¿Existe evidencia “científica” de la presencia extraterrestre? ¿Cómo se
puede pensar acerca de esta posibilidad y-o realidad de manera racional? ¿Qué
dice “la ciencia”? ¿Qué dicen los científicos?
La “Ciencia” en si no dice nada. Los científicos tienen diversas
posiciones y actitudes, a veces más “científicas” y objetivas y a veces menos.
Lo que ya es racionalmente innegable es que ya existen suficientes evidencias
para considerar la posibilidad de una presencia extraterrestre muy en serio.
La “Ciencia” moderna es un método o pautas a seguir dentro de un marco
de premisas metafísicas útiles para descubrir cómo funciona la realidad
objetiva que – dentro de una física clásica - se entiende como hecha de
patrones estables y resistente a ser modificada a través de una conexión
interior con la mente.
También sigue una serie de interacciones externas obedeciendo a un rango
de causas de manera lineal.
Los métodos y premisas sirven para producir aproximaciones. Lo que se
busca es una aproximación progresivamente mejor a patrones a partir de los
cuales se infieren “leyes” universalmente aplicables. Sin embargo existe un
porcentaje de eventos dentro del fenómeno OVNI que se resiste a ser entendido
dentro de parámetros ampliamente aceptados u ortodoxos y, desde el inicio de lo
que podríamos llamar “la Era Moderna de la Fenomenología OVNI” (probablemente
empezando en 1947 con el llamado “caso Roswell”), ha existido un factor
síquico inextricable en relación a la mayoría de las supuestas o reales
experiencias de contacto. Además, los factores culturales y socio-políticos han
sido igualmente cruciales para determinar cómo nos relacionamos colectiva e
individualmente con el tema.
En otras palabras, las vivencias subjetivas o interiores en relación a
lo objetivo-exterior parecen indicarnos que el método científico tradicional no
se ajusta a una realidad que se muestra más cuántica que clásica inclusive a
nivel macroscópico. De alguna forma la conciencia y las mediciones que
realizamos determinan qué probabilidades se vuelven concretas en el mundo de la
experiencia clásica o dentro de patrones clásicos como la necesidad de la
distancia y de la secuencia temporal en la linealidad causal, de la segunda ley
de la termodinámica y de la inercia.
Desde los inicios (luego del evento Roswell y el avistamiento de Kenneth
Arnold cuando volaba cerca del Monte Rainier), la investigación ovnilógica (o
ufológica como incorrectamente suele llamársele aceptando el americanismo) se
dividió en una corriente “cientifista” y una corriente “contactista”, de corte
y aceptación más popular. Puesto que el mundo incluye todos los aspectos
síquicos, sicológicos, culturales amén de lo físico y lo sistémico (o inter
objetivo) se generan dos aproximaciones al mundo artificialmente escindidas. La
primera se basaba en evidencias físicas y su análisis principalmente dentro de
parámetros físicos “clásicos” o tradicionales y la segunda se apoyaba más en lo
que podríamos “evidencias hermenéuticas,” de acuerdo mutuo o resonancia
intersubjetiva bajo un marco de “sentido común”. La primera daba mucha
credibilidad a las evidencias tangibles y a las teorías o modelos clásicamente
demostrados y la segunda a las evidencias testimoniales. A pesar de esto, un
tipo de metodología incluía en algún grado a la otra pero el resultado general
fue separar la “ovnilogía” en dos tendencias: la de los primariamente
escépticos del tema espiritual, contactista e interdimensional y la de los primariamente
creyentes.
Hay que aclarar muchas cosas, muchas pobrezas del entendimiento.
1) Porque algunas anomalías se pueden
explicar prosaicamente no significa que esa explicación sea
necesariamente la correcta. Se tiende a creer en esto porque se sigue el
consejo de William Occam quien dijo que la explicación más sencilla o la que
produce menos explicaciones alternativas es la preferible. Pero hay que
recordar que este es un consejo y no una ley a tomarse a pie juntillas.
