciados. Sería la lógica de la razón por excelencia,
la lógica de crear usando los principios “semilla” o causales permitidos por la
lógica anterior. Sería la lógica de la coherencia de las posibilidades.
Finalmente, la lógica de la afirmación o la negación excluyente sería la lógica
de la definición concreta en la que las posibilidades coherentes se convierten
en objeto de la experiencia con calidad casi por completo independiente. En
física cuántica la lógica anterior correspondería al estado de posibilidades
mentales pero esta última lógica correspondería a la probabilidad de encontrar
un objeto físico definido en cierto lugar específico luego de una medición
interactiva.
Estudiando a Wilber y ampliando sus conceptos en relación
a la existencia de realidades múltiples podemos racionalmente intuir la
existencia de un patrón organizativo diferenciado a través de las
realidades. Reconocer esto no solo se basa en la especulación sino en necesidad
lógica y en percepción inductiva. En los años 90, Wilber se aisló por muchos
meses en su hogar para encontrar un modelo que le dé respuestas llegó a
percatarse que todos sus libros (una amalgama de muchos campos de conocimientos)
científicos, sicológicos, espirituales, religiosos, humanistas, filosóficos,
místicos, técnicos y demás se podían dividir en cuatro grandes grupos: libros
que hablan de lo subjetivo de manera personal, libros que hablan de lo
subjetivo de manera grupal, libros que hablan de lo objetivo de manera singular
y libros que hablan de lo objetivo de manera plural. Así Wilber inductivamente
descubrió los “cuadrantes” y se
percató que todo conocimiento y método correspondía principalmente a uno de los
“cuadrantes”. Wilber se percató que estos cuadrantes eran el producto de cuatro
“dimensiones” anteriores: La “dimensión”
de lo interior, la “dimensión” de lo
exterior, la “dimensión” de lo singular o individual y la “dimensión”
de lo plural o colectivo. Quizás
siguiendo sugerencias post modernas Wilber postula que tanto los “cuadrantes”
como las “dimensiones” son “perspectivas” lo cual hace pensar en un
relativismo. En esencia, serían “perspectivas” de lo único que realmente
existe: Dios, pero mientras Él nos imagina como seres individuales. Menos
esencialmente, estas “perspectivas” serían las de los seres aparentemente
distintos pero aun así dependerían de Dios como un Ser Absoluto en el cual
vivimos y cuyo aspecto no dual transcendente podría considerarse no exactamente
como “dentro” nuestro (porque esto le impondría una limitación) sino como (siguiendo
el pensamiento cristiano) como un espíritu inmanente y fuera de toda
limitación.
Retomando el tema de los “cuadrantes” pienso que ellos
son una forma estructural de entender lo que surge (ontológica y
epistemológicamente) en la “realidad” de manera correlativamente pero sin
interacción ni dependencia mutua reflejando la lógica del medio excluido. Por
otro lado pienso que las “dimensiones” que generan a los “cuadrantes” son más
primordiales y que también son una expresión de la lógica de relación más
profunda (“ambos-y”) y más correspondiente al plano sutil. Ahora, la relación
entre estas dos realidades y lógicas sería diferencial y por lo tanto podría
ser causal y podría desarrollarse una ciencia objetiva que estudie esta
relación. Quizás los seres extraterrestres más avanzados hacen uso de esta
ciencia y quizás este sea parte del camino evolutivo intelectual que también tenemos
que seguir para no destruir al planeta.
La lógica del medio excluido y de los “cuadrantes” como
correlativos prevalecería en el nivel ontológico físico. La lógica de la
relación y de las “dimensiones” que generan a los cuadrantes prevalecería en el
nivel ontológico sutil. Finalmente, la lógica de la inmanencia mutua presente
en la concepción racional límite que podemos tener sobre la Trinidad generaría el
nivel de realidad ontológico Causal donde, en última instancia, lo único
“exterior” que podríamos encontrar serían principios. Para entender qué
principios podrían ser estos manifestándose en un mínimo de exterioridad y
multiplicidad “material” y con un mínimo de ilusión dualista, recomiendo leer
los temas específicos de la obra del metafísico racional Fritjoff Schuon que
tienen que ver con esto.