2) La ciencia primero está representada por
quien pone en práctica sus pautas. La evidencia “científica” puede existir pero
muchos científicos graduados o acreditados prefieren no involucrarse por la
razón del temor al ostracismo social y sus consecuencias. Para
otros es más fácil seguir perteneciendo al grupo de la credibilidad y desdeñar
sin realmente estudiar las mejores evidencias. Muchos científicos
graduados temen tratar con anomalías que se refieran a lo paranormal, lo
psíquico, los efectos cuánticos a nivel macro. Principalmente lo hacen porque contradicen
su sentido de auto identidad basado en una sociedad formada en base a un
realismo clásico y porque temen el ridículo y desprestigio.
3) Pero sí hay evidencias científicas. Lo
que no hay es un amplio consenso sobre los aspectos más “anómalos” del fenómeno
OVNI en relación a la presencia extraterrestre.
4) “La ciencia” no es una personalidad que
se pronuncie como una unidad a favor o en contra de una explicación. Se debate,
se tienen algunos grados de consenso y generalmente en base a anomalías y
sorpresas se modifican las teorías que gradualmente se corrigen y amplían.
5) Un porcentaje de eventos desconocidos
“unknowns” (por ejemplo los porcentajes no explicados en el Proyecto Libro
Azul) no es igual a decir que eran naves extraterrestres. OVNIS no explicados y
naves extraterrestres no son lo mismo.
Cuando hay casuística OVNI primero se investiga si hay explicaciones
convencionales inmediatas. Luego de claramente hallar fenómenos y objetos que
evidentemente explican la mayoría de los OVNIs puede quedar un porcentaje aún
“no explicado” o “desconocido”. Dentro de este porcentaje no todo es
necesariamente de origen “extraterrestre” pero una parte podría quizás serlo.
El peligro es querer descartar la hipótesis extraterrestre para pretender
seguir siendo “científicos”. Siempre hay que asignar un valor a esta
posibilidad que en algunos casos, aun luego de añadir explicaciones
convencionales alternativas (erróneamente interpretando la recomendación de
William Occam y su “Navaja de Occam”) pueden quedar un porcentaje de casos cuya
mejor explicación racional sea la hipótesis extraterrestre.
Cuando un piloto serio y 1800 personas sobre una base de la fuerza
aérea ven de día unos 40 minutos de maniobras de combate e interceptación a un
objeto que esquiva y maniobra y al que luego de dispararle, se le impacta y
absorbe el grueso calibre de un obús, ¿puede una explicación netamente
sicológica o asumir que todos tienen que haber visto un fenómeno
convencional mal interpretado ser una posición “científica” solo porque ya se
determina de antemano que es “imposible” que seres extraterrestres (aun con una
tecnología superior) lleguen a la Tierra?
Se podría decir que hasta ahora la mayoría de la gente en las sociedades
solo maneja una forma fantástica de interpretar estos hechos (como de película,
aventura y emoción) y una forma basada en la negación y el rechazo a la
investigación pretendiendo tener una actitud “científica” pero ignorando o
censurando muchos datos objetivos y las investigaciones serias. Bajo esta
última perspectiva quien dice tener contactos debe ser un charlatán o un
alucinado.
Entre los científicos que se han arriesgado a intervenir en el tema OVNI
y a emitir opinión, hay un RANGO de actitudes respecto a lo
que algunas de las anomalías más desconocidas o inexplicadas podrían ser.
Aunque todo lo “OVNI” no es sinónimo de “nave extraterrestre”, ese porcentaje
que sí podría serlo debería ser manejado con naturalidad y objetividad y sin
prejuicios extremos. Para empezar, el asumir que una fracción de los
fenómenos aéreos anómalos pueden ser mejor explicados bajo la hipótesis
extraterrestre (y-o transdimensional) no es algo “irracional”. Lo “irracional”
es no considerarlo así. Pero ¿por qué es tan difícil tratar estos temas
racionalmente?
Primero que nada ese aspecto del fenómeno por el cual la hipótesis
extraterrestre es la mejor propuesta representa un reformulamiento cardinal de
nuestros supuestos epistemológicos y metafísicos…de nuestra experiencia basada
en sentidos físicos que nos revelan un mundo “clásico”, de cómo normalmente
interpretamos la “realidad” primariamente a través de una experiencia lineal,
localmente conectada a través de causas exteriores a nivel macroscópico y sin
una dependencia inextricable de factores síquicos. Esta fracción de los eventos
OVNI además representan un cuestionamiento de las bases de la civilización
moderna puesto que anomalías que muestran un comportamiento no clásico o
físicamente inusual se acumulan dentro de una gama de evidencias que también se
muestran de manera objetiva. Si los promotores de la cultura científica y del
pensamiento moderno defienden la objetividad pero prefieren ridiculizar estos
eventos sin conocer las evidencias a fondo entran en una contradicción:
pretenden ser objetivos y prefieren ignorar las evidencias. Cuidan el orden
social pero niegan el buen uso de la objetividad que es un fundamento formal de
ese orden social.
Como decía antes, hay una gama de posiciones entre los científicos que
quieren hablar sobre el tema. De un lado tenemos a los dogmáticamente
incrédulos como Donald Menzel y Edward Condon que tienden a descartar todo lo
que pueden incluyendo buenas evidencias de antemano; tenemos a los neutros como
Carl Sagan quizás inclinándose a la posibilidad que una interacción podría
haber ocurrido en el pasado (hay una teoría de una señal dejada en el pasado
que podría activarse en el futuro) ; tenemos a los que quizás comenzaron muy
escépticos como el astrónomo J. Allen Hynek, el físico y meteorólogo James
McDonald y el físico emérito Peter Sturrock pero que al considerar la evidencia
terminaron admitiendo que los OVNIS son un tema que merece investigación
hasta que probablemente estamos siendo visitados por seres con una tecnología
más avanzada o que al menos habría que considerar esta posibilidad. Finalmente
tenemos a creyentes firmes en favor de la hipótesis ET, como el físico nuclear
Stanton Friedman, al físico óptico Bruce Mc Cabee, al físico y astronauta Edgar
Mitchell y al sicólogo experimental de la NASA Richard Haines quienes
claramente han investigado los pro y los contra de manera objetiva y ahora se
inclinan en favor que existe una presencia extraterrestre actual.
La suposición de algunos científicos que podrían ser clasificados como
“religiosamente escépticos” es que un porcentaje de reportes de OVNIS no solo
corresponden a errores de identificación y eventos naturales inusuales sino a
la ignorancia, el estado emocional y problemas sicológicos. Mientras algunos de
los reportes pueden ser clasificados de esta naturaleza existen muchos que se
basan en testigos muy creíbles, con un pasado militar o en posiciones de
responsabilidad ante la comunidad. El DISCLOSURE PROJECT reúne a un buen número
de estos últimos (probablemente unos 500), muchos de los cuales están
dispuestos a testificar ante el congreso de los Estados Unidos acerca de sus
experiencias y de lo que saben sobre el encubrimiento. http://www.disclosureproject.org/
Entonces, ¿quién realmente representa a “la ciencia”? y ¿qué dice “la
ciencia”? Y me pregunto si para realmente ser “científicos” ¿debemos atenernos
a declaraciones dentro de asociaciones científicas y universidades donde
generalmente se prefiere no tratar el tema o debemos pensar con objetividad
sopesando cuidadosamente los pros y los contras de la evidencia? ¿Debemos
simplemente esperar a que se pronuncien desde las grandes instituciones
formales de la modernidad o debemos atenernos a las investigaciones y las
experiencias de millones civiles que – aunque no han sido entrenados con el
método científico – en muchas ocasiones sí pueden observar y reportar con
suficiente objetividad? Acaso sus declaraciones (individuales y grupales), sus
fotografías (desde principios del Siglo XX) y sus filmaciones acumuladas
longitudinalmente a lo largo de muchas décadas no deben ser consideradas
válidas?
Hay veces en que seguir la recomendación de Occam (la “navaja de Occam”)
de no multiplicar explicaciones y más bien optar por la más sencilla
(generalmente entendida como convencional en el caso de OVNIS que no pueden
explicarse fácilmente) es adoptada a la inversa: En algunos casos la
explicación más sencilla sería la hipótesis extraterrestre y la que multiplica
explicaciones y elucubraciones para no considerar esa hipótesis sería lo que no
habría recomendado Occam.
En mi estimación una posición científica o de “la ciencia” no siempre
necesita ser refrendada por asociaciones de científicos. Menos aún hoy en día
en que se compite tanto por fondos o subvenciones y se obliga a los científicos
a publicar trabajos constantemente compitiendo con sus colegas por
reconocimiento y credibilidad por lo que no pueden generar dudas tratando temas
tan controversiales.