Ahora podemos entender mejor (de manera tanto lógica como
empírica) que los aspectos fundamentales de la experiencia de la Vida realmente
coordinan entre sí en un orden común más profundo y subyacente. Las expresiones
cuadráticas surgirían en todo los niveles ontológicos por efecto de la dualidad
pero lo harían más dominantemente en el nivel físico (y sus subniveles). Antes
que la emergente “conciencia integral” (propuesta por Clare Graves antes que
Wilber) el ser humano se aferraba a una explicación preferente que relacionada a
uno de los cuadrantes; ahora tenemos no solo que ver todo en su conjunto como
los holistas sino el patrón primordial que conecta genera el orden e
intercambios entre los todos y las partes.
Cuando carecíamos de tecnología eficaz basada en el
método científico occidental las comunidades valoraban más (en alianza a su comprensión
dinámica del “Buen Vivir”) las respuestas e interpretaciones de personas
capaces de establecer una relación más cercana con las fuerzas vivas de la
naturaleza. Al ser “colonizados” por las ideas y métodos modernos el respeto (que
pudo haber existido en diferentes grados en la antigüedad) por el entorno vivo existente
en muchos niveles así como el énfasis en las relaciones de reciprocidad y
respeto con los seres vivos de todas esas realidades se fueron perdiendo.
Hoy necesitamos repotenciar la cultura del “Buen Vivir”
incorporando (bajo un esquema más amplio que la tradición y que la modernidad,
esto es, bajo una amplitud de criterio transracional) lo rescatable de la ciencia
y la racionalidad (aquello que la Vida contribuyó en una anterior “mutación”
globalizadora). Sería necio pensar que la modernidad solo trajo males pues al
menos durante esta etapa casi desapareció la esclavitud, aumentó la duración de
la vida humana, la movilidad social, la alfabetización, los derechos de las
mujeres, el conocimiento del cosmos físico. Se propagó el ideal democrático, se
estableció la importancia de los derechos humanos y se difundieron herramientas
para poder analizar y pensar auto críticamente. Sin embargo los éxitos de la
ciencia y de la modernidad política nos alejaron de entender al mundo como un
ambiente vivo, personal y espiritual en el que personalmente nos extendemos y
debemos respetar.
La valoración de la razón instrumental estuvo acompañada por
los excesos de un capitalismo depredador de todo recurso (natural, animal, humano)
llano a ser manipulado. Inclusive las inhumanas dictaduras comunistas de
partido único tan adecuadamente criticadas por Vargas Llosa generaron
atrocidades pretendiendo contrarrestar al capitalismo pues, como ya sabemos fueron
otras vertientes del materialismo-racionalismo eurocéntrico y de su mundo
desencantado. Asimismo la convivencia de los sistemas políticos modernos con
religiones cristianas que proponían el derecho del Hombre a explotar la
naturaleza (y frecuentemente a la mujer como extensión de ella) no fue
equilibrado con la obligación (también religiosa) de protegerla y esto legitimó
más el mito del “crecimiento” continuo, desmedido e insostenible así como la
crisis estructural actual que no podemos solucionar cosméticamente o con más de
los mismo.
Se habla de un cambio de perspectiva, de un retorno a
valores ancestrales, de reencantar el mundo cultural que habitamos. Se dice que
el rol de la conciencia (o por lo menos de la información) son fundamentales
según ciertas interpretaciones de la física cuántica pero creo que al aun
carecer de un sistema social que valide nuestro rol íntimo y participativo en
la naturaleza (incluyendo en la comprensión de esta naturaleza a principios
universales comunes y a todo nivel energético, espiritual e inteligente en un
todo ordenado) también dependemos de la propiciación de experiencias
transformadoras personales que nos reconecten tanto con una realidad pre
racional como post racional. Estas experiencias las constituyen reconocimientos
personales íntimos no de lo extraordinario como extraordinario, sino de lo
extraordinario (de lo no material) como natural.