¿Qué podemos hacer? Si solo un elemento de evidencia obtenido en los
últimos 70 años aproximadamente fuese de origen extraterrestre (aunque sea
demasiado controversial y extraordinaria y fácil pero irresponsable e
irracionalmente ridiculizable) ¿pasarán otros 70 años de expectativas para que
estos asuntos se tomen en serio?
Quizás la revelación de la presencia extraterrestre principalmente quede
en manos de ciudadanos con más libertad para actuar alrededor del mundo;
ciudadanos aun interesados en la verdad; y ¿por qué no? en experiencias de
contacto más verificables, más obvias y casi o totalmente innegables. O quizás
eventualmente las investigaciones oficiales llevadas a cabo en países cuya
población aparentemente cuenta con una mayor flexibilidad mental para renovar
sus bases conceptuales podrían generar resultados altamente inusuales y decir
las cosas como son. En otras palabras, quizás ya nos estamos acercando al
momento de superar la barrera del ridículo ante lo extraño que culturalmente es
relegado a la fantasía y generar evidencias decisivas.
En la página de CUFOS leemos: “El estudio del
fenómeno OVNI no debería involucrar el problema de la creencia. Los ufólogos
serios no están tratando de lograr que la gente crea en los OVNIS, están
tratando de demostrar que el fenómeno OVNI –sea lo que sea – merece un estudio
científico serio. Un problema que los ufólogos enfrentan frecuentemente es la
ignorancia sobre el tema. Aún los escépticos bien educados – a menudo profesores
universitarios – no tienen conciencia de la evidencia de OVNIS, de la
literatura sobre el tema, la historia de cómo el gobierno ha estado involucrado
y las investigaciones civiles, y los detalles de los casos más
significativos. De hecho, los ufólogos
serios son a menudo los mejores escépticos; ellos poseen un conocimiento más
grande de los pros y contras de estudiar los OVNIS que los mismos detractores.
Los escépticos frecuentemente argumentan en contra
del estudio de OVNIS basados en suposiciones no relacionadas con la evidencia.
Ellos asumen que seres de otros planetas no visitarían la Tierra en cantidades
tan grandes como las que los avistamientos de OVNIS sugieren o que la gente ve
OVNIS debido a alguna necesidad religiosa o emocional. Por el hecho de que los
científicos no estudian a los OVNIS usted puede asumir que la evidencia es
escasa. En términos prácticos, los científicos estudian generalmente tópicos
que son aceptables académicamente de los cuales se posee abundante información
y pueden atraer fondos del gobierno y recursos privados.
Para aquellos que se mantienen escépticos al valor
de la investigación OVNI he aquí algunas sugerencias:
· Lea
la literatura de OVNIS seria y relevante.
· Averigüe
sobre los investigadores OVNI y sobre las organizaciones de investigación.
· Conozca
los hechos detrás del fenómeno.
· Estudie
la información y no confunda hechos con especulación.
· Examine
los métodos de investigación y los argumentos de los escépticos.
Recuerde que el escepticismo serio requiere de un entendimiento
de la información, la investigación científica y social relevante y la historia
del misterio OVNI a todo lo ancho del mundo”.
Debido a lo extraño de algunos aspectos del fenómeno
OVNI no existe una admisión generalizada de evidencias en favor de la
posibilidad de una presencia extraterrestre que sea admitida por una mayoría de
científicos trabajando en universidades de prestigio internacional, en
asociaciones científicas reconocidas o en la literatura de revistas muy
formales como “Science”. Popularmente, esto da la impresión de que “la ciencia”
o los científicos estuvieran de acuerdo en que no hay evidencias, datos o
indicios para considerar el estudio de la fenomenología en serio. Sin embargo,
sociológicamente hablando, casi siempre hay una reticencia en adoptar nuevos
paradigmas y visiones del mundo.
Innumerables veces los científicos se han equivocado
cuando han tenido que cambiar los paradigmas con los que operan dentro de sus acuerdos
intersubjetivos explícitos e implícitos. Muchas veces han cambiado por
descubrimientos accidentales. No es de extrañarse que ante un tema que
modificaría no solo paradigmas sino premisas metafísicas aún más fundamentales y
hasta un sentido de la realidad de naturaleza pre-verbal exista tanta
incomodidad. Sin embargo, creo que la verdad ser ignorada indefinidamente y que
debido a la gran acumulación de diversos tipos de evidencias (físicas,
fotográficas, testimoniales, documentarias) podría darse un gran cambio que
implicaría un gradual o relativamente acelerado replanteamiento de nuestros
fundamentos culturales.
Entre los 40 testigos que se presentaron ante el “Citizen’s
Hearing on Disclosure” (La Audiencia Ciudadana para la Revelación) de abril del
2013 (evento que ocurrió con una relativa escasa concurrencia de la prensa y del
público) en el National Press Club en Washington, DC (bajo la organización de
Stephen Bassett de Paradigm Research Group) declararon ex agentes de la CIA,
policías, militares que custodiaban bases militares, científicos, astronautas,
pilotos comerciales y militares. La sinceridad y seriedad de los declarantes
fue notable pero esta audiencia no ocurrió en el Congreso.
En el Congreso de los Estados Unidos sí se dieron
anteriormente dos audiencia sobre el fenómeno OVNI. Una ocurrió en julio de
1968 cuando doce científicos testimoniaron sobre sus investigaciones. Uno de
ellos fue James McDonald quien había estudiado 500 casos y presentó los mejores
41 que presentaban avistamientos por múltiples testigos y por meteorólogos,
pilotos, astrónomos, a veces en combinación con visualizaciones de radar.
McDonald también reportó casos con evidencias físicas luego que objetos
anómalos aterrizaran.
Otro científico fue James Harder, profesor emérito
fe ingeniería quien opinó que en algunos casos OVNI ciertos artefactos
mostraban un probable tipo de propulsión alternativo muy avanzado. Otro
declarante fue el sociólogo Robert Hall quien opinó que muchos de los casos no
podían atribuirse a histeria colectiva.
En otra ocasión el 30% de los casos de los 117 casos
estudiados por la un equipo en Universidad de Colorado que ofreció sus
conclusiones reportándolas a la Fuerza Aérea Estadounidense por medio de la
comisión dirigida por el Dr. Edward Condon no pudieron ser explicados y sin
embargo la anti científica conclusión de esta comisión negaba la importancia de
los OVNIS. Esto fue cuestionado por varios científicos pero le dio una excusa a
muchos otros y a la Fuerza Aérea para oficialmente restar importancia a
continuar investigando. Fue un alivio sicológico para muchos y un desastre
desde el punto de vista de la verdad.
En años recientes el cirujano podiatra el Dr. Roger
Leir extrajeron e hicieron analizar supuestos implantes alienígenas y los
resultados fueron los siguientes:
Centro metálico (principalmente de hierro, carbono, oxígeno) rodeado de
capa orgánica dura y aceitosa que aparentemente evita el rechazo o la respuesta
inflamatoria. No hay señales del puerto de entrada o cicatrices en la piel. Se
verificaron nanotubos de carbono hexagonales de una sola pared dispersos por el
material. Producción de ondas EM en frecuencias de 1.2 Ghz; 110, 137, 17 Mhz, y
8Hz mientras se hallan dentro del cuerpo humano. Presencia de isótopos de
hierro meteórico que no ocurren naturalmente en la Tierra. No emiten
radiactividad o radiación ionizante. Se hallaron cristales de cloruro de sodio
ortorrómbico rectangulares y presencia de campos magnéticos superiores a 10
Mili gauss. Se detectaron fibras que se conectan a nervios propiocépticos. Hay
presencia de elementos raros como iridio.
Estos objetos fueron analizados en Los Álamos National Labs, Universidad
de California en San Diego, Laboratorios metalúrgicos SEAL, Universidad
Tecnológica de Nuevo Méjico, Universidad de Toronto. Alguna información se
puede hallar en http://www.alienscalpel.com/research
La
necesidad de establecer un estudio internacional sobre el fenómeno OVNI ya
quedó establecido en la resolución de las Naciones Unidas UN 33/426 de 1978.
Los méritos científicos para establecer este estudios desde la ONU fueron
establecidos por una comisión en la que participaron investigadores serios del fenómeno
OVNI como Jacques Valleé. El problema es que no se implementó.