A mi modo de ver
el cambio necesario no es solo un switch entre “modelos” y “paradigmas” sino de
experiencias y percepciones íntimas respecto a lo que valoramos en relación a
la naturaleza de la realidad. Creo que éste solo se dará activando instintos
más elevados en relación a nuestra naturaleza interna. Para “resonar” sentimental,
emotivamente con Meta modelos capaces de incluir integrar por primera en la
historia intelectual todos los tipos de conocimientos que antes se consideraban
mutuamente excluyentes, se requiere expandir la capacidad subjetiva de no
necesitar aferrarse a un modelo en contradicción a otro. Esta capacidad se acompañará
de experiencias transformadoras de apertura hacia realidades que desde siempre nos
acompañaron y por las que siempre de alguna manera (inclusive durante las
culturas “mágico-encantadas” pre modernas) sentimos alguna incomodidad. Hablo
de terminar con el origen del tabú que nos hizo sacrificarnos por los “dioses”
desde los albores de la humanidad y creo que ese origen es el instinto físico
que al nacer obnubila nuestro instinto sutil y causal. Hablo de empezar intelectualmente rompiendo
los tabúes modernos contra lo psíquico, lo mágico y lo místico, pero no para
regresar a estructuras anteriores sino para incluirlas y trascenderlas. Fundamentándonos
así (“refundando” nuestra “república interior”) podremos digerir la inclusión
de descubrimientos y aplicaciones tecnológicas de índole “interdimensional”.
Si no existe aún una sociedad que nos proporcione el
contexto de aceptación de lo sutil podríamos movernos en esa dirección
reuniendo la gama de modelos alternativos que ya están forjando ese contexto.
A mi modo de ver, las Meta teorías integradoras (MIT) que están surgiendo (y que no
reduzcan los aspectos del “Kausay” (o de la Vida/Fuerza/Misterio) ni a lo sicológico,
ni a lo material, a lo cultural, a lo sistémico o a lo social) son obligatorias
pues el ser humano necesita esquemas explicativos en sus procesos de
transformación. Creo que el mundo andino-amazónico y el de otras tradiciones no
eurocéntricas pueden contribuir en la creación de estos Meta modelos inclusivos
complementando y marchando más allá de la Meta teoría de Wilber. El Pensamiento
Complejo de Morin, la Transdisciplinariedad de Nicolescu, los modelos
científicos sobre la emergencia de la complejidad sistémica, los modelos
ontológicos del Vedanta, los modelos holográfico y del campo de información
unificado propuestos por Edgar Mitchell y Ervin Laszlo, aspectos de la neo
teosofía, las investigaciones más recientes en torno a la supervivencia
consciente a la muerte física, la crítica a la colonialidad del poder propuesta
por Aníbal Quijano y la crítica al capitalismo en sus últimas etapas propuesta por
Wallerstein pueden confluir con otras propuestas que apuntan más allá de los
límites impuestos por la razón dicotómica e instrumental que acompañó a la
modernidad.
En general mis amigos Dakota de la tribu Yankton Sioux
toman con naturalidad a todo ser viviente, a todo espíritu y tienden a hacer de
lo (que para el occidental) es extraordinario, algo normal y familiar ya que
para ellos lo que nos vincula es realmente más grande que lo que nos distingue.
Ellos por lo general aún prefieren ser empíricos; no recurren al análisis ni se
sienten proclives a incorporar las teorías pero la visión integradora que
propongo deberá incluir lo que ellos (y otros de similar actitud en nuestros
Andes y Amazonia) ya saben pero sin descartar el método científico, el análisis
y hasta las críticas más constructivas de la posmodernidad. ¿Podrán los
indígenas incorporarse a los movimientos post posmodernos? Lo que está
cambiando es la actitud que se vuelve integradora pero para una integración que
no es un “menjunje” indistinto sino dentro de un orden que se expresa tanto
jerárquicamente como horizontalmente.
No podemos surgir integralmente temiendo que los
científicos modernos clásicos (incluyendo a los cuánticos en esta categoría si
se aferran a la exclusiva existencia de la realidad física) o los académicos
tradicionales se burlen. Las verdades que surgen tienen una “gravedad
histórica” tan anterior como las leyes de la creación. Creo que el origen de
nuestro mundo cotidiano se halla en niveles de realidad que –metafísicamente
hablando- son anteriores, más fundamentales, sutiles y multidimensionales.