El
problema no es la falta de evidencias serias que sugieran la presencia
extraterrestre sino una actitud en contra de esta posibilidad especialmente entre
muchas personas ligadas a estamentos formales fundamentados en una racionalidad
clásica. Sin embargo las evidencias siguen creciendo y entender las
implicancias de una real o probable presencia extraterrestre representada por
ese pequeño porcentaje de avistamientos de objetos aéreos anómalos es en parte
tarea de la emergente disciplina de la Exopolítica sobre la cual he escrito en
otros ensayos. Se requiere evaluar muchos factores aceptando muchas
posibilidades con amplitud de criterio. También se requiere manejar mucha
información.
Para
progresar en este campo no solo hay que continuar reportando más estadísticas
que incluyan algunos eventos OVNI “inexplicados” debido a la resistencia dentro
de muchas autoridades políticas, culturales, científicas de quienes trabajan en
grandes instituciones, debido al fanatismo en pro y en contra hay que dar un
paso mucho más original para la verificación colectiva de la presencia
extraterrestre, posiblemente a través de contactos filmados con la presencia de
múltiples testigos, autoridades y detecciones con sensores electrónicos.
En
conclusión, sí existe evidencia científica de la presencia extraterrestres pero
nuestra relación ante ella es ambigua. No es cuestión de rechazarla
irracionalmente. Tampoco es cuestión de creer en casos o en mensajes
transmitidos a través de contactados sin analizar comparativamente, sin constatar
evidencias o perdiendo la objetividad. Hay irracionalidad en los creyentes en
los contactos con extraterrestres así como en los no creyentes extremos. Frecuentemente
hay una dicotomía o manera de pensar diametralmente opuesta. La nueva
mentalidad que se requiere depende de una integración ordenada de ideas y
evidencias. Esto demanda nuevos modelos de integración de los aspectos
objetivos, subjetivos, sociales, culturales, síquicos y multidimensionales de
la existencia.
La
Teoría Integral de Ken Wilber, el Pensamiento Complejo de Edgar Morin, el
revaluar aspectos de las sabidurías ancestrales así como la transdisciplinariedad
(por ejemplo la propuesta por Nicolescu) nos pueden llevar a ampliar nuestra
forma de pensar el mundo sin aferrarnos a límites o separaciones excesivas.
Para entender mejor el fenómeno OVNI sin fanatismos es cuestión de explorar
todos sus aspectos con cuidado de manera integral y realizar evaluaciones con
la mayor objetividad posible.
El
tema es complejo y delicado y requiere manejar mucha información para analizar
en el contexto adecuado y poder asociar y contrastar de manera analítica también
adecuada. El tema OVNI, especialmente los aspectos que claramente sugieren una
presencia extraterrestre, produce reacciones intensas en favor y en contra. Por
un lado ineluctablemente se le asocia a lo fantástico y a lo risible y si se le
toma enserio cuestiona premisas metafísicas implícitas y generalmente no
cuestionadas de manera consciente. Tiende a cuestionar a un sentido realista y
materialista de las cosas y quienes reportan
o informan al público tienden a no entenderlo fuera de explicaciones
cliché dentro del imaginario público. El tema genera temores o entusiasmos
probablemente infundados así como una necesidad de simplificarlo en respuestas
fáciles y polarizadas. Sin embargo es necesario estudiarlo objetivamente y con
amplitud de criterio, un criterio que incluya no solo los aspectos objetivos y
evidenciales sino los sicológicos, culturales y sociales sin obviar los
aspectos psíquicos y espirituales ligados a una posible conexión “no local” o instantánea
a través de la consciencia. El resultado sería una ciencia mucho más amplia y
completa asociada a una transformación cultural a nivel planetario.
Algunas
Fuentes de Información Objetivas y Serias
www.ufoevidence.org
(mucha información con estudios serios
y records históricos).
http://www.cufos.org/FAQ_Spanish_P2.html#theory
(Organización compuesta por científicos, académicos y voluntarios fundada por
J. Allen Hynek).
http://www.disclosureproject.org/ (Múltiples testigos de alto nivel, muchos de
los cuales trabajaron para el gobierno y atestiguaron OVNIS y eventos
relacionados).
http://ufosontherecord.com/leslie-kean/ (La periodista de investigación Leslie Kean
toma declaraciones de generales, pilotos y oficiales del gobierno acerca del
tema OVNI).
Michael E. Salla (2010). "Exposición de las Políticas del Gobierno USA Sobre la Vida Extraterrestre, Kealakekua: www.exopoliticsinstitute.org
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