Yendo más allá de las propuestas de los físicos Vlatko Vedral y de Seth Lloyd diría
que programan y delimitan sus
características. Creo que la ciencia emergente deberá incluir en su estudio a
estos niveles aunque antes los consideraba intangibles y fuera del rango
objetivo empírico apropiado. A través de la generación de fenómenos inusualmente
negentrópicos (quizás siguiendo las pautas del profesor emérito de la
Universidad de Stanford William A. Tiller), a través de la generación de ondas
escalares “Tesla” (como las demostradas experimentalmente por el físico Konstantin
Meyl) y a través de la exploración empírica colectiva de otras realidades (con
y sin instrumentos electrónicos) se puede extender el alcance de la ciencia de manera
rigurosa y adecuada.
Ya existe un importante cúmulo de evidencias que otras
realidades (físicas y no físicas) pueden interactuar con aquella que
colectivamente consideramos como la “nuestra” y única verdadera (Piacenza,
2010). Esto es de suma importancia para saber qué rol jugamos en el gran
esquema de las cosas. No solo el temor al ridículo, a perder credibilidad,
apoyo económico y respeto influyen a que no se investigue. Existiría un “terror
metafísico” opuesto a despertarnos del trance colectivo para descubrir nuestra
grandeza transdimensional. Parte de la verificación futura se realizará cuando
entendamos mejor cómo es que instrumentos electrónicos son capaces de detectar
y grabar comunicaciones inteligentes con entidades no físicas y aparentemente
inexistentes. Parte de la verificación también se realizará a través de
experiencias transpersonales de carácter íntimo.
Si investigamos las experiencias transpersonales nos
daremos cuenta que estas frecuentemente nos proyectan a trascender una
identidad egoica y física limitada en la cual todo se entiende de manera
separada o desconectada. Nos llevan a entendernos como parte de un Cosmos Vivo
de relaciones y significados conscientes y nos motivan a tratar a los demás de
manera más inclusiva, igualitaria y respetuosa. Estas experiencias podrían
darse a través de experiencias chamánicas, de formas de meditación que nos
acercan a sentir la No Dualidad, de intensas conversiones religiosas, de los
ejercicios de contemplación espirituales católicos y de otras tradiciones, de
las experiencias de proyección extracorpórea consciente y de las experiencias
de contacto físico y transdimensional con seres extraterrestres cuya presencia
se está verificando cada día más objetivamente (http://www.exopoliticsspain.es/sp/Edgar-Mitchell-extraterrestres.htm).
Además de los contactos transpersonales, también la
experiencia de fraternidad y colaboración inter personal promovida tanto en la
niñez como en la adultez puede ser de carácter transformativo moviendo nuestro
sentido de clausura egoica hacia lo “transpersonal” (hacia lo que está más allá
del ser egoico), lo “holotrópico” (hacia la unidad). La apertura hacia lo
transpersonal y holotrópico (sea conectándonos en servicio a otras personas
como aprendiendo que somos parte de un Cosmos multidimensional animado por la
Vida) debería ser parte de la educación transformadora.
Cada experiencia transpersonal tiene sus características
propias pero creo que cuando nos son sorprendentes o inesperadas tienden a
reubicarnos en un contexto más grande de lo que habíamos hasta entonces vivenciado
en relación a la visión del mundo que sostiene nuestra identidad personal. Toda
experiencia transpersonal tiende a ampliar nuestra capacidad de incluir más
aspectos de la realidad y a trascender el pensamiento reduccionista, dicotómico,
chato y “cosificador”.Las experiencias de altruismo y apertura hacia otras personas
y seres vivos pueden adquirir dimensiones transpersonales y transformarnos para
asomarnos fuera de nuestro “claustro egoico” (un reducido claustro egoico al
que frecuentemente nos limitamos de manera casi automática solo por haber
nacido con instintos biológicos de supervivencia y desconfianza propios para
limitarnos a un mundo físico sumamente denso).
Quizás mejoras en detectores electrónicos ya
interactuando leve pero consistentemente con realidades interdimensionales(http://atransc.org/)
así como la revelación tanto política como por cuenta propia de la presencia transdimensional
extraterrestre (www.exopolitics.org) contribuirán
a entender (como muchos de nuestros indígenas americanos no limitados por los
conceptos académicos de la modernidad) que los seres de otras realidades son
absolutamente simplemente existen y son parte de lo que el mundo moderno
prefiere no ver porque no se conforma a sus parámetros. Como investigadores
“descolonializándonos” y capaces de lidiar con la complejidad debemos ser
consecuentes y ligar este aspecto de la sabiduría ancestral con estos
importantes descubrimientos.
En “El Juego Cósmico” (Grof, 1998, pp. 259-260) el
psiquiatra Stanislav Grof escribe: “Los
problemas que tenemos por delante no son de naturaleza económico-tecnológica.
Los orígenes más profundos de la crisis global radican en la naturaleza de la
personalidad humana y reflejan el nivel de evolución de la conciencia de
nuestra especie. A causa de las fuerzas salvajes que se hallan dentro de nuestra
psique humana, una cantidad inimaginable de recursos está siendo despilfarrada
en la absurda carrera armamentística, en las luchas por el poder y en la
persecución del “crecimiento ilimitado”. Estos elementos de la naturaleza
humana también impiden una distribución más adecuada de la riqueza entre las
personas y las naciones, así como que se reorienten las preocupaciones
puramente económicas y políticas hacia las prioridades ecológicas, que son
esenciales para la supervivencia de la vida en este planeta.
Las negociaciones
diplomáticas, las medidas administrativas y legales, las sanciones económicas y
sociales, las intervenciones militares y otros esfuerzos similares han tenido
hasta ahora muy poco éxito. De hecho, a menudo han producido más problemas de
los que han resuelto. Cada vez es más obvio por qué no podían menos que
fracasar. Es imposible aliviar esta crisis aplicando estrategias enraizadas en
la misma ideología que la originó. En última instancia, la actual crisis global
es de naturaleza psicoespiritual. Por ello es difícil imaginar que pueda
resolverse sin una transformación radical interna de la humanidad y su ascenso
a un nivel superior de madurez emocional y de conciencia espiritual.
Considerando
el papel fundamental de la violencia y de la codicia en la historia humana, no
parece muy plausible la posibilidad de transformar la humanidad actual en una
especie de individuos capaces de vivir en coexistencia pacífica con sus
semejantes, con independencia de la raza, el color y las condiciones religiosas
o políticas, por no hablar de la convivencia con otras especies. Estamos
enfrentándonos al enorme desafío de imbuir en la humanidad profundos valores
éticos, sensibilidad a las necesidades de los demás, sencillez voluntaria y una
aguda conciencia de los imperativos ecológicos. A primera vista, esta tarea
parece ser demasiado utópica y un poco irrealista para ofrecer ninguna
esperanza real. Sin embargo, la situación no es tan desesperada como pueda
parecer.
Como
ya hemos visto, éste es el tipo de transformación que se produce exactamente a
través de un trabajo interno y sistemático con estados holotrópicos, ya sea
suscitados por la práctica de cualquier tipo de meditación, intensas formas de
terapia vivencial o un trabajo responsable y supervisado con sustancias
psicodélicas. También pueden observarse cambios similares en personas que
atraviesan crisis psicoespirituales espontáneas y tienen el privilegio de
contar con un buen sistema de apoyo y una guía sensible.
Así,
una estrategia de existencia que integre el trabajo profundo interno con una
acción inspirada en el mundo
externo podría convertirse en un factor importante
para resolver la crisis global, si fuera practicada a una escala bastante
amplia. La transformación interior y la evolución acelerada de la conciencia
harían aumentar significativamente nuestras oportunidades de supervivencia y de
llegar a una coexistencia pacífica. Yo he reunido y descrito sistemáticamente
las comprensiones profundas procedentes del estudio de los estados
holotrópicos, con la esperanza de que las personas que escojan este camino o
que ya lo estén recorriendo las encuentren útiles y eficaces durante su propio
recorrido.
Bibliografía
Grof, Stanislav. (1998). Barcelona: Kairós.
Piacenza, Giorgio.
(2009). “Integralism and Organicism”. http://www.integralworld.net/piacenza3.html
Piacenza, Giorgio.
(2010). “Bold reflections on Integral Theory: On Mysterious Objective Phenomena
that –like
Integral Theory- Challenge the reduction of Life to a form of
Materialist Determinism”. http://www.integralworld.net/piacenza8.html
Wilber, Ken (1995).
Sex, Ecology, Spirituality: The Spirit of Evolution. Boston: Shambhala
Wilber, Ken (1995).
Integral Spirituality. Boston: Integral Books.
